Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

gaza
© HISPANTV
Los palestinos de Gaza están empezando a despertar de la conmoción de los bombardeos de 51 días de la masacre del Ramadán que perpetró Israel, dejando más de 2.131 palestinos muertos (de los cuales más de 500 eran niños), más de 10.000 heridos (más de la mitad de los cuales se estima que queden permanentemente discapacitados) y decenas de casas y negocios demolidos. La realidad es más sombría que nunca. Ninguna de las razones subyacentes por las cuales Gaza explotó en un baño de sangre ha cambiado. La clausura de los pasos a Israel y Egipto continúan. Sin embargo, un producto se está abriendo camino libremente a través de la frontera hacia Israel. En realidad, este producto fluye sin ser detectado por los todopoderosos militares israelíes y rueda rauda hacia arriba a las costas de Tel Aviv. El producto es la mierda palestina, o más exactamente, para mantener la parcialidad de los medios de la época, mierda terrorista palestina.

Nosotros, los palestinos, no tenemos sentimiento de amor hacia los israelíes que se relajan en las playas de Tel Aviv. Muchos de estos israelíes no tienen ningún problema en ser profesionales de alta tecnología por la mañana, arrojarse luego sobre su uniforme militar y participar por la tarde en la transformación de Gaza en un infierno en la tierra y después ir a darse un baño relajante con la familia en las orillas del mar en Tel Aviv por la noche. Sin embargo, aconsejamos a los israelíes, y a todos los turistas en Israel para el caso, que por favor dejen de nadar en nuestra mierda. Esta práctica no sólo es insalubre para ustedes y sus hijos, sino que nos está matando, literalmente y en sentido figurado.

En un nuevo informe político hecho por Al-Shabaka, la Red de Políticas de Palestina titulado "Secar a Palestina": Guerra sistémica de Israel por el agua, Muna Dajani escribe desde Jerusalén el daño que consecutivos agresiones militares israelíes han hecho a los sistemas de agua de Gaza:
"El 95% del agua que los palestinos de Gaza han estado consumiendo durante décadas se ha demostrado que no es adecuada para el consumo humano. La escasez de electricidad que ha durado casi una década impuso una capacidad limitada de tratamiento del agua y por lo tanto la disponibilidad de agua a los hogares así como el aumento de la descarga de aguas residuales sin tratamiento al mar. Incluso antes del ataque a Gaza del verano, 90 millones de litros de aguas residuales sin tratar o parcialmente tratadas estaban siendo desechadas y así lo hacen en el mar [Mediterráneo] cada día debido a la insuficiencia de las instalaciones de tratamiento".
Mientras el Gobierno de Israel mantiene un cierre total en la Franja de Gaza, no hay ninguna posibilidad de que la electricidad necesaria para hacer funcionar las redes de agua y alcantarillado se ponga pronto en funcionamiento.

En su informe de política, Dajani también describe la guerra del agua que se libra en la Ribera Occidental. Señala:
Según la coalición establecida en Palestina, Emergencia de Agua, Saneamiento e Higiene para Palestina (EWASH siglas en inglés) , entre 2009 y 2011 se demolieron 173 diferentes sistemas de agua, saneamiento, infraestructura e higiene, incluyendo la confiscación de camiones cisterna, que se utilizan como medida de emergencia cuando se prohíbe el acceso al agua. Más allá de que el ejército israelí tiene como objetivo atacar la infraestructura de la zona C [62% de Cisjordania], también los residentes de los asentamientos ilegales sólo para judíos llevaron a cabo actos de vandalismo y destrucción específicamente en las fuentes de agua palestinas y con frecuencia también en manantiales naturales que sirven para recreación. Con buen entendimiento, se puede ver que los colonos actúan en consonancia con la política israelí que se focaliza claramente en la destrucción de los recursos hídricos como un método aceptable de la guerra.
El daño causado tiene efectos a largo plazo, como Dajani continúa escribiendo:
Muchas comunidades [palestinas] dependen de las fuentes de agua básicas tales como pozos, manantiales y cisternas para satisfacer sus necesidades. Muchas veces esta infraestructura se construyó hace décadas, cuando no milenios, y está en malas condiciones, con necesidad de reparación. Cientos de comunidades en Cisjordania con estas condiciones sufren daños deliberados y la destrucción de fuentes de agua. Cisternas de agua de lluvia, pozos, sistemas de riego y redes de agua construidos en la época prerromana han sido blanco de las fuerzas militares israelíes. Los efectos de la destrucción de la infraestructura de agua no se limitan a las enfermedades, la falta de condiciones básicas para la vida, la pérdida de ingresos o las oportunidades de desarrollo. A largo plazo, el hecho de que Israel haya tomado como objetivo destruir la infraestructura del agua, también influirá profundamente en la relación que los palestinos tienen con su tierra. Al privar a los agricultores de agua los llevan a abandonar sus tierras. Negar el acceso a los pastores a las antiguas cisternas corta formas de vida tradicionales y agota los ricos recursos naturales de los pueblos, privándolos de los trabajos, familias y tradiciones.
Teniendo en cuenta que la economía palestina de hoy es una economía impulsada por los donantes, Dajani está en lo cierto cuando se dirige en la declaración de más abajo a los donantes en un intento de poner fin a esta agresión israelí contra nuestro sistema de agua. Hasta que los fondos de donantes reviertan su tendencia política de aquiescencia con la ocupación israelí y asuman los derechos legales de las poblaciones indígenas como parte de su mandato de intervención, nada va a cambiar.
La intervención de los donantes en el campo del agua debe ir desde el suministro de soluciones temporales para ejercer presión política activa sobre Israel para que sus fuerzas militares abandonen su destrucción estratégica de la infraestructura hidráulica. El dinero podría entonces invertirse en el desarrollo a largo plazo de la infraestructura que empodere políticamente a las comunidades palestinas en las bases, asegure el acceso al agua limpia y permita el desarrollo económico de los sectores industriales y agrícolas. Si los palestinos y la comunidad de donantes pudieran estar seguros de que la infraestructura es inmune a los ataques israelíes, la orientación se transformaría en una política que no deje a los palestinos en la estacada.
La mayor parte de los judíos israelíes prefieren ignorar cualquier cosa relacionada con los palestinos; para ellos somos invisibles. Desde la fundación del Estado de Israel, la política ha sido clara: desarraigar a la población palestina utilizando todos los medios posibles, legales e ilegales, destruir los pueblos palestinos en un intento de borrar el crimen, eliminar cualquier huella como los nombres de ciudades y calles, en una política que el Gobierno de Israel hace mucho tiempo ha identificado como judaización del país.

Lamentablemente, este conflicto no terminará pronto. Mientras tanto, israelíes, por favor informen a sus hijos de que no traguen el agua del mar.

Sam Bahour es un consultor de negocios palestino-estadounidenses en Ramala y sirve como asesor Al-Shabaka, the Palestinian Policy Network . Su blog es ePalestine.com