Se llamaba Francisco Javier Soria y su muerte en acto de servicio inscribe su nombre en el número 13 de la lista de militares españoles que se han dejado la vida en el marco de la misión de la Fuerza Provisional de Naciones Unidas para el Líbano (FPNUL).
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Francisco Javier Soria
Pese a lo que su nombre indica, a FPNUL se le puede considerar de todo menos provisional. Nada menos que desde 1978 lleva en marcha este esfuerzo multinacional por estabilizar la convulsa frontera entre Israel y el Líbano, un esfuerzo al que España contribuye con 526 efectivos. Desde la triste jornada de ayer, 525.

En aquel ya lejano 1978, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas emitía sus resoluciones 425 y 426 y aprobaba el envío de cascos azules al que había sido un frente más del conflicto árabe-israelí. Desde comienzos de la década de 1970, el territorio libanés se convirtió en la plataforma desde la que activistas palestinos lanzaban acciones de comando contra objetivos israelíes. Tras años de agresiones y de sus consiguientes respuestas, Israel terminó por invadir el Líbano, catalogado por fuentes de la inteligencia israelí a las que tuvo acceso ABC como «un estado fallido».

FPNUL nació con el cometido, recogido en las resoluciones, de «confirmar la retirada de Israel del sur del Líbano» y «restaurar la paz y la seguridad internacional». Nada menos.


Comentario: Ni ha conseguido lo uno ni lo otro. La paz no ha sido restaurada en el Líbano e Israel, no sólo no se ha retirado, sino que continúa atacando sin miramientos, sin tomar las medidas adecuadas para no matar a personas inocentes.


En el año 2006, milicianos de Hizbolá, la poderosa milicia antisionista que controla gran parte del Líbano con apoyo económico y militar de Irán, llevaron a cabo una incursión sobre territorio israelí. Mataron a ocho soldados judíos y capturaron a otros dos en una acción que incendió de nuevo este conflicto latente. Es aquí cuando entra en acción España. La resolución 1701 de ese mismo año ampliaba el mandato de FPNUL e incrementaba sus efectivos. En una iniciativa compartida con Francia e Italia, dos de sus principales socios europeos, Madrid se comprometía decididamente con la misión de paz de Naciones Unidas.

El 8 de septiembre, el Gobierno, presidido entonces por José Luis Rodríguez Zapatero, decidía la participación de las Fuerzas Armadas españolas, con un tope máximo de 1.100 militares, una decisión en la que debió de pesar la disponibilidad de fuerza derivada de la retirada de Irak, llevada a cabo unilateral y repentinamente nada más alcanzar el líder socialista el poder en la primavera de 2004.


Comentario: ¿Repentinamente? Fue una de sus promesas electorales (bastante populista porque retiro las tropas de Irak, pero las llevó a otras zonas de Oriente Medio), al menos cumplió su promesa. Quizá esto sea lo que sorprenda a ABC, que se cumplan las promesas electorales, dado que es un periódico acostumbrado a defender y apoyar a partidos que nunca se preocupan de cumplir con sus promesas electorales, ni se justifica por no hacerlo.


Desde entonces, los efectivos españoles han venido desarrollando su labor en un escenario que, según los informes del Estado Mayor de la Defensa, vive en una «calma tensa» A día de hoy, el mando de la misión lo ostenta el general italiano Luciano Portolano y el país de los 36 que participan que más hombres tiene desplegados sobre el terreno es Indonesia, con cerca de 1.300.

La difícil operación Libre Hidalgo

Los hombres y mujeres del Ejército español se afanan en proteger a la población local, garantizar la seguridad y libertad de movimientos de los trabajadores humanitarios y de Naciones Unidas, asistir al Ejército libanés en su objetivo de controlar efectivamente el territorio y mantener el área libre de elementos irregulares armados. Este último punto es el más difícil, dado el arraigo y presencia en la zona de Hizbolá, que según denuncian fuentes militares israelíes, coarta el acceso a sus feudos a las tropas de FPNUL. Verdad o no, nada del explosivo tablero al que el cabo Soria y sus compañeros fueron destinados puede entenderse sin tener en cuenta la guerra en Siria, cuya venenosa influencia atiza los odios sectarios en el Líbano y agrava la complejidad del históricamente mal avenido Oriente Próximo. Allí, en Siria, Hizbolá combate en defensa del régimen de Bachar el Asad y de las rutas que la conectan con Teherán, por las que recibe el grueso de su dinero y armamento.


Comentario: Bueno, bueno, se han lucido con este análisis sesgado de causas... mucho podríamos cuestionar aquí, pero si en algo estamos de acuerdo con ABC es en "la complejidad del históricamente mal avenido Oriente Próximo." La cuestión importante es por qué llevamos siglos de conflicto en Oriente Medio. ¿Quiénes son los responsables? Culpar a Siria de este complejo conflicto, nos parece muy poco serio, ya que, aunque las acusaciones de ABC fueran ciertas, están sacando del análisis otras fuerzas mucho más poderosas que la pequeña Siria e importantísimas para entender el caos en Oriente Medio.


Así, la Operación Libre Hidalgo, como denomina Defensa al operativo español, constituye una suerte de más difícil todavía que ha despertado voces críticas entre periodistas especializados y ha tenido costes tan dolorosos como la vida del cabo Soria o las de los seis soldados, tres de ellos de nacionalidad colombiana, que perecieron en el verano de 2007 al explotar una bomba al paso de su blindado.
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© AFPUn soldado grita tras el ataque sufrido por un blindado español en junio de 2007
Es en la zona oriental donde el día a día de los hombres y mujeres de la insignia rojigualda es más peligroso. Allí se ubican las Granjas de Chebaa, terreno en disputa y en el que confluyen las conflictivas fronteras de Israel, Siria y Líbano. En las entrañas de este avispero, en Ghayar, han montado los españoles un puesto avanzado al que había sido recientemente enviado Francisco Javier Soria. Desde instalaciones como esta las tropas españolas llevan a cabo, según informa Defensa, además de su delicada tarea principal, labores como talleres de enseñanza del castellano o consultas veterinarias gratuitas, especialmente valoradas por una población local que suele tener en los animales de carga y tiro su principal fuente de sustento.

Las 5 razones para retirarse del Líbano (cuanto antes) por Esteban Villarejo

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CONTEXTO: Tras la guerra entre Israel e Hizbolá en el verano de 2006, el Consejo de Seguridad de la ONU decidió incrementar la misión UNIFIL, que data del año 1978. España, con José Antonio Alonso como ministro, se comprometió desde el principio con un millar de efectivos. Parecía ser la contrapartida de Zapatero a la comunidad internacional por la abrupta salida de Irak. Era todavía época de "boom" económico. Casis seis años después... ¿es necesario continuar en la misión? He aquí cinco razones para retirarse (cuanto antes).

1. LA MILITAR: Nos lo confesó un alto mando militar español al grupo de periodistas que hicimos la última visita de turno al Líbano con el ministro Pedro Morenés en enero. "La misión se podría empezar a adelgazar. La vigilancia que se hace ahora se puede hacer con menos militares". Más claro, imposible.

2. LA ECONÓMICA: España prevé gastar en 2012 unos 173,8 millones de euros frente a los 170,5 millones del pasado año. Con la estrechez presupuestaria existente, sería mejor destinar esta partida a capacidades prioritarias. España, con una inversión del 0,59% del PIB en Defensa, no puede estar desplegada en Afganistán, Yibuti, océano Índico, Uganda y Líbano. Por cierto, el aumento de la partida para este año (3,3 millones), hace prever, al menos, una retirada parcial: más dinero para logística. Es hora de que otros países asuman responsabilidades.

3. LA POLÍTICA: España es el cuarto país contribuyente en número de militares con unos 1.075 efectivos, tras Italia (1.810), Indonesia (1.456) y Francia (1.303). Por cierto, Nepal es el quinto con unos 1.020 efectivos. Ni EE.UU. ni Reino Unido participan. Con estos compañeros de "viaje" (algunos de los cuales lanzan velados ataques a nuestra situación económica)... ¿qué rédito político internacional espera sacar España en una misión de la ONU? Que se nos expliquen claramente si existen. Desengañémonos, más allá del buenismo, las misiones internacionales son ante todo instrumentos de política exterior.

4. LA GEOGRÁFICA, ISRAEL-SIRIA-IRÁN: ¿Alguien cree que si Israel e Hizbolá no vuelven a la gresca se debe a que hay 12.000 soldados desplegados en el sur del país? Oriente Próximo ha sido siempre un polvorín y "el país del Cedro" su paradigma de complejidad. La "guerra civil" de facto en Siria, histórico influyente en Beirut, añade más inestabilidad si cabe a las fronteras. El programa nuclear iraní, principal preocupación de Tel Aviv, añade más incertidumbre. Israel no tomará ninguna decisión (respecto a Hizbolá tampoco) hasta pasadas las elecciones estadounidenses. En unos meses España corre el riesgo de quedar empantanada en un conflicto para el que no ha sido requerida.

5. LA MISIÓN ESTÁ CUMPLIDA: España debe estar orgullosa por la profesionalidad y labor de sus militares en Líbano. Aunque con tensión creciente en la zona y alguna que otra escaramuza, las hostilidades abiertas cesaron. No podemos estar en Líbano toda la vida (como en Afganistán o cualquier otro escenario de conflicto). Queda por ver cuán robusta y frágil es la situación si finalmente la situación estalla en Siria. Entre las actividades de cooperación cívico-militar que llevan a cabo nuestros soldados se encuentran el desminado, clases de español o apoyo sanitario a la población. Sin duda, la misión para la que se nos requirió en 2006 está cumplida. Ahora hace falta una retirada consensuada y acordada con los aliados (Francia e Italia, principalmente).