Este lunes el exdirector del FMI podría ser condenado hasta a diez años de cárcel

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Los escándalos sexuales de Dominique Strauss-Kahn vuelven a partir del lunes al primer plano de la actualidad con el juicio en Lille (norte de Francia) en el que el exdirector del FMI está acusado de tener una red de prostitutas a su servicio.

Strauss-Kahn se sienta en el banquillo, imputado por proxenetismo agravado, junto a otros 11 hombres y 2 mujeres que, según el acta de acusación, organizaron un equipo de prostitutas para servir a su apetito sexual nada convencional cuando estaba al frente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y aspiraba a disputar la presidencia de Francia.

En el sumario se tiene constancia de una quincena de orgías organizadas en Bélgica, París, Washington o Nueva York, tomando como base de operaciones el hotel Carlton de Lille, entre 2007 y 2011, a las que se dedicaron unos 100.000 euros.

Los instructores interrogaron a 13 prostitutas, que son y serán durante los 18 días del proceso las principales amenazas para el exministro francés de Finanzas, que podría ser condenado hasta a diez años de cárcel y a una multa de un millón de euros.

Estas mujeres -cuatro de ellas se han constituido en acusación particular- describieron a un DSK (las tres iniciales por las que se le conoce) ávido de sexo y con una tendencia muy marcada hacia las prácticas de dominación y próximas al bestialismo.

Pero más allá de esos gustos susceptibles de un juicio moral, lo preocupante para Strauss-Kahn desde el punto de vista penal es que esos testimonios coinciden en que -en contra de lo que él pretende- no podía ignorar que ellas estaban allí por dinero y no por placer.

Los jueces que decidieron llevarlo a juicio señalaron en sus conclusiones que "no sólo conocía el estatuto de las chicas encargadas, sino que era el instigador de esas juergas sexuales".

Y eso porque era él quien había "iniciado y favorecido ampliamente, con total conocimiento de causa, la puesta en marcha de un sistema basado en la complacencia de su red de relaciones para satisfacer sus necesidades sexuales, lo que favorecía así la actividad de prostitución".

Junto a DSK aparecen imputados, entre otros, 'Dodo la Saumure', el alias de Dominique Alderweireld, el proxeneta más conocido de Bélgica, propietario allí de varios prostíbulos, pero también el responsable de prensa del hotel Carlton de Lille René Kojfer, o los empresarios amigos del expolítico socialista Fabrice Paszkowski y Daniel Roquet.