Siempre se nos ha explicado que nuestro cuerpo tiene más volumen de bacterias externas, que de organismo propio en sí.

Érase una vez... la vida
© Procidis Imagen de la serie "Érase una vez... la vida"
Y no es para menos, pues hay aproximadamente 10 bacterias por cada célula propia, siempre teniendo en cuenta que tenemos una relación de simbiosis con dichas bacterias, o que incluso nos llegan a proteger de diversos males o infecciones externas, aunque normalmente simplemente las mantenemos a raya, ellas a "su rollo" (en nuestros intestinos sobre todo) y nuestras células, al suyo.

Pero hay un grupo de células al que sí debemos estar agradecidos, y que sí forman parte de nuestro organismo. Su modus vivendi consiste en pasearse navegando por la sangre, cual guardia de seguridad, vigilando que todo funcione correctamente y ningún intruso externo nos ague la fiesta.

Os hablo de los leucocitos, más vulgarmente conocidos como glóbulos blancos, y hoy os traigo un vídeo de lo eficaces que pueden llegar a ser.

La eficacia del sistema inmune, en vídeo

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© Desconocido
Como podréis observar en el vídeo inferior, los leucocitos saben como hacer su trabajo. Para que os hagáis una idea, por cada microlítro de sangre hay entre 4.500 y 10.000 células blancas, y cada ser humano tiene entre 4,5 y 5,5 litros de sangre, así que podéis echar cuentas: 25 mil millones de leucocitos o glóbulos blancos vigilantes y protegiéndonos de los microorganismos intrusivos externos, que ahí es nada.

Lo curioso del asunto es que la vida de estos pequeñajos es más bien efímera, pues no duran más de tres días. Además, nuestro sistema inmune también está capacitado para producir más o menos células de este tipo (o de cada subtipo, según si el intruso es un virus, una bacteria o un parásito) tras ser alertado.

Como "guardia de seguridad" inicial tenemos a los macrófagos y las células natural killer, las responsables de la inmunidad inespecífica del cuerpo, cuya función es o bien acabar con el intruso, o bien "presentar" un trozo o una parte de dicho intruso a los responsables de la inmunidad específica, más potente: Los linfocitos.

En el caso del vídeo, se trata de un parásito, y contra este tipo de microorganismos actuán en primera instancia estos macrófagos, y de forma más específica otras como los eosinófilos y los mastocitos. Como podréis observar, la comparación más adecuada sería la de un enjambre de hormigas que se tiran de cabeza a por la cena... ¿no creéis?


Glóbulos blancos atacando a un parásito.


Fuente | Science Alert.