La información genética de los padres no es lo único que llega hacia el feto. Sentimientos, emociones e, inclusive, ciertos rasgos de la personalidad forman parte del proceso de gestación de un nuevo individuo.

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Ana María Viteri, especialista en Psicología perinatal e investigadora de la Universidad San Francisco de Quito, dice que está comprobado que cuando una madre tiene un embarazo contento, su cuerpo se relaja y genera endorfinas que se transmiten al feto. Esto implica que el individuo recibe opiáceos naturales cuyos beneficios para la salud son, entre otros, causar una sensación de bienestar, mejorar el humor, potenciar las funciones del sistema inmunológico . A futuro, lo que se genera es un bebé a los que la experta llama "niños fáciles", a los cuales se los calma más rápido, tienen un apego seguro y son fáciles de manejar en momentos de crisis.

Pero hay mucho más. Viteri explica que se han realizado estudios que comprueban que el feto tiene desarrollado un cierto tipo de memoria (desde la semana 32 según los investigadores de la Universidad de Maastricht).

Esto ha ayudado a conocer que aspectos como el gusto por la música o por determinados sabores se transmite ya en el útero. En el caso de la música, la cuestión es la siguiente: cuando una madre escucha su ritmo favorito (rock, pop, salsa, clásica...), una sensación de bienestar llega hasta el feto. Con el tiempo, el individuo parecería que establece una relación entre la melodía y el placer.

Ya cuando nace, esa misma música es la que lo relaja cuando llora o cuando intenta dormir. Es por ello que Viteri recomienda que las mujeres escuchen lo que prefieran, a diferencia de lo que prescriben las teorías que ponen énfasis exclusivamente en la música clásica como método terapéutico en esta etapa del embarazo.

En el ámbito de los sabores, durante la gestación la madre tiende a alimentarse de lo que más le apetece. Esa mezcla de picantes, dulces o amargos llegan hasta el líquido amniótico, el medio en el cual el feto se desarrolla dentro del vientre. A la postre, el ser va adquiriendo una predisposición a deleitarse de las mismas comidas que causan placer a la madre.

Viteri pone especial interés en el tema de la afectividad como elemento a cuidar durante la gestación. Una madre que maneje de mejor manera sus sentimientos, emociones y pasiones logrará que el feto adquiera un desarrollo más integral. Para muestra vale revisar la investigación desarrollada por Curt Sandman , Elysia Davis y Laura Glynn, de la Universidad de California-Irvine. En su trabajo, ellos encontraron que la depresión de la madre se puede transmitir al feto y continuar durante la vida del bebé . Su recomendación es que la mujer encuentre un equilibrio emocional durante esta etapa para que su criatura no se vea afectada.

Según un artículo del médico argentino Elías Norberto Abdala, especialista en Psiconeuroendocrinología
"el estado emocional durante el embarazo establecería patrones en la estructura y funcionamiento de largo plazo que pueden "programar" tanto el estado de salud o de enfermedad durante la vida adulta".
La persona, entonces, estaría como predispuesta a desarrollar ciertos tipos de enfermedades o situaciones anímicas.

El genetista Fabricio González-Andrade , investigador y docente de la Universidad Central del Ecuador, señala que la fecundación implica la transmisión de características físicas y mentales. La forma de caminar, vestir o comer son algunos de los elementos que el niño adquiere desde que está en gestación y que se moldean gracias al ambiente que lo rodea. "No se puede determinar la herencia emocional exacta. Aunque no está demostrado -creo- que la afectividad puede venir de la madre", dice.