La Universidad de Utah ha creado un espacio para que los estudiantes se sientan seguros y aliviados, se trata de un "armario de llanto", donde los jóvenes pueden llorar abiertamente y descargarse del estrés de la vida cotidiana por unos diez minutos.
© CBSEsperemos que no lo confundan con un baño...
KSL-TV informa que Miller, un estudiante del último año, creó el armario para los estudiantes que necesitan un "espacio seguro a veces, incluso si es en un lugar muy público".
Unas 400 libras cuesta fabricarlo; de esta manera, según su creador, se obtiene un espacio seguro y discreto para desahogar las penas y la presión en los momentos de mayor tensión del año lectivo.
"Simplemente déjenlo todo" expresó Jana Cunningham, portavoz de la Universidad, al momento de dar a conocer este armario donde se promueve a los estudiantes a que se alejen de los estudios por unos diez minutos.
Comentario: ¿En serio? ¿Qué demonios es esa cosa que parece un baño químico para ricos? Para muchos esto puede parecer una tontería sin importancia; incluso habrá algunos que crean que es una buena idea. Pero la realidad es que este tipo de iniciativas no hacen más que profundizar la profunda crisis de fragilidad patológica que atraviesa una buena parte de los jóvenes en nuestra moderna sociedad.
Sufrir estrés, ansiedad, e incluso depresión en diversos pasajes de nuestra vida es natural. Más allá de que a nadie le guste sufrir, desde una perspectiva amplia, si atravesamos estas etapas con coraje y sin intentar huir o escondernos del dolor, podemos salir fortalecidos y mejor preparados para enfrentar las vicisitudes de la vida. Ayudar a los jóvenes no significa tratarlos como frágiles pétalos de rosa que se pueden romper con una suave brisa, significa hacerlos sentir que, más allá de los rigores naturales propios del ciclo de la experiencia humana, se puede salir adelante, superarse, y convertirse en una mejor persona cuando se hace frente al sufrimiento con entereza, dignidad, e inteligencia. Facilitándoles lugares para esconderse a autocompadecerse ante la menor dificultad o contrariedad, no hace más que exacerbar el sentimiento de víctima y quitarles recursos para enfrentar la vida adulta con integridad y determinación.
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