En un artículo del Journal of Clinical Microbiology, los investigadores describen la nueva tecnología desarrollada para "distinguir rápidamente entre los casos de sarampión y las reacciones a la vacunación con el fin de evitar medidas innecesarias en respuesta a los brotes, como el aislamiento e investigación de personas contagiadas".
De acuerdo con este artículo:
"Durante el brote de sarampión de 2015 en California, una gran cantidad de presuntos casos se presentaron en personas que recientemente habían recibido la vacuna. De las 194 secuencias del virus de sarampión que se obtuvieron en los Estados Unidos en el año 2015, 73 se identificaron como secuencias de las vacunas".Es decir, cerca del 38 % de los presuntos casos del brote de sarampión de Disneylandia en California del año 2015 estaban relacionados con la vacuna y no fueron causados por la transmisión del virus natural de sarampión.
Nueva York, Washington y Texas han reportado brotes de sarampión en enero y febrero de este año (con un total de 127 casos confirmados hasta el 14 de febrero de 2019), y ahora hay un nuevo auge en las peticiones para eliminar y restringir las exenciones de vacunación por creencias personales en los órganos legislativos estatales.
¿Acaso los funcionarios de salud saben con certeza que ninguno de esos casos fue ocasionado por una reacción a la vacuna y no por el virus de sarampión?
La ironía de esta situación debería ser evidente para todos. Cada vez que ocurre un brote de sarampión, siempre se le atribuye a quienes no están vacunados. Sin embargo, algunos de los afectados en realidad podrían enfermarse a causa del virus de la vacuna contra el sarampión.
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