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© Desconocido
Antes de debatir el libro absolutamente fenomenal que ven a su derecha, tengo algunas aclaraciones que hacer. Primero, no soy muy creyente de la noción del calentamiento global o del cambio climático producido por el hombre (según lo llaman actualmente desde que las temperaturas han estado en constante descenso en vez de en aumento). Soy un refutador, en el término peyorativo que utilizan los creyentes.

Segundo, no soy particularmente pro-feminista. Y ciertamente no me rodeo de ninguna autoproclamada pro-feminista radical. Tengo una mujer que es más inteligente que yo, que tiene más talento que yo, y que, kilo por kilo, es probablemente mejor atleta que yo, y no estoy tan mal. (En mi defensa, puedo leer mucho, mucho más rápido, pero, ella posee mejor comprensión) Hace mucho tiempo atrás abandoné la idea (si es que alguna vez la consideré seriamente) que los hombres son superiores que las mujeres en otros aspectos además de la fuerza bruta. Habiendo dicho eso, sin embargo, sí creo que los hombres están mejor preparados para ciertas actividades que las mujeres y viceversa, pero eso no quiere decir que a ni los hombres o las mujeres se les debería negar la oportunidad de hacer lo que quieran hacer tan solo por su sexo. Supongo que me considero como un igualitario. Pero por lo que he visto de las feministas radicales, no estoy seguro que me sienta un gran fanático.

Dado lo mencionado, no creerán que disfrutaría y recomendaría un libro escrito por una autoproclamada feminista radical que obviamente cree en el calentamiento global y en el inminente fin de la tierra según la conocemos. Yo tampoco lo creería. No es mi área de interés incluso si se tratara de una obviedad.

Pero puedo decirles que el libro de Lierre Keith es más que fantástico. Seguramente sea el mejor libro que he leído desde Mistakes Were Made, quizás incluso mejor. Todos deberían leer este libro, vegetarianos y no-vegetarianos por igual. Si eres una feminista radical, deberías leer este libro; si eres un hombre chauvinista, deberías leer este libro; si tienes hijos, especialmente mujeres, deberías leer este libro; si eres una mujer joven (u hombre) deberías leer este libro; si amas a los animales, deberías leer este libro; si odias a los vegetarianos, deberías leer este libro; si estás considerando el modo de vida vegetariano, definitivamente deberías leer este libro; si tienes un amigo o familiar vegetariano, deberías leer este libro y también tu amigo. Según dijo MD después de leerlo, "todo aquel que coma debería leer este libro".

Cualquiera que haya leído un libro sobre cómo escribir se ha encontrado con el tradicional consejo de cortarse una vena y sangrar sobre la página. Lierre Keith, la autora de este libro, literalmente se ha acercado a hacerlo como casi ningún otro escritor que haya leído. No solo su pasión por lo que hace sangra en casi cada oración, ella es una magnífica estilista de prosa. Mi libro está bastante manoseado, subrayado y con anotaciones de comienzo a fin - no puedo recordar nada que haya leído que contenga tantas líneas fabulosas.

De hecho El Mito Vegetariano está abarrotado de tantas buenas citas (la mayoría de la autora pero algunas de otros) que me hizo recordar el viejo chiste del redneck (N. del T.: campesino blanco de los estados del sur de EEUU) que fue a ver una actuación de Hamlet. Al terminar el espectáculo, alguien le pregunta qué le había parecido. Él respondió: No fue otra cosa que un montón de citas una detrás de otra. Como verás, cuando las 'cito' más abajo, El Mito Vegetariano contiene líneas y párrafos citables casi en la misma proporción que Hamlet.

La Srita. Keith fue vegetariana (vegana) durante veinte años, motivada por su pasión por la compasión y justicia para todas las criaturas. No podía soportar el pensamiento de siquiera matar una babosa de jardín, o, para el caso, mover una babosa de su jardín a un lugar donde algo o alguien más pudiera matarlo. Sus años de evitar todo alimento de origen animal por compasión le costó su salud. Su historia de aceptar el hecho que cualquier cosa que consumiera llega como consecuencia de que algunos seres vivos deban morir conforma la matriz sobre la cual se apoya su trabajo.

Puedes leer las primeras 14 páginas del manuscrito del libro en el sitio Web de la autora. Debajo cito abundantemente desde estas 14 páginas.

La introducción de El Mito Vegetariano explora el razonamiento de la Srita. Keith para escribir semejante libro, un libro que, dado los años de transitar el camino vegetariano, debe haber sido increíblemente difícil de escribir. Ya lo dice todo con su primera oración.

Ella analiza la idea de la producción industrial de animales de granja, la cual detesta, y la errónea idea que tiene la mayoría de la gente (no la mayoría de los lectores de este blog, sino la mayoría de las personas en el mundo) que los granos son buenos, no solo para las personas, sino para los animales también. Y la comúnmente errónea concepción que la agricultura, la plantación de granos y plantas de temporada, es una hermosa, considerada y sustentable actividad.
Este malentendido surge de la ignorancia, una ignorancia del tamaño del mito vegetariano, a través de la naturaleza de la agricultura y hasta la naturaleza de la vida. Somos industrialistas urbanos, y no conocemos los orígenes de nuestra comida. Esto incluye a los vegetarianos, a pesar de sus afirmaciones de decir la verdad. Esto me incluyó a mí, también, durante veinte años. Cualquiera que comiera carne era un negador; solo yo me había enfrentado a los hechos. Ciertamente, la mayoría de las personas que consumen carne producida industrialmente nunca se preguntaron qué fue lo que murió y cómo murió. Pero francamente, tampoco lo han hecho la mayoría de los vegetarianos.

La verdad es que la agricultura es lo más destructivo que los humanos han hecho al planeta, y más de lo mismo no va a salvarnos. La verdad es que la agricultura requiere la destrucción total de ecosistemas completos. También es verdad que la vida no es posible sin la muerte, que no importa lo que comas, alguien tuvo que morir para alimentarte.

Quiero una investigación completa, una investigación que vaya más allá de lo que está muerto en tu plato. Quiero saber todo lo que haya muerto en el proceso, todo lo que haya sido acabado para que esa comida haya llegado a tu plato. Esa es la pregunta más radical, y es la única pregunta que producirá la verdad. ¿Cuántos ríos fueron embalsados y secados, cuántas praderas aradas y bosques talados, cuánto suelo cosechable se ha transformado en polvo y fantasmas? Quiero saber sobre todas las especies - no solo los individuales, sino especies enteras - el chinook, el bisonte, el saltamontes, los lobos grises. Y quiero aún más que solo la cantidad de muertos y desaparecidos. Los quiero de regreso.
Luego de ver el error de sus formas como vegana y de ingerir carne durante dos años, por razones desconocidas a ella, la autora siguió navegando por los mismos sitios Web y foros veganos que visitaba desde hacía años. Hasta que leyó una publicación que le resultó tan extraña que finalmente se dio cuenta de la gran brecha intelectual que se había ensanchado entre su pensamiento racional y el pensamiento tipo culto de, bueno, un culto. Sería gracioso si no fuera tan patético.
Pero una publicación marcó un punto de inflexión. Un vegano expuso una idea para evitar la matanza de animales - no por parte de los humanos, sino de otros animales. Alguien debía construir un cercado en el medio del Serengeti, y dividir a los depredadores de las presas. Matar está mal y ningún animal tendría que morir jamás, entonces los grandes felinos y caninos salvajes irían de un lado, mientras que los ñus y cebras vivirían del otro. Él sabía que los carnívoros estarían bien porque no es necesario ser carnívoro. Esa era una mentira que dijo la industria de la carne. El sabía que los perros comen pasto: por lo tanto, los perros pueden sobrevivir comiendo pasto.

Nadie se opuso. De hecho, otros lo apoyaron. Mi gato también come pasto, agregó una mujer, con todo entusiasmo. ¡También el mío!, alguien respondió. Todos acordaron que alambrar era la solución para evitar la muerte de los animales.

Noten que el lugar de este libertador proyecto era África. Nadie mencionó las llanuras norteamericanas, donde carnívoros y rumiantes por igual han sido expulsados para la cosecha de granos que los vegetarianos apoyan. Pero volveré a ello en el Capítulo 3.

Sabía lo suficiente como para entender que esto era una locura. Pero ninguna otra persona en el foro veía nada extraño con este esquema. Entonces, basada en la teoría que muchos lectores carecen del conocimiento para juzgar este plan, voy a acompañarlos a lo largo de este proceso.

Los carnívoros no sobreviven con celulosa. En ocasiones pueden comer pasto, pero lo utilizan medicinalmente, generalmente como purgativo para limpiar de parásitos a sus tractos digestivos. Los rumiantes, por otro lado, han evolucionado para ingerir pasto. Tienen un rumen (por ello, rumiantes), el primero de una serie de estómagos que actúan como contenedor de fermentación. Lo que en realidad sucede dentro de una vaca o cebra es que las bacterias se comen el paso, y los animales comen la bacteria.

Los leones, hienas y humanos no poseen el sistema digestivo de los rumiantes. Literalmente desde nuestros dientes hasta nuestros rectos estamos diseñados para la carne. No tenemos mecanismo para digerir celulosa.

Así que del lado carnívoro del alambrado, el hambre acabará con cada animal. Algunos durarán más que otros, y esos terminarán sus días como caníbales. Los carroñeros tendrán una fiesta de grasa, pero cuando los huesos queden limpios, también morirán de hambre. El cementerio no terminará allí. Sin herbívoros que se coman el paso, la tierra se transformará eventualmente en un desierto.

¿Por qué? Porque sin que los herbívoros literalmente equilibren el terreno, las plantas perennes maduran, y hacen sobra sobre el punto de crecimiento en la base de la planta. En un medioambiente frágil como el del Serengeti, la putrefacción es mayormente física (erosión) y química (oxidativa), no bacteriana y biológica como en un ambiente húmedo. De hecho, los rumiantes obtienen la mayoría de las funciones biológicas del suelo mediante la digestión de la celulosa y devolviendo los nutrientes, disponibles nuevamente, en forma de orina y excremento.

Pero sin rumiantes, la material vegetal se acumulará, reducirá su crecimiento, y comenzará a acabar con las plantas. La tierra desnuda está ahora expuesta al viento, el sol y la lluvia, los minerales desaparecen, y la estructura del suelo queda destruida. En nuestro intento por salvar a los animales, hemos acabado con todo.

Del lado de los rumiantes, los ñus y sus amigos efectivamente se reproducirán como nunca. Pero sin la presencia de depredadores, rápidamente habrá más herbívoros que pasto. Los animales excederán a su fuente de alimento, se comerán las plantas hasta el suelo y luego morirán de hambre, dejando a su paso un paisaje severamente degradado.

La lección aquí es obvia, aunque es lo suficientemente profunda como para inspirar una religión: necesitamos ser consumidos tanto como necesitamos consumir. Los herbívoros necesitan su celulosa diaria, pero el pasto también necesita de los animales. Necesita fertilizante, con su nitrógeno, minerales y bacterias; necesita la verificación mecánica de actividad herbívora; y necesita los recursos almacenados en los cuerpos de animales y liberados por los degradadores cuando los animales mueren.

El pasto y los herbívoros se necesitan uno al otro igual que los depredadores necesitan presas. Estas no son relaciones de una sola vía, no se trata de dominio y subordinación. No nos estamos explotando unos a otros por comer. Solo estamos tomando turnos.

Esa fue mi última visita a los foros de veganos. En aquel momento me di cuenta que las personas que eran tan profundamente ignorantes de la naturaleza de la vida, de su ciclo mineral e intercambio de carbono, con sus puntos de equilibrio en torno a un antiguo círculo de productores, consumidores y degradadores, no iba a poder guiarme, o, ciertamente, no iba a poder tomar ninguna decisión útil sobre la cultura humana sustentable. Partiendo de un conocimiento maduro, el conocimiento que la muerte está inmersa en el sustento de toda criatura, desde las bacterias hasta los osos grises, nunca podrán ser capaces de alimentar el hambre emocional y espiritual que me aquejó luego de aceptar ese conocimiento. Quizás, al final este libro sea un intento propio por calmar ese dolor.
Cualquiera que lea estas 14 páginas y no compre ni lea este libro está más allá de mi comprensión.

Después de la introducción que trata del porqué la autora escribió el libro, El Mito Vegetariano está dividido en cuatro secciones: Vegetarianos Morales, Vegetarianos Políticos, Vegetarianos Nutricionales, y Para Salvar al Mundo.

Las primeras tres de estas secciones son las detalladas refutaciones por parte de la autora de los argumentos morales, políticos y nutricionales que los vegetarianos aducen constantemente. Realiza un trabajo maestro.

En el capítulo de los Vegetarianos Morales, la autora trata el problema moral de matar animales para obtener nuestra comida. Brillantemente expone su punto yendo directamente al grano:
Lo que me separa de los vegetarianos no es la ética ni el compromiso. Es la información.
Y mientras ella transitaba su viaje de 20 años por la selva vegetariana, se protegió a si misma de la información de la misma manera que hacen la mayoría de los pertenecientes a un culto:
Estaba del lado de la rectitud, y al igual que cualquier fundamentalista, solo podía quedarme allí evitando la información.
Finalmente encontró la verdad sobre la agricultura; descubrió que las olas ámbar de granos son tan mortales como cualquier matadero.
Y la agricultura no es realmente una guerra ya que los bosques y pantanos y praderas, la lluvia, el suelo, el aire, no pueden devolver el golpe. La agricultura es realmente más como una limpieza étnica, arrasando a los habitantes originales para que los invasores puedan hacerse con la tierra. Es una limpieza biológica, un biocidio. ... No es pacífico. No es sustentable. Y cada pequeña porción de alimento está cargada de muerte.

Ya no hay espacio para que el búfalo rumie. Solo hay maíz, trigo y soja. Prácticamente los únicos animales que escaparon a la limpieza biológica de los agriculturalistas son pequeños animales como ratones y conejos, y miles de millones de ellos mueren gracias a la maquinaria de cosecha año tras año. A menos que andes por allí con una guadaña, no olvides sumarlo al número de muertes de tu comida vegetariana. Ellos cuentan, y murieron por tu comida...

Suelo, especies, ríos. Esa es la muerte en tu comida. La agricultura es carnívora: lo que come son ecosistemas, y los ingiere enteros.
En Vegetarianos Políticos refuta la política (predominantemente liberal) del movimiento vegetariano y describe el lado oscuro de la intromisión política en nuestro ecosistema aprobada principalmente por PETA y otros grupos vegetarianos. Ella sigue el rastro del dinero.
Arroz, trigo, maíz - los granos de temporada que los vegetarianos quieren que el mundo coma - son lo suficientemente sedientos como para beber ríos enteros.

El resultado ha sido un interminable río de maíz, que inunda nuestras arterias y nuestros receptores de insulina, nuestras comunidades rurales, y economías de escasa subsistencia en todo el mundo. El maíz nos llega con un enorme costo medioambiental: hay medio litro de petróleo en cada 500m2. Y esencialmente es una masiva transferencia de dinero del contribuyente norteamericano hacia los gigantes carteles de los granos, que son capaces de comandar el precio del grano a menos que el costo de producción, con todos nosotros haciendo la diferencia - cinco mil millones de dólares en subsidios solo para el maíz, directamente a los bolsillos de Cargill y Monsanto.
Los Vegetarianos Nutricionales trata los inconvenientes nutricionales de una alimentación vegetariana y especialmente vegana. Y realiza un excelente trabajo describiendo el razonamiento para adoptar una alimentación libre de granos y baja en carbohidratos.

Tengo que hacer una revelación aquí. Mucha de la información de este capítulo está basada en el Poder de la Proteína y El Plan de Vida del Poder de la Proteína. MD y yo estamos en la lista de agradecimientos, pero juro que no lo sabía hasta que compré el libro. No somos los únicos, pero hay gran cantidad de citas nuestras en este capítulo. Gary Taubes, Malcolm Kendrick y (me atrevo a decir) Anthony Colpo también son citados copiosamente. Este libro me hubiese encantado de la misma manera que si nunca nos hubiesen citado.

Keith cometió algunos inocuos errores en este capítulo, pero, de todas formas, hizo un tremendo trabajo de sintetizar la información científica en un formato fácil de leer e informativo.

La sección de los Vegetarianos Nutricionales no solo trata de la ciencia del porqué el vegetarianismo es malo y comer carne es bueno, también profundiza las políticas nutricionales (en oposición a las políticas vegetarianas de la sección anterior). Keith muestra cómo llegamos a donde estamos gracias al fuerte apoyo nutricional del comité McGovern de fines de los 1970s. George McGovern (senador de un estado productor de granos) y sus asociados básicamente establecieron los estándares bajo los cuales todavía nos oprimen. Han sido un desastre, como en aquel momento algunos científicos predijeron que iban a ser.
Y ciertos científicos sabían de antemano que eso así sería. Phil Handler, presidente de la Academia Nacional de Científicos inquirió al Congreso, "¿Qué derecho tiene el gobierno federal de proponer que el pueblo Americano conduzca un gran experimento nutricional, con ellos mismos como sujetos de estudio, con tan escasa evidencia que ello les provocará bien alguno?" El Dr. Pete Ahrens, experto en el metabolismo del colesterol, dijo al comité McGovern que los efectos de una dieta baja en grasas no eran una cuestión científica sino "una cuestión de apuestas".

Ya pasaron veinticinco años de ello y no estamos ganando esta apuesta. Actualmente cada norteamericano come veintisiete kilogramos más de granos por año y 14 kilogramos más de azúcares rebajados, cuya mayoría se encuentran en el maíz. [¿Alguien se pregunta porqué estamos todos gordos?]

El resultado, Objetivos de Alimentación para los norteamericanos, pusieron en marcha un mar de cambios en las creencias y comportamientos del público. ... Los Objetivos de Alimentación fue una victoria predecible en una guerra que comenzó hace diez mil años. Lo que realmente se ha ganado fueron esos pastos anuales que desde entonces ha transformado a los humanos en mercenarios en contra del resto del planeta. Ahora querríamos protegerlos como semidioses, todos esos granos y sus dulces seducciones opiáceas, creyendo en su poder de dar salud y larga vida, aunque lentamente nos coman vivos.
No creo que haya leído una crítica de un libro que fuera positiva de principio a fin, y este no es una excepción. En base a los muchos comentarios que he recibido en este blog y mis respuestas a ellos, estoy seguro que muchos de ustedes encontrarán sorpresiva mi principal objeción. Hay demasiada política en el libro. No política nutricional, sino política feminista.

Lo sé, lo sé, dejé entrar mis tendencias libertarias en toda clase de publicaciones del blog y respuestas a comentarios, pero hay una diferencia. Mi blog es justamente eso - un weblog de cosas que me parecen interesantes o informativas. Y es gratis. Particularmente no me gusta pagar por un libro (y he pagado este con el envío incluido) sobre cierto tema y luego ser machacado en la cabeza con un punto de vista político. Les garantizo que nuestro nuevo libro tiene cero de política. Y si la gente compró nuestro libro esperando aprender a deshacerse de sus cinturas de mediana edad y en cambio recibieran una generosa dosis de mis políticas mezcladas junto con la información, esperaría que las prendan fuego.

Para darle a la autora su reconocimiento en este tema, la ideología vegetariana que la mantuvo atascada durante 20 años se vio entremezclada con sus políticas feministas, por lo tanto un poco de dichas políticas son necesarias para describir cómo es que quedó atrapada durante tanto tiempo. Pero creo que exageró un poco.

Y, creo que la última sección del libro - Para Salvar al Mundo - es la más débil. La autora ofrece varias recomendaciones, de las cuales todas (salvo una) son, en mi opinión, totalmente utópicas. Pero dejaré que ustedes saquen sus propias conclusiones luego de leer el libro.

He visto que cuando a la gente se le pregunta que relaten lo que recuerdan de algo que hayan leído, tiende a recordar lo primero y lo último. La mayoría del desarrollo queda en una vaga memoria de lo que trataba el artículo. Ciertamente no quisiera que la gente recuerde esta negativa última parte que escribí y ello los disuada de leer este libro. Hasta el momento las buenas partes del libro superan a las no tan buenas y en realidad no hay comparación.

En un momento en el que PETA y otros grupos vegetarianos se están movilizando y aumentando sus niveles de actividad, un libro como este que trae cordura al debate es más importante que nunca. Y no creas que estos grupos no se están volviendo más activos. En el pasado, PETA y los PETAfilos dedicaron sus esfuerzos educacionales a la idea que comer animales era una crueldad. Ahora están empezando a afirmar que una alimentación vegetariana resolverá la epidemia de obesidad. Echen un buen vistazo a este cartel en Jacksonville, Florida.

Imagen
© 2009 Media Boy Todd

Si consideras irritante este anuncio, consigue El Mito Vegetariano y haz tu parte para contraatacar. Y si tienes o conoces a alguien con una hija que esté contemplando hacerse vegetariana (las mujeres jóvenes son las víctimas más comunes), por favor pásale este libro. Podría ser lo más importante que jamás hagas por la salud mental y física a largo plazo de una joven mujer.

Si has llegado hasta aquí en esta extensa crítica, tómate un par de minutos y mira este YouTube de Lierre Keith en un evento editorial; es fascinante escucharla al igual que leerla.