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© STR/AFP/Getty Images
Informes recientes revelaron que las fábricas de vacunas en China continúan utilizando métodos de la década del 60 para su fabricación.

Estas vacunas, al ser de una calidad inferior a las vacunas de otros países, han aumentado el riesgo de dejar a quien las recibe discapacitado de por vida o incluso de provocarle la muerte.

Para los padres de aquellos niños que resultaron ser víctimas de dichas vacunas, el daño que una inyección ocasiona de manera repentina puede ser alarmante y desgarrador.

"Una única dosis de esa vacuna es como si una bomba atómica hubiese estallado en nuestro hogar, destrozando a nuestros hijos y a nuestro hogar", escribió Li Bao, una madre de la ciudad de Linyi en la provincia de Shandong, en una carta dirigida a la Secretaría oficial de peticiones china, con el objetivo de exigir una compensación después de que su hijo quedara inválido por una inyección de la vacuna H1N1. Su caso fue citado en el periódico estatal Nanfang Daily, de la provincia de Guangdong.

"Mi hermano menor falleció por una vacunación cuando tenía apenas cinco años. En ese momento, mi madre estaba histérica intentando obtener una explicación del hospital. Pero al final, no se esclareció nada", contó en una entrevista a La Gran Época una mujer que reside en China, de apellido Fang.

China todavía utiliza métodos obsoletos de la década del 60 para fabricar vacunas porque la industria está bajo el control de funcionarios corruptos que dividen beneficios y establecen precios, informó Chen Taoan, un ex jefe del Centro para el control de enfermedades Shaanxi, citado por la New Tang Dynasty (NTD) Television.

Según Chen, el oligopolio efectivo sofoca cualquier competencia que normalmente implementaría una tecnología más avanzada, y de este modo asegura que las vacunas de calidad inferior permanezcan en el mercado.

También mencionó "muchos errores" en el almacenamiento, transporte, comercialización y administración de las vacunas, lo que aumentó las posibilidades de provocar una discapacidad en el paciente. El Nanfang Daily publicó una encuesta de ocho páginas que señaló a los funcionarios corruptos como una de las principales razones del deterioro de la industria de las vacunas nacionales.

Además, es muy frecuente la compra y venta de vacunas a través de vías ilegales y sin controles, lo que aumenta el riesgo. "Algunos comerciantes de vacunas poco éticos compran al fabricante oficial y venden sus mercancías en el mercado negro; esto eleva los riesgos para la salud. Luego, para proteger sus espaldas, afirman que la vacuna se almacena adecuadamente", contó Chen a NTD.

"La calidad de algunas vacunas chinas no cumple con los parámetros de salud necesarios para el consumo masivo", admitió Wang Yu, director del Centro para el control de enfermedades.

Un internauta de la provincia de Shanghai escribió en Sina-Weibo, la plataforma virtual china similar a Twitter: "se prohíbe el uso de vacunas importadas" para evitar que las compañías nacionales pierdan terreno en el mercado a causa de sus competidores extranjeros, que cuentan con una tecnología más avanzada. "Algunas familias que podrían haber comprado vacunas importadas, que son más costosas, ahora no tienen acceso a ellas. Los culpables son los funcionarios que sólo velan por sus propios intereses".

Se desconoce el número total de personas que padecen los efectos adversos en China, ya que no se recopila esa clase de datos.

No obstante, en Estados Unidos, donde ese tipo de información se obtiene de diversos encuestados, el Centro para el control de enfermedades recibió cerca de once informes que revelan efectos adversos por cada 100.000 vacunas distribuidas, con un total de 128.717 informes, de los cuales el 14,2% describió efectos secundarios críticos.

La muerte representó alrededor de 1,5% de todos los informes adversos y más de mil novecientos millones de vacunas fueron suministradas en Estados Unidos dentro del período 1991-2001.

En Australia se implementa también un mecanismo para aquellos que informan sobre efectos adversos a la Secretaría de Salud y Envejecimiento. Pero estas medidas no se implementan en países como China o India. Este último país cuenta con estudios pero no con una actualización sistemática de bases de datos, lo que dificulta determinar cuántas son las víctimas de los efectos adversos de las vacunas.

El régimen chino asegura que se vacuna a mil millones de habitantes por año, y según medios estatales, sólo la diez milésima parte de dicho total se vuelven discapacitados o sufren otros efectos, a veces fatales.

Los expertos afirman que la diez milésima parte es una estimación muy modesta, y aun así significa que al menos 1.000 niños, los destinatarios más frecuentes de las vacunas, quedan permanentemente lisiados cada año.

Mil millones de personas vacunadas es un cálculo excesivo, teniendo en cuenta que China tiene una población de 1.350 millones de habitantes, de los cuales el 50% reside en zonas rurales, según el CIA World Factbook, y la prevalencia de hepatitis A en China, que generalmente se previene a través de la vacunación.

Grandes cantidades de padres buscan hoy compensación para sus hijos víctimas de discapacidades provocadas por vacunas. Muchos reclaman a Beijing, pero pocos lograron conseguir auxilio.

"Siempre vas a perder un juicio contra un hospital", declara Fang, hermana de un niño que falleció víctima de una vacuna. "El hospital puede ser tanto el acusado como el juez".