El alto el fuego respetado ayer por Israel y la milicia del movimiento islamista Hamás dio 12 horas de respiro a los gazatíes para aprovisionarse pero también descubrió una cruel realidad: barrios y localidades completamente arrasadas y decenas de cadáveres bajo los escombros. A una hora del fin del plazo pactado, el número de cadáveres desenterrados bajo miles de kilogramos de cascotes superaba los 130 y hacía que la cifra total de palestinos muertos en estos 19 días de ofensiva israelí superara ya el millar.
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© AFPDurante la tregua todos trataron de recuperar lo poco que se podía salvar de entre los escombros, donde también encontraron los cadáveres de sus familiares y volver a contar los muertos, que se cifran ya en 1.050.
Con todo, en medio de la tragedia se abrió un nuevo compás de esperanza cuando el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, aceptaba anoche una petición de la ONU para prorrogar durante 24 horas adicionales la tregua humanitaria que estuvo ayer en vigor, informaron fuente gubernamentales citadas por los principales medios locales.

En los frentes de batalla de Beit Lahia, Beit Janun, Shahaiye, Al Juza o Rafah, y a todo lo largo de la Franja, hombres, mujeres y niños se apresuraban con un frenesí inusual en una mañana de Ramadán para conocer cómo estaban sus casas o huir por fin de "un infierno en la tierra". "Nos vamos, nos vamos, no sabemos dónde pero ya no podemos resistir más. Aunque tengamos que dormir en la calle o la playa, siempre será mejor", explicaba Jaled al Sahrawi, en una de las atestadas carreteras que unen Beit Janún y Gaza ciudad.

Continuo ir y venir de gente

Desoladas otros días, sometidas al agrio sonido de las bombas y los fusiles, las calles de esta población de más de 50.000 habitantes a solo seis kilómetros de la ciudad israelí de Sderot, eran este sábado un continuo ir y venir de gente.

Camiones, taxis, coches desvencijados, motocarros, precarios carros tirados por burros famélicos y ambulancias convertidas en improvisados autobuses, todo vehículo con ruedas era útil para entrar y salir de un paisaje desolador.

Una infinita hilera de casas devastadas y esqueletos de hormigón -más de 1.800 inmuebles han sido destruidos por las bombas y más de 20.000 viviendas han sido dañadas por disparos según estadísticas palestinas- en los que cientos de personas se afanaban por salvar las pocas pertenencias que les quedaban. "Me costó años y miles de shekels levantar esta casa para mi familia. Todos nos ganábamos la vida en este taller", explicó por su parte Maher, junto a las máquinas con las que él y sus cinco hijos sacaban adelante a una familia de veinte miembros cortando bloques de piedra.

Algunos kilómetros más allá, en el centro de Beit Janun, la foto se tornaba en un gris plomizo que reencarnaba con escalofriante realidad aquellas fotografías que aún nos recuerdan la Europa arrasada de la Segunda Guerra Mundial.

Una instantánea que a media mañana olía al pútrido aroma de las decenas de animales -en su mayoría burros y caballos- muertos en aceras y carreteras y al acre de los cuerpos en descomposición tras días y días bajo los escombros.

Pobres y palestinos

"¿A quién le importan los pobres? ¿A quién le importan los palestinos? Tenemos la desgracia de ser pobres y palestinos, y a nadie le preocupa que nos maten", gritaba a las cámaras Hatem, un joven desempleado de apenas 24 años.

Espigado, moreno y con la barba tupida, extendía su ira más allá de la propia Franja y colocaba al presidente de Egipto, Abel Fatah al Sisi, en los primeros puestos de su lista de culpables de la actual masacre.

"No solo Israel y Hamás. También el resto de países y Egipto, que permiten que estemos aquí, encerrados en esta cárcel desde hace siete años, sin un lugar al que huir", afirmó Hatem.

Según cifras del ministerio gazatí de Salud, al menos 1.050 palestinos han muerto -en su gran mayoría civiles- y más de 6.000 han resultado heridos en ataques israelíes desde que el pasado 8 de julio el gobierno del primer ministro, Benjamin Netanyahu, ordenara una ofensiva contra Gaza.

Cerca de 800 de ellos -incluidos más de 150 niños- han perecido durante la actual incursión terrestre, iniciada hace nueve días, en la que también han perdido la vida en combate 40 soldados del Ejército de Israel.

Extender el alto el fuego

Reunidos en París, los ministros de Asuntos Exteriores de Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia, Catar, Reino Unido y la UE solicitaron ayer una extensión del alto el fuego, 24 horas más y con opción a una nueva renovación. Según indicaron fuentes oficiales francesas, las condiciones del alto el fuego "imponen a cada parte una especie de autodisciplina". "La masacre no puede continuar, es insostenible, y todos los países que estaban en la mesa de negociaciones han hablado con una sola voz", indicaron las citadas fuentes francesas, que dijeron que el objetivo común es hacer que el cese de hostilidades sea prolongado y duradero.

El primero en reaccionar fue el gobierno israelí, que aceptó prolongar la tregua humanitaria en Gaza hasta medianoche, según una votación telefónica de sus ministros de la que dio cuenta el Canal 10. Al final, fueron 24 horas más.

Una hora antes de que esta concluyera, Hamás aún no se había pronunciado.