¿No te gustan las multitudes y te gusta la idea de disponer de un fin de semana sin ningún plan previsto y poder disfrutar de tu tiempo libre estando en casa? ¿Te resulta agotador estar rodeado de gente todo el tiempo (incluso si se trata de personas con las que te llevas bien)? ¿Prefieres pasar la noche del sábado en un bar lleno de gente o prefieres otro plan más sosegado? Tal vez tus respuestas a estas preguntas son claras o tal vez te encuentras en algún punto entre ambos extremos. Sean cuales sean tus respuestas, el origen de tus preferencias se debe a la forma en que tu cerebro responde a las recompensas.

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Una manera rápida, fácil y bastante exacta para determinar la tipología de una persona es tener en cuenta qué es lo que ésta suele hacer cuando se siente estresada, cansada, abrumada o exhausta, ¿qué suele (o quiere) hacer para sentirse mejor?, ¿qué busca o necesita para relajarse?. Lo que le funciona mejor para recargar las baterías a nivel psicológico. Por lo general, hay dos tipos de respuestas a esta pregunta.

Quienes responden que para recargar sus baterías prefieren quedarse en casa, leer un libro, tomar un baño, meditar, escuchar música, y principalmente en solitario, muy probablemente tienden hacia el polo introvertido. Por contra quienes tienden a responder que prefieren "salir y estar con la gente, ir a una fiesta o hacer algo emocionante" se trata de personas que tienden hacia el polo extrovertido.

Aunque los introvertidos y los extrovertidos podría parecer que provienen de diferentes planetas, la introversión y extroversión se distribuyen normalmente en una dimensión continua. Hay pocas personas extremadamente extrovertidas al igual que pocos introvertidos extremos, la mayoría de la gente comparte rasgos de ambos, serían los ambivertidos. Los ambivertidos tienen tendencias tanto extrovertidas como introvertidas. Esto significa que por lo general disfrutan de estar alrededor de la gente, pero con un determinado límite. Del mismo modo, disfrutan de la soledad y el silencio, pero no por mucho tiempo. Un ambivertido recarga sus niveles de energía con una mezcla de interacción social y tiempo a solas.

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Aunque no hay una línea divisoria precisa, hay un montón de personas introvertidas alrededor (se estima que en torno a un tercio). Es solo que los sesgos perceptivos nos llevan a sobreestimar el numero de extrovertidos que hay entre nosotros (son mas ruidosos y tienden a acaparar la atención). Ese sesgo se ve reforzado por los medios de comunicación, que tienden a priorizar el dinamismo, el entusiasmo y la locuacidad (características propias de la extroversión).

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Test de introversión, con cuantas más sentencias se identifique una persona más introvertida es.

Qué provoca estas diferencias de comportamiento y preferencias a la hora de disfrutar del tiempo libre?, ¿cuál es la base científica?

Que alguien sea extrovertido o reservado está determinado por la neuroanatomía y la neuroquímica. Nuestra personalidad base está incrustada en la estructura de nuestro cerebro. La introversión y la extroversión, como otros rasgos principales de personalidad como la amabilidad o la escrupulosidad, se considera que son hereditarias en torno al 40 a 50 por ciento.

No es algo exclusivo del género humano. En el reino animal los científicos han descubierto que aproximadamente el 20 por ciento de los miembros de muchas especies son definidos como "lentos", mientras que el otro 80 por ciento (dentro de la misma especie) son tipos "rápidos" que se aventuran ante el riesgo sin mirar tanto a su entorno.
Esos animales lentos son a menudo descritos como tipos tímidos y sensibles. Son observadores y detectan señales y aspectos que pasan inadvertidos para sus compañeros más agresivos e impulsivos. Esa diversidad de personalidades en el reino animal ha superado el implacable proceso de la selección natural y ha terminado resultado beneficiosa y útil para multitud de especies, al igual que ocurre en el caso del ser humano.

Los introvertidos son personas muy sensibles a la dopamina, por lo que una sobredosis de estimulación externa les agota. Por el contrario, los extrovertidos no pueden obtener suficiente dopamina por lo que necesitan adrenalina para que su cerebro la produzca, de ahí que el cerebro del extrovertido tienda a empujarlos hacia la búsqueda de la novedad, la toma de riesgos y el disfrute de situaciones desconocidas.

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Diversas investigaciones han demostrado además que los estímulos que entran en nuestro cerebro se procesan de manera diferente dependiendo de nuestra personalidad. Para las personas extrovertidas, la ruta es mucho mas corta y atraviesa áreas en las que se procesan el gusto, el tacto, y el procesamiento sensorial visual y auditivo. Para los introvertidos, los estímulos recorren un camino diferente, más largo y complicado, estando implicadas áreas del cerebro asociadas a los recuerdos, la planificación y la resolución de problemas.

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Estudios de neuroimagen que miden el flujo sanguíneo cerebral también revelan que entre los introvertidos, la activación se centra en la corteza frontal, responsable de recordar, planificar, tomar decisiones y resolver problemas -el tipo de actividades que requieren concentración e introspección-.

Los introvertidos y los extrovertidos se pueden distinguir también según sus diferencias en el tamaño de las estructuras cerebrales responsables de la sensibilidad a la recompensa. Los introvertidos presentan un estado de reposo más alto de la excitación, lo que se traduce en que "no necesitan el mismo tipo de entretenimiento al aire libre". Los extrovertidos son sociables porque sus cerebros son buenos en el manejo de múltiples demandas que compiten por su atención (justo en lo que se basan las comunicaciones en fiestas y cenas multitudinarias).

¿Cómo es la personalidad base de un introvertido?

Los científicos saben ahora que mientras que los introvertidos no tienen ninguna ventaja especial en la inteligencia, parecen procesar más información que los demás en cualquier situación dada. También lo hacen mejor en ambientes silenciosos, e interactuando de uno a uno.
El extrovertido "tipo" prefiere la acción a la contemplación, la certeza a la duda. Tiende a la toma de decisiones rápidas incluso a riesgo de equivocarse, trabaja bien en equipo y socializa en grupos. Disfruta en presencia de grupos grandes y le gusta captar atención social, son mayoría en grupos de voluntariado, clubes y organizaciones sociales. Disfrutan de redes amplias de apoyo social, son audaces y expansivos. Las personas extrovertidas tienen más parejas sexuales que los introvertidas, son más propensas al adulterio y se divorcian con más frecuencia. Generalmente tienen mayores ambiciones económicas, políticas y hedonistas que alguien introvertido.

En ocasiones pueden llegar a manifestar una relativa ceguera ante el peligro, muy beneficiosa en según qué ámbitos, y que puede explicar por qué los extrovertidos son más propensos que los introvertidos a incurrir en actos violentos, sufrir accidentes, tener relaciones sexuales de riesgo o participar en deportes peligrosos.

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A diferencia de los extrovertidos, que disfrutan de la atención social y que son la vida y el alma de la fiesta, los introvertidos necesitan mucho tiempo de silencio, tranquilidad y reflexión. Anhelan tiempo a solas y son más felices en su propio mundo interior. Suelen trabajar de forma más lenta y deliberada y les gusta concentrarse en una tarea a la vez. Tienen buena capacidad de concentración y son relativamente inmunes a las tentaciones de la riqueza y la fama. Escuchan más de lo que hablan, piensan antes de hablar, y a menudo se expresan mejor por escrito que en una conversación. Tienden a rechazar el conflicto y prefieren pasar inadvertidos.

Los introvertidos y los extrovertidos difieren en el nivel de estimulación externa que necesitan para funcionar bien. Si se fuerzan en exceso, acaban mental y emocionalmente exhaustos. Los que están en trabajos que requieren mucha actividad social con frecuencia necesitan buscar refugios de introspección para recargar baterías. Una tarde a solas, tranquila, viendo por ejemplo una serie de televisión, no se considera entre los introvertidos un tiempo malgastado, por el contrario, se ve como una necesidad para reunir energía para volver a salir nuevamente al mundo.

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La ansiedad y la depresión son más frecuentes entre los introvertidos que entre los extrovertidos. En general, los introvertidos son más autocríticos y también más realistas en sus autoevaluaciones. También son menos dados a caer en excesos de confianza, tanto respecto a sus propias aptitudes como respecto a hablar de sí mismos a los demás. Las personas más introvertidas suelen revelar muy poco de su vida privada.
A nivel universitario, la introversión predice el rendimiento académico mejor que la capacidad cognitiva. El motivo no está relacionado con la inteligencia (los dos tipos son igual de inteligentes) sino con los rasgos propios del introvertido como la capacidad para seguir un plan, una disciplina, resistir a la frustración o retrasar la gratificación, una habilidad fundamental asociado con todo.

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Los introvertidos tienden a ser buenos observadores que miran antes de saltar y les gusta organizar sus vidas de manera que se limiten las sorpresas e imprevistos. Parte de la naturaleza de los introvertidos es una mayor sensibilidad a los estímulos inesperados. Si se le dice a un extrovertido que un plan previsto ha cambiado (cambiar por ejemplo de una cena privada a una fiesta multitudinaria) no tendrá problema en implicarse con el mismo entusiasmo, el introvertido al contrario lo más normal es que muestre contrariedad por el cambio radical. Una de las mejores cosas que puede hacer para un niño introvertido es trabajar con él en su reacción a la novedad. Es importante recordar que los introvertidos reaccionan no sólo a nuevas personas, sino también a nuevos lugares y eventos. La clave consiste en exponerse poco a poco a las nuevas situaciones respetando sus límites y sin apresurarles.
Los niños altamente reactivos (introvertidos) que disfrutan de una buena crianza y un ambiente familiar estable tienden a tener menos problemas emocionales y más habilidades sociales que sus pares menos reactivos. A menudo son extremadamente empáticos, cuidadosos y cooperativos. Son amables, y fácilmente influidos por la crueldad, la injusticia y la irresponsabilidad. A los cuatro años los niños introvertidos son menos propensos que sus pares a engañar o romper las reglas, incluso cuando creen que no pueden ser capturados o descubiertos.

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Los niños y adolescentes introvertidos son más propensos a convertirse en la edad adulta en artistas, escritores, científicos o pensadores, tanto por sus características innatas como por el hecho de que su aversión a la novedad les provoca que pasen mucho tiempo dentro del entorno familiar y en su propio mundo interior. Los adolescentes que son demasiado sociables en cambio raramente encuentran tiempo para estar a solas y eso tiene un impacto importante a la hora de cultivar y desarrollar los talentos intelectuales o artísticos.