Michelle Bachelet habló al país desde el Congreso, mientras afuera la policía antimotines dispersó con chorros de agua y gases lacrimógenos a manifestantes que intentaron sobrepasar las rejas que aislaban la sede del Legislativo, incidentes que dejaron a un universitario en estado grave.

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Unos 6,000 manifestantes se agruparon desde temprano en una plazoleta, a pocas cuadras del Congreso, donde hace una semana y en el marco de una marcha estudiantil, un sujeto asesinó con disparos a dos universitarios en una situación aún confusa.

Cuando Bachelet inició la lectura del tradicional mensaje a la nación que los mandatarios realizan en el Día de las Glorias Navales, los manifestantes, portando multitud de banderas y carteles alusivos al asesinato de los universitarios, empezaron a caminar en dirección a la sede legislativa.

Al acercarse a las rejas metálicas dispuestas por la policía varias cuadras antes de llegar al Congreso, la policía los dispersó con carros lanza-agua y gases lacrimógenos, pese a lo cual grupos de encapuchados levantaron barricadas incendiarias que fueron apagadas por la policía mientras otros asaltaron un local comercial donde se realizaban trabajos de remodelación.

El general Julio Pineda precisó que se congregaron 6,000 manifestantes, que hubo 37 detenidos y que un joven está grave producto de una caída en la que no participó personal policial.

El herido es un universitario de 28 años cuya identidad no fue entregada en el parte médico, que refiere que tiene un traumatismo craneoencefálico cerrado. Su estado es grave, pero no corre peligro de muerte, dijeron los médicos.

Mientras se desarrollaban los incidentes, en el interior del Congreso, Bachelet reiteró que en septiembre iniciará un proceso constituyente para remplazar la Constitución que el dictador Augusto Pinochet impuso a los chilenos en 1980 y que, pese a sucesivas reformas, es considerada por la centroizquierda como ilegítima.

La Constitución del régimen militar (1973-1990) fue redactada por un grupo de ideólogos de la dictadura y Pinochet la plebiscitó cuando los partidos políticos estaban disueltos, se habían destruido los registros electorales y la oposición estaba prohibida.

La mandataria también aludió a la crisis política desatada cuando se hizo público algo ya conocido, la corrupción en la política, traducido en el financiamiento ilegal de los políticos por parte de grupos empresariales. La desconfianza y falta de credibilidad salpicó a Bachelet cuando en febrero se reveló una especulación inmobiliaria protagonizada por su hijo y su nuera, ahora investigados judicialmente por tráfico de influencias y uso de información privilegiada.