Encontrar hielo de agua puro en la superficie de un cometa es difícil, muy difícil. Toda una paradoja si recordamos que un cometa se define precisamente como una bola de hielo sucia de grandes dimensiones. El problema es que la 'suciedad' -en realidad polvo y sustancias orgánicas- está muy bien mezclada con el hielo, complicando su detección.


Comentario: De hecho es la idea general del comet, que supuestamente es una "bola de hielo", pero sabe que está compuesto de muchos otros elementos los cuales están cargados eléctricamente.


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Distintos depósitos de hielo en el cometa 67P (SA/Rosetta/MPS for OSIRIS Team MPS/UPD/LAM/IAA/SSO/INTA/UPM/DASP/IDA).
A pesar de que el hielo de agua constituye cerca del 50% de la composición de un núcleo cometario, todos los cometas visitados hasta la fecha por sondas espaciales son tremendamente oscuros, con albedos que van del 2% al 5%. ¿Y cómo es esto posible? Principalmente, porque al sublimarse el hielo sucio superficial lo que queda detrás son el polvo y las oscuras sustancias orgánicas. Y también porque una fina capa de polvo de unos milímetros de espesor basta para ocultar un depósito de hielo puro que se encuentre bajo la misma. Pero que sea difícil no quiere decir que no sea posible. Varias sondas espaciales han sido capaces de descubrir zonas de hielo puro en algunos de los cometas visitados hasta la fecha, aunque su extensión es sorprendentemente pequeña. Sin ir más lejos, en el caso del cometa Tempel 1, la superficie cubierta por hielo puro no alcanzaba el 0,5%.


Comentario: Por ende no es de extrañar que dejemos de percibir fragmentos de cometas o cometas que puedan ser un peligro para nosotros y muchos se ven cuando ya están pasando muy cerca.


El cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko no es diferente en este sentido, así que no nos debe extrañar que Rosetta haya tardado varios meses en descubrir hielo puro. Pero al final lo ha conseguido. Usando la cámara OSIRIS, el arma secreta de la misión, los investigadores han identificado unos 120 depósitos de hielo en la superficie de Chury en imágenes obtenidas entre agosto y noviembre de 2014. Estos depósitos aparecen a veces aislados y a veces en grupo, aunque siempre en zonas poco iluminadas. Los 18 grupos identificados están formados por decenas de 'rocas' de un metro de diámetro aproximadamente que se hallan en la base de acantilados, por lo que se cree que son el resultado de procesos de erosión (o sea, que las rocas se han desprendido de los acantilados, exponiendo el hielo en el proceso). Por el contrario, algunos depósitos aislados parecen no tener relación con el terreno que les rodea, así que se especula que podrían haber sido lanzados al espacio desde zonas activas situadas en otros puntos del cometa.

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Depósitos de hielo en grupo (arriba) e individuales (SA/Rosetta/MPS for OSIRIS Team
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MPS/UPD/LAM/IAA/SSO/INTA/UPM/DASP/IDA).Ejemplos de grupos de depósitos de hielo (SA/Rosetta/MPS for OSIRIS Team
A falta de espectros detallados de alta resolución, el equipo de Rosetta no ha podido confirmar con un 100% de seguridad que estamos ante depósitos de hielo de agua, pero es la hipótesis más lógica teniendo en cuenta su albedo, temperatura y morfología. Si fueran depósitos de hielo de dióxido de carbono o monóxido de carbono se hubieran sublimado mucho más rápido.
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Imágenes en color exagerado de los depósitos de hielo (SA/Rosetta/MPS for OSIRIS Team MPS/UPD/LAM/IAA/SSO/INTA/UPM/DASP/IDA).
La disposición y abundancia de estos depósitos es coherente con las teorías que sugieren que los cometas tienen en realidad abundantes zonas de hielo puro en su interior, pero que se encuentran cubiertas por finas capas de regolito y sustancias orgánicas. Experimentos realizados en laboratorio para simular las condiciones del cometa Chury confirman que una capa de polvo de tan solo un milímetro sería suficiente para enmascarar un depósito de hielo puro. En el caso de Chury, los depósitos podrían haberse formado durante la última vez que el cometa pasó por el perihelio (hace seis años y medio) o quizá son más recientes. Las observaciones del cometa Hartley sugieren que la sublimación de hielos de dióxido de carbono y monóxido de carbono sería capaz de arrastrar por la superficie del núcleo bloques de hielo de agua incluso cuando los niveles de iluminación fuesen muy bajos. Es posible que el mismo mecanismo esté en juego en el cometa 67P. Las observaciones de la cámara OSIRIS durante y después del perihelio -que tendrá lugar el 13 de agosto- serán claves para saber qué teoría es la correcta.
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Tres de los depósitos de hielo observados por la cámara OSIRIS en distintas fechas (SA/Rosetta/MPS for OSIRIS Team MPS/UPD/LAM/IAA/SSO/INTA/UPM/DASP/IDA).
Pero el equipo de Rosetta no solamente sigue el rastro del agua con la cámara OSIRIS. Usando el instrumento MIRO (Microwave Instrument for the Rosetta Orbiter) los investigadores han logrado trazar un mapa de las emisiones de agua que alimentan la coma del cometa. MIRO detectó agua alrededor de Chury el 6 de junio de 2014, pero desde entonces ha obtenido muchos más datos. En un reciente artículo se han publicado los resultados correspondientes a 201 espectros obtenidos por MIRO sobre distintas regiones del núcleo. Como cabía esperar, los espectros de emisión y absorción más marcados se han obtenido sobre el lado diurno del núcleo. En cualquier caso, la producción de agua depende fuertemente de la zona: la mayor densidad de vapor de agua en la coma se encuentra sobre la región del cuello del cometa, cerca del polo norte.
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Mapa de la distribución de vapor de agua en la coma de Chury obtenido por el instrumento MIRO (ESA).
¿Y hasta cuándo durará la misión Rosetta? Pues todavía tenemos sonda para rato. La ESA ha anunciado su -esperada- decisión de prolongar la misión hasta septiembre de 2016. La fase principal de la misión debía terminar en diciembre de 2015, pero la agencia espacial la ha ampliado hasta que los paneles solares de Rosetta ya no produzcan la energía solar necesaria para hacer funcionar la sonda. A pesar de que todavía no ha sido aprobada formalmente, la ESA baraja la opción de hacer aterrizar a Rosetta sobre la superficie de Chury una vez terminada su misión (algo parecido a lo que hizo la sonda NEAR en el asteroide Eros). De esta forma, Rosetta acompañará a su compañera Philae para -casi- toda la eternidad.