¿Te has quedado alguna vez en silencio y sin saber cómo continuar una conversación? Conozco la sensación y es muy incómoda. Especialmente cuando estás hablando con alguien a quien quieres causar una buena impresión. Para algunos es una situación tan desagradable que incluso les puede crear pánico a conocer gente nueva.

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Tu mente se queda en blanco. Tu interlocutor y tú permanecéis en un silencio que parece durar una eternidad. Intentas pensar en algo interesante para salir de esa situación pero no encuentras nada.

Para ayudarte a que esto no te vuelva a ocurrir he recopilado en este artículo algunas de las mejores estrategias de los conversadores más brillantes. Aprenderás a manejar los hilos de la conversación y encontrarás 10 claves prácticas para crear temas interesantes. Mi favorita es la número 9 por su sencillez.

Espero que te resulte útil!

El problema no es quedarte sin nada que decir

Tras investigar muchos patrones de comportamiento se ha comprobado que el principal obstáculo para mantener viva una conversación no es quedarte sin nada que decir, sino quedarte sin nada que querer decir.

Seguro que has vivido situaciones en que no te has atrevido a decir lo que estabas pensando en realidad. Te preocupaba lo que opinarían de ti si decías algo demasiado absurdo o fuera de contexto.

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"No, esto no puedo decirlo, es demasiado aburrido". "No, esto no tiene nada que ver ahora". "Esto tampoco, es demasiado personal". Cuando algo no te parece lo suficientemente interesante o valioso, tu mente lo censura en un instante y no lo añade a la conversación.

Cuando creas que ya no tienes nada más que decir en una conversación, la realidad no es que te hayas quedado sin temas. Simplemente has agotado lo que ha pasado tu filtro de "esto es lo suficientemente bueno".

Elimina tu censura para multiplicar tus temas

Piensa en las conversaciones que mantienes con tus amigos o familiares. En ellas puedes hablar de cualquier cosa por trivial que sea. Cosas como que el pan que has comido te ha parecido blando.

Pero eso podría terminar convirtiéndose en una conversación apasionante sobre las mentiras del pan integral, por ejemplo.

En este tipo de conversaciones la gente no filtra lo que va a decir. No tienen un listón elevadísimo de lo que merece la pena y lo que no. Sencillamente dicen lo que piensan.

Cuando te tomas un par de copas y hablas tanto no es porque te vuelvas más ocurrente: es porque has eliminado tu autocensura y dices lo que te pasa por la cabeza sin valorar si es lo suficientemente bueno.

A partir de ahora incorpora esta nueva norma: di lo que piensas siempre que no sea excesivamente polémico. Acabas de multiplicar por diez tu cantidad de recursos.

El secreto del arte de conversar

Todos hemos estado en alguna conversación que discurría lenta y pesada hasta que, como por arte de magia, ha surgido un tema del que nos apasionaba hablar a los dos. Ese es el único ingrediente necesario para que una conversación fluya sin esfuerzo: encontrar un punto en común.

A esto se le llama vincularse.

Tu meta debe ser encontrar similitudes para vincularte. Pueden ser pasiones, temas que os interesen a ambos u opiniones. Incluso dónde habéis comprado la ropa que lleváis. Cualquier vínculo puede ser el inicio de una gran conversación.

También hay multitud de estudios que demuestran que nos gusta la gente que se parece a nosotros, por lo que además de conversar mejor, gustarás más.

¿Qué hacer cuando no tienes nada en común?

Mucha gente se rinde demasiado rápido cuando no encuentra puntos en común, pero en ese caso puedes vincularte no por el tema en sí, sino por tu interés en el tema. Por ejemplo:

Tu interlocutor - Ayer me compré el último ordenador con procesador multi-threading de ocho núcleos y GPU mali 450 hasta 700 megaherzios con motion interpolation.

Tú (que no sabes ni en qué idioma te está hablando) - No sé mucho de ordenadores pero siempre he querido saber más. ¿Qué diferencia hay entre eso y uno normal?

De esta forma tu interlocutor ve que, aunque no dominas el tema, no lo desprecias e incluso muestras interés por él. Y así aparece otro vínculo: ambos tenéis interés por lo mismo, por mucho que tú apenas tengas conocimientos.

Tejiendo la Telaraña de la conversación

El objetivo de una conversación es que os vayáis conociendo progresivamente hasta encontrar temas que os vinculen. Pero para encontrar esos temas es necesario dominar los hilos de la conversación.

Piensa en una conversación como el hilo de una telaraña que se va bifurcando. Cada bifurcación es un tema. Se va dividiendo y creando nuevas bifurcaciones a medida que la conversación avanza. A veces un camino te llevará a un punto muerto, pero en ese caso puedes volver atrás y tomar otro camino.

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El problema es que casi nunca estás pendiente de las bifurcaciones que se crean. Sólo piensas en lo que vas a decir, en preparar tu respuesta, y te pierdes un montón de hilos por donde continuar.

Toma notas mentales durante la conversación

Cada vez que la otra persona diga algo toma una nota mental. A partir de estas anotaciones, elige una y pregunta algo relacionado. Luego, repite lo mismo con la respuesta que te den.

Supongamos que te dicen "Ayer volví de Japón y todavía tengo jet lag, pero mañana a las 8 tengo que empezar a trabajar". Aquí encontrarás tres caminos que puedes seguir:
  • El hecho de que haya regresado de Japón
  • El hecho de que tenga jet lag
  • Su trabajo
Puedes elegir cualquiera de los tres para continuar la conversación, ya sea preguntando por su viaje, explicando cómo luchas tú contra el jet lag, o interesándote por su trabajo.

Cuando sientas que la conversación se aproxima a la fase de silencio, es la señal de que debes recurrir a tu lista de anotaciones.

10 claves prácticas para crear hilos y mantener una conversación

A continuación encontrarás diez estrategias muy eficaces para mantener viva una conversación creando nuevos hilos que explorar.

1. Haz preguntas abiertas y positivas

Aunque es aconsejable evitar las preguntas cerradas, tampoco es un drama usarlas de vez en cuando si luego continuas añadiendo una pregunta abierta. Por ejemplo:

- ¿Te gusta la comida coreana? (pregunta cerrada)

- Sí.

- ¿Y qué platos son los que más te gustan? (contraatacas con una pregunta abierta)

Lo realmente importante es que te intereses por tu interlocutor usando preguntas positivas. El motivo es que solemos estar más dispuestos a hablar de lo que nos genera emociones agradables (aunque a veces encontrar un odio en común puede ser muy, muy vinculante).

Algunos ejemplos:

¿De dónde eres?

Esta es una de las mejores para terminar hablando sobre trabajo, orígenes, familia o aficiones. Todo el mundo tiene una historia y es muy halagador compartirla con alguien que quiera escucharla.

¿Qué es lo mejor/que más te gusta de...?

Muy útil porque aporta alegría y frescura. Evoca lo mejor de las personas y además ofrece muchas oportunidades para vincularse en positivo.

¿Cómo conseguiste/llegaste a...?

Otra que permite a tu interlocutor contar una historia propia y que amplia el abanico de hilos de conversación.

¿Cuál es el mayor reto de...?

Ideal para conversaciones profesionales. A todos nos gusta contar cómo superamos las dificultades.

Cuéntame más sobre...

Aunque no es una pregunta, también es una estupenda forma de crear nuevos hilos. Y pedirle a alguien que profundice en lo que está contando es muy halagador.

Si te responden a estas preguntas con uno "No lo sé", no desistas. Sí que lo saben pero sólo tienen que pensar un poco más sobre ello. Vuelve a preguntar haciendo una suposición y respondiendo por él (¿No te parece que el mayor reto es...?). Así le ayudas a responder con tu ejemplo.

2. Cambia el tiempo verbal a una pregunta

Cambiar el tiempo verbal de tus preguntas hacia el futuro o el pasado multiplica por tres la cantidad de temas de conversación.

Una conversación habitualmente se inicia en el presente (qué tal estás, qué haces aquí, de qué trabajas) y luego se puede desplazar hacia adelante o atrás en el tiempo.

Cuando creas estar quedándote sin temas, cambia el tiempo de algunos que ya hayas tratado. Si por ejemplo ya le has preguntado de qué trabaja, puedes preguntarle si está pensando en algún cambio profesional en el futuro próximo.

3. Responde incluso cuando no te pregunten

Para que tu interlocutor se sienta a gusto hablando contigo es crucial que te intereses por él. A la gente le gusta tanto hablar de sí misma que incluso está dispuesta a renunciar a dinero para poder hacerlo.

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Sin embargo, una conversación debe ser como un partido de tenis. Un intercambio de información entre ambas partes. En el momento en que una de ellas la monopoliza, se convierte en un partido de frontón.

El problema es que si la otra persona no tiene demasiadas habilidades sociales y únicamente se limita a responder tus preguntas, tus conversaciones acabarán pareciendo interrogatorios y terminarán rápido.

Para evitarlo, acostúmbrate a responder aún cuando no te pregunten. Si le preguntas sobre su plato favorito de la gastronomía argentina y te contesta que el asado, siéntete libre de decirle que el tuyo es la empanada.

4. Profundiza en los cuatro temas emocionales

A medida que vayas avanzando en la conversación y según la predisposición que veas en tu interlocutor, intenta entrar en temas emocionales que generen emociones positivas. Si encontráis un vínculo ahí será mucho más poderoso.

¿Y cuáles suelen ser nuestros temas emocionales favoritos?

Son Familia, Aficiones, Viajes e Infancia (recuerdos). Los FAVI.

Estos temas nos permiten conectar con nuestras experiencias, sueños y aspiraciones, y ofrecen múltiples oportunidades para vincularnos emocionalmente.

¿Has estado en alguna de esas conversaciones donde todo el mundo menos tú se conoce de hace muchos años? Habrás visto que no dejan de contar historias sobre su infancia. Eso ocurre porque se están vinculando continuamente a través de sus recuerdos.

5. No seas tan lógico: usa las hipótesis

Un problema habitual es no saber entrar en el estado mental adecuado para una conversación. Si te has pasado todo el día estudiando o trabajando y no pasas a un estado más emocional, te costará empezar a interactuar socialmente.

Para encontrar nuevos hilos de conversación debes hablar de cosas menos lógicas. Emplea tu imaginación. Pregunta por posibilidades. Una excelente forma de hacerlo es usar preguntas hipotéticas.

¿Qué preferirías...?

Con esta empezarás a cambiar el estado lógico de tu interlocutor. "¿Preferirías no saber escribir o no saber leer?" "¿Preferirías ser una estrella del cine o un científico famoso?". Las posibilidades son las que tú quieras.

Valora antes si la persona es demasiado racional. La gente suele empezar las conversaciones con desconocidos en un estado muy lógico y quizás les sorprenda que les hagas una pregunta alejada de sus esquemas mentales.

Para evitarlo, une tu pregunta con algo real que haya ocurrido recientemente. Si por ejemplo te cuenta que ayer vio la película Regreso al futuro, pregúntale a qué época preferiría retroceder si tuviera la posibilidad.

Encontrarás muchos más recursos en el artículo sobre preguntas para conocer gente.

6. Prepara un repertorio de temas de conversación

No todo son preguntas. Mantenerte al día de lo que ocurre en el mundo te ayudará a crear nuevos hilos y continuar conversaciones. Cuando no sepas qué decir, siempre es muy útil sacar a la luz un tema de actualidad.

Los grandes conversadores suelen tener cuatro o cinco temas de actualidad en la recámara listos para ser usados en cuanto la conversación empieza a detenerse. Echar un vistazo a las últimas noticias antes de ir a un evento social siempre es una buena idea.

A veces incluso con un "¿Alguien ha visto una buena película últimamente?" es suficiente. El arte de conversar, aunque te parezca algo innato, también requiere preparación.

7. Comunícate con más historias y menos hechos

Las historias son herramientas de comunicación muy potentes. Han sido la principal forma de transmisión de conocimientos durante siglos y crean muchas oportunidades de vinculación emocional.

El motivo es que cuando oímos una, nuestro inconsciente no puede evitar imaginarnos como protagonistas de la misma. Eso sirve para que tu interlocutor se sienta más identificado contigo.

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De la misma forma que es bueno tener un listado de temas de actualidad, también lo es tener un repertorio de historias. A medida que vayas usándolas verás cuáles son más interesantes, cuáles más divertidas y cuáles debes descartar.
  • Cuando sea tu turno en una conversación, no respondas sólo con "A mí también me gusta salir a correr". Cuenta alguna historia tuya relacionada. "A mí también me gusta salir a correr. Menos cuando tengo un león detrás, como en mi último viaje a Kenia."
  • Convierte tus preguntas en historias. Si empiezas hablando del tiempo puedes continuar preguntando por una historia al respecto: "Mañana dicen que lloverá a cántaros. ¿Cuál es el mayor diluvio que has vivido?"
Hablar de unos zapatos no es interesante. Es la historia detrás de los zapatos lo que puede ser fascinante.

8. Utiliza siempre las respuestas extendidas

Un error clásico es hacer muchas preguntas abiertas pero en cambio responder con un escueto "Sí" o "No" cuando te preguntan.

No respondas con monosílabos si no quieres crear un momento de silencio o directamente matar la conversación. La otra persona quizás no sepa cómo continuar a partir de tu respuesta.

Para ayudarle, añade información adicional a tus contestaciones:

Tu interlocutor - ¿Empezaste a trabajar justo al terminar la carrera?

- No. Al acabar la carrera decidí tomarme un semestre de descanso así que aproveché para hacer un viaje por Sudamérica. A mi vuelta estuve haciendo varias entrevistas hasta que conseguí un trabajo mal pagado de becario.

Y ya tenéis 2 hilos de conversación más: tu viaje por Sudamérica y la dura vida del becario.

9. Pregunta por qué y para qué

Mi favorita, y una de las formas más sencillas para mantener viva una conversación.

La mayoría de conversaciones que oigo son así:

- ¿Y a qué te dedicas?

Tu interlocutora - Soy enfermera.

- Qué interesante. Yo soy abogada.

Fin de la conversación.

Preguntar por qué o para qué hace lo que hace es una forma tremendamente sencilla para multiplicar los hilos de conversación:.

Parece fácil, ¿verdad? Pues siempre me sorprende la cantidad de gente que no lo hace.

- ¿Y a qué te dedicas?

Tu interlocutora - Soy enfermera.

- Qué interesante. Yo soy abogada. ¿Por qué decidiste estudiar enfermería?

Quizás te cuente que ayudar a la gente es su vocación, o que en todas las mujeres de su familia son enfermeras, o que en realidad quería estudiar medicina y no le alcanzó la nota. Tendrás multitud de hilos nuevos.

10. Cuida tu lenguaje corporal

Todo lo que has leído en este artículo puede no servir de nada si tu cuerpo no dice lo mismo que tus palabras.

Cuando tienes una conversación con alguien y su lenguaje no verbal indica desconfianza e inseguridad tu cerebro recibe dos informaciones contradictorias. Eso genera malestar y la sensación de no fiarte del todo de tu interlocutor.

Para evitar que esto te ocurra a ti ten presente lo siguiente:
  1. Establece contacto visual durante el 30-60% de la conversación, especialmente cuando escuches. No es necesario que lo hagas todo el reato (nuestros ojos se mueven mientras pensamos o recordamos experiencias) pero tampoco lo evites.
  2. No te situes totalmente de frente con tu interlocutor. Posiciónate con un cierto ángulo. Lo contrario puede generar cierta incomodidad.
  3. Utiliza una postura abierta. Aunque es lógico que de vez en cuando cruces brazos o piernas para aliviarte internamente, no permanezcas en esa posición durante toda la conversación.
  4. Asiente de vez en cuando mientras tu interlocutor está hablando para motivarlo a seguir haciéndolo.
Se aprende a nadar en la piscina

Para aprender a mantener conversaciones fluidas no basta con conocer la teoría. Deberás ponerla en práctica. Al principio cometerás errores, pero aún así ya estarás por encima de la media en cuanto a facilidad para conversar.

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Empieza practicando una sola técnica durante una semana antes de pasar a la siguiente. Lo ideal es que lo hagas con gente con la que no existan consecuencias independientemente de si lo haces bien o mal, como compañeros de trabajo, taxistas o camareros.

Finalmente recuerda que no tienes porqué mantener viva la conversación a cualquier coste. Tu responsabilidad es intentarlo, pero habrá ocasiones en que la otra persona sencillamente no tendrá ganas de hablar con nadie, no encontraréis ningún punto en común, o será un conversador terrible.

Algunos signos de que se siente incómodo y no está dispuesto a conectar emocionalmente son los siguientes.
  • Sólo responde con monosílabos.
  • No es nada concreto, siempre dice "más o menos" o "no lo sé" cuando le preguntas algo.
  • Su lenguaje corporal es cerrado y mira constantemente hacia otros sitios.
  • Sus pies apuntan todo el rato hacia otro lugar (como la salida).
En ese caso no fuerces la conversación. Probablemente hoy no sea el día adecuado para hablar con esa persona.

Cuanto más practiques estas técnicas más fácil te resultará mantener vivas tus conversaciones. Si eres perseverante te aseguro que con el tiempo tu problema no será descubrir cómo continuar conversaciones, sino aprender a terminarlas.