Finalmente hace pocos días comenzó el gobierno "del cambio" en la Argentina. Más de la mitad del país vitoreó con esperanza y alegría la asunción del nuevo presidente. El flamante mandatario sonrió, bailó, y disfrutó de un show televisivo que lo hizo una estrella farandulesca por un par de días.
mauricio macri
© DesconocidoPrimeras muetras del autoritarismo ultra-derechista del nuevo presidente
Pero el show llegó a su fin y hubo que empezar a gobernar. Así que Mauricio Macri sacó de su bolsillo su pequeña libreta de notas y empezó a revisar la lista de tareas y objetivos que estuvo anotando durante los últimos 20 años desde cuando inició su ascenso político a través de la exitosa (deportivamente exitosa) presidencia del club de fútbol Boca Juniors.

Y ciertamente no hizo esperar a las masas expectantes y sacó de la galera un "decretazo" que hizo que a muchos (incluso a varios aliados y simpatizantes del macrismo) el mentón les tocara los pies. El Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) en cuestión designaba a dos nuevos magistrados para la Corte Suprema de Justicia en forma directa y sin utilizar los mecanismos habituales que determinan que los candidatos sean propuestos al Senado y éste los apruebe con dos tercios de los votos. Semejante decisión generó controversia en buena parte del sistema político argentino.

Para justificar su medida el presidente Macri apeló al artículo 99 inciso 19 de la Constitución, que permite al presidente llenar vacantes de los empleos que requieran la aprobación del Senado mientras la Cámara Alta esté en receso. Pero varios especialistas en derecho aseguran que la decisión presidencial no respeta el espíritu del artículo constitucional. Entre otros el Dr. Ricardo Gil Lavedra calificó la designación presidencial como un "precedente funesto" y advirtió que los nuevos jueces no serán independientes: "Acaba de nombrar a dos jueces provisorios que no son independientes porque están a tiro por decreto. Aunque el presidente no lo diga, son jueces de Macri; tanto su designación y remoción dependen de su exclusiva voluntad".

El sabor que deja esta medida de carácter arbitrario y absolutamente innecesaria para el mantenimiento de la institucionalidad democrática deja entrever un alarmante escenario futuro. Las preferencias del Ingeniero Macri por un modelo de gestión autoritario y verticalista como suele ser de uso común en el mundo empresarial, plantea de plano un estilo que acaba de instalarse en el gobierno argentino y que promete dar mucho de que hablar en los tiempos venideros.

Ciertamente el reciente decreto no es la única señal que el nuevo gobierno a dado de lo que le espera a todos los argentinos. Hace pocas horas Jorge Todesca, flamante director del INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos) designado por Macri, acaba de suspender la difusión del índice de precios, argumentando que el gobierno anterior dejó al organismo que preside en ruinas. La suspensión no tiene fecha límite, es decir que el pueblo argentino podrá estar sin valores de referencia durante 6 meses, 1 año, o los 4 años del nuevo gobierno.

Los más perspicaces parecen ver en esta medida una jugada macabra, y debo agregar que a juicio de este humilde columnista, todo indica que es así. En primer lugar los hechos parecen sugerir que la intención tras este exagerado y excesivamente dramatizado caos del organismo que les "impide obtener referencias estadísticas de los índices básicos" pretende ocultar la inflación que se desató pocos días antes del comienzo del nuevo gobierno por las expectativas inflacionarias del mercado originadas en la intención mostrada por Macri durante su campaña de eliminar las retenciones a las exportaciones y desregular el comercio.

En segundo lugar y creo que más importante aún, es que de este modo podrán ocultar la brutal inflación venidera en los próximos meses producto de una inminente devaluación del salario de los trabajadores por las medidas que implementarán a corto plazo.

Al parecer el nuevo presidente no nos dará ninguna sorpresa a quienes desde el comienzo supimos y denunciamos a viva voz que, más allá de la impronta personal que pueda imprimir Macri a su gobierno, su figura en el poder significa que Argentina, como presa de una especie de Síndrome de Estocolmo, abrazará una vez más con fervor a sus eternos opresores: EE.UU. y sus aliados primermundistas occidentales.
mauricio macri
© DesconocidoEl presidente Macri en su salsa
Este abrazo implica mucho más de lo que salta a la vista. Abrazar a las "hermanastras malvadas" que definitivamente te maltratarán y te verán siempre como una "cenicienta", es una garantía de miseria y sufrimiento. Pero esta muestra de afecto y admiración para con los eternos torturadores del pueblo argentino también augura que el nuevo gobierno seguirá sus instrucciones sin cuestionamientos ni considerando el sostenimiento de la soberanía e independencia del país.

Así que, Macri a la cabeza, todo el pueblo argentino (por haberlo elegido) abrazará también sus doctrinas inhumanas neo-liberales, su modelo muy conveniente de un Estado pequeño, casi inexistente, que no regule, no subsidie, no participe en la vida ciudadana ni garantice el bienestar de su pueblo,... un Estado que le entregue el pueblo a las hienas hambrientas del Mercado y que someta así a los trabajadores a las fuerzas voraces de unas leyes perversas originadas en la especulación, la oferta, y la demanda que buscan siempre maximizar las ganancias de un puñado sumamente adinerado y aventajado, a expensas de minimizar el gasto y los costos (dentro de esta última categoría entra el salario del trabajador,... sí, su salario señor ciudadano).

Para serle franco al lector debo decir que del lúgubre panorama que asoma, lo que más me preocupa es la simpatía de este gobierno con lo que considero es el eje del mal; y no me mal entienda, no hay connotaciones religiosas en el uso del término. Hablo de "eje del mal" sencillamente porque son un conglomerado de naciones encabezadas por EE.UU. que tienen un largo historial de oprimir, invadir, destruir, explotar, y masacrar, a otras naciones. Y este mismo prontuario nos cuenta cómo una y otra vez han abusado de los pueblos latinoamericanos infintrándose en sus gobiernos a través de la clase social oligárquica local que se vuelca a la política.

Éste parece ser el caso de Mauricio Macri, quien dando claras señales de sus simpatías anunció con bombos y platillos el distanciamiento de Venezuela y mostró el mismo día de su asunción quiénes serán sus nuevos amigos concretando encuentros bilaterales con los mandatarios de Chile, Paraguay, y Perú, los tres países latinoamericanos que, haciendo honor a su vocación de vasallos, permanecen fieles y alineados a EE.UU..

¡Argentinos, a abrocharse sus cinturones! Las señales de alarmas estuvieron allí todo el tiempo y muchos pretendieron no verlas ni darles importancia. Ahora posiblemente ha llegado el momento de que este descuido nos pase la factura...