Los gobiernos europeos buscan parar la llegada de refugiados. Sus intentos hasta ahora no dan resultados porque Turquía no impide la salida hacia Europa de los desesperados que huyen de las guerras de Oriente Medio. Las capitales europeas esperaban que el invierno frenara los gomones y pequeñas barcazas de madera desde Turquía hasta las islas griegas. Pero en lo que va de mes han llegado más de 36.000 personas, seis veces más que en enero de 2015. Sólo el viernes murieron 43 personas, 17 de ellos niños. Un hombre perdió a su madre, a su mujer y a 4 hijos.

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© Dimitar Dilkoff/AFP/Getty ImagesAsombro e indignación. La polémica idea se combina con la multiplicación de campos de concentración para encerrar a los desesperados que huyen de la guerra.


Las medidas puestas en marcha son nacionales y consisten en restablecer los controles fronterizos, arriesgando uno de los pilares de la construcción europea, el espacio de libre circulación. Hay controles fronterizos en Alemania, Austria, Dinamarca, Eslovenia y Suecia. Algunos gobiernos han levantado cientos de kilómetros de vallas e impiden incluso que los refugiados accedan a sus territorios para pedir asilo, medida contraria a las convenciones internacionales que firmaron.

Con el foco puesto en frenar la llegada de refugiados los dirigentes europeos están estudiando un plan drástico que consistiría en aislar a Grecia del resto del continente. Violando las normas del espacio de libre circulación ya se controlan los vuelos procedentes de Grecia. Ahora se trataría de aislarla también físicamente vallando toda su frontera norte, lo que habían pedido los líderes más próximos a la ultraderecha nacionalista como el húngaro Viktor Orban.
Oficialmente el plan consistiría en ayudar a dos países que no son miembros de la UE como Macedonia - y en su caso a Albania- a mejorar su gestión fronteriza. En la práctica se pagaría la construcción de una valla en la frontera sur de Macedonia para impedir que los refugiados pudieran salir desde Grecia y caminar hacia el norte por un corredor que transita Macedonia, Serbia, Croacia, Eslovenia y Austria para llegar a Alemania.
A Grecia, a cambio, se le ayudaría con plata para que construya campos donde concentrar refugiados. Al ritmo de llegadas actual - que previsiblemente aumentará en primavera- deberían albergar entre dos y tres mil personas al día. Algunos jornadas de octubre último llegaron casi 10.000 personas. El año pasado entraron por Grecia unos 850.000 refugiados.

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Inicialmente aliviado tras pisar tierra en Kos (Grecia). Después llega el caos para los refugiados.
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Los responsables del caos
Los planes originales de los gobiernos europeos, aprobados el 22 de septiembre, consistían en repartirse en dos años 160.000 refugiados de los llegados por Grecia e Italia. Al día de hoy se han repartido a sólo 331 y algunos gobiernos no han aceptado a ninguno.

El plan oficialmente es una propuesta eslovena. Su primer ministro Miroslav Cerar escribió a sus homólogos pidiendo ayudar a Macedonia "para prevenir que los inmigrantes irregulares crucen la frontera greco-macedonia".

El plan esloveno tiene el apoyo de los gobiernos austríaco y alemán y cuenta con el visto bueno del presidente del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk, quien en octubre llegó a decir, mientras se ahogaban decenas de personas cada día, que
"el excepcionalmente fácil acceso a Europa es uno de los principales efectos llamada" para los refugiados."
Los países europeos siguen compitiendo por convertirse en el peor destino para los refugiados. Al anuncio danés de que confiscará plata y joyas a quienes lleguen - que ya practica Suiza y ciertas regiones alemanas- se unió esta semana una idea que recuerda a la Europa más negra. Dinamarca estudia construir campos de concentración en las afueras de las ciudades para encerrar a los refugiados e impedir que se mezclen con los nacionales. Noruega, el país con la tercera mayor renta per cápita del mundo según el FMI - más de 100.000 dólares anuales- está deportando hacia Rusia - por el Ártico y con 30 grados bajo cero- a refugiados sirios porque asegura que Moscú es responsable de darles asilo. Human Rights Watch dice que en Bulgaria, además de ser deportados de vuelta a Turquía, los refugiados son golpeados y robados por parte de los agentes fronterizos.