¿Alguna vez se sentó en un café a compartir una charla con un colega? ¿Alguna vez intercambió una llamada telefónica por cuestiones empresariales con un empleado de una empresa rival? ¿Podría esto considerarse alta traición o pecado mortal? ¿Pone un hecho de esta naturaleza por sí mismo en cuestión su lealtad? Esta es la visión retorcida y enferma que intentan imponer a toda la sociedad buena parte de la clase política estadounidenses.
Obama Idiocracy
© InternetLa única película que se pensó como una comedia y terminó convirtiéndose en un documental
A lo largo de los últimos meses hemos visto una y otra vez una actitud histérica y paranoica por parte de importantes figuras del ámbito político y periodístico de EE.UU. que pretende hacer pasar por traidor a la patria a Donald Trump o a cualquiera que muestre cualquier señal, hasta la más mínima, de establecer un diálogo o cualquier nivel de entendimiento con un funcionario ruso.

Apenas hace un mes atrás Michael Flynn, exasesor de Seguridad Nacional de Trump, tuvo que abandonar su cargo entre medio de disculpas y arrepentimientos después de que el FBI hiciera públicas en enero conversaciones telefónicas entre él y el embajador ruso en EE.UU., Serguéi Kislyak.

Unas semanas más tarde, volvió a surgir el nombre del embajador ruso en un "escándalo" sobre presuntas conexiones con Rusia del fiscal general de EE.UU., Jeff Sessions, lo que volvió a generar ruido en torno a su persona. En aquel entonces Kislyak fue calificado por parte de los medios estadounidenses como "reclutador de espías" (CNN) o "el diplomático más peligroso" en Washington (Politico).

¿Qué se supone que debe hacer un diplomático designado como embajador en un país? ¿No debería estar en contacto directo con funcionarios del gobierno en cuestión y tratar aquellos temas que son especialmente sensibles y prioritarios para la agenda del país que representa?

Michael Flynn tuvo que hacer mutis de la escena política al parecer por haber tratado informalmente en un par de charlas telefónica con funcionarios rusos la cuestión de las sanciones impuestas por EE.UU. al país eslavo. No hubo ninguna evidencia de que Flynn hiciera promesas ni que estuviera complotando con Rusia. Aún así la prensa masiva estadounidense se encargó de hacer ver esto como el gran escándalo nacional y una señal de alta traición.

La historia con Jeff Sessions es llamativamente similar. Fue acusado de tener dos intercambios con el embajador ruso durante la campaña electoral del año pasado en medio de ridículas acusaciones (sin pruebas por cierto) por parte de los demócratas de que Rusia estaba interfiriendo en las elecciones a favor de Donald Trump. ¿Qué podría tener de malo el contacto en sí mismo? ¿No sería lógico esperar que en todo caso, ante los insulsos y torpes intentos del partido Demócrata de ensuciar a Trump y a Rusia, representantes de ambos se sienten a dialogar sobre el tema? ¿Por qué de plano se debe considerar esto como traición?

La cuestión es que el empuje de esta explosiva mezcla de locura e idiotez por parte los liberales anti-Trump está llegando en este momento a niveles estratosféricos. Se hace cada vez más difícil esperar un poco de sensatez y sentido común por parte de la superestructura político-corporativa conformada por políticos, medios, y poderosos grupos empresarios.

Si en un par de siglos la campaña anti-Trump que están montando estos dementes fuera estudiada por historiadores, no cabe duda de que los científicos sociales llegarían pronto a la inequívoca conclusión de que EE.UU. era una auténtica Idiocracia (vea la película Idiocracia y entenderá claramente la alusión al término).

Según la "lógica" que surge a partir de esta desquiciada actitud deberíamos entender que un diplomático de un país extranjero asignado a EE.UU., estaría imposibilitado de realizar sus funciones porque prácticamente no podría hablar informalmente con ningún funcionario del gobierno. Al mismo tiempo esta misma lógica determinaría que si usted es un funcionario norteamericano vinculado a tareas de política exterior, no podría bajo ningún contexto hacer su trabajo pues cualquier intento de tan solo intercambiar un monosílabo con un diplomático de otra nación sería visto como alta traición.

Este es el resultado cuando mentes psicopáticas tratan de decodificar la realidad: una visión totalmente distorsionada ajustada a sus oscuros intereses, y una lógica absurda que les permite llegar a "conclusiones" descabelladas e inadmisibles para cualquier mente medianamente sana.

Siguiendo esta misma lógica y en un esfuerzo sobrehumano por colaborar con la estúpida patriótica cruzada emprendida por estos enajenados leales servidores de la Gran Nación Americana, adjunto al final de este artículo algunas sugerencias que seguramente serán muy bien recibidas por ellos.
Propuesta:

Para cortar todo lazo con los malvados rusos el Estado deberá establecer una ley que envíe en vuelo directo a Guantánamo a cualquiera que se anime a pronunciar (o incluso a esbozar en su mente) alguna de estas palabras en público o en privado (¡sí, la CIA está en condiciones de saber si usted la pronuncia en privado!) bajo el cargo de alta traición a la patria. Como toda buena ley, deberá proveer al ciudadano con términos o expresiones equivalentes que le permitan seguir expresándose con "libertad" y claridad:

Mamut: El enorme paquidermo prehistórico ahora deberá ser referido por los ciudadanos norteamericanos como... "el enorme paquidermo prehistórico".

Kéfir: De ahora en más el término deberá reemplazarse por "producto lácteo fermentado mediante hongos y bacterias procedente de la región del Cáucaso".

Vodka: Olvídese de invitar a un amigo un bar a compartir un vodka, de ahora en más deberá invitarlo a tomar "una bebida alcohólica creada a partir de la fermentación de granos y otras plantas ricas en almidón, como el centeno, trigo, o patata".

Comisario: ¿Quiere dirigirse a uno de estos representantes de la ley? A partir de ahora deberá referirse a ellos como "funcionario policial a cargo de una comisaría"; pero como "comisaría" deriva del término original, el reemplazo correcto será "funcionario policial a cargo de un edificio de carácter permanente utilizado como cuartel general u oficina de policía".

Shaman: si usted pertenece a algún grupo religioso que ostente la figura de un shaman, de ahora en más cuando necesite la intervención del mismo deberá referirse a él como "el sacerdote tribal que entra en estados de consciencia alterados para comunicarse con los espíritus".

Estas son sólo algunos términos sugeridos, la idea sería extender esta misma reglamentación al 100% de los términos de origen eslavo usados en habla inglesa...
¿Y?...¿Qué opinan?...