Una nueva encuesta realizada esta semana muestra que el apoyo a Israel se está desplomando entre los jóvenes estadounidenses. El apoyo a las recientes acciones de Israel en Gaza ha caído del 81% entre los mayores de 65 años a sólo el 27% entre los jóvenes de 18 a 34 años.
Esto es un desastre potencial para Israel, ya que depende enormemente del apoyo de Estados Unidos. Como hemos visto esta semana, las encuestas en países como China están firmemente del lado de los palestinos, mientras que en el pasado las encuestas han mostrado que la población de los países europeos también está más del lado palestino que del israelí.
Israel ha recibido 158.000 millones de dólares en ayudas directas de Estados Unidos, aunque esto deja fuera muchas de las otras formas en las que Estados Unidos ayuda financieramente a Israel, como los miles de millones que Estados Unidos gasta en ayudas a otros países para sobornarlos para que mantengan relaciones amistosas con el Estado sionista. Estados Unidos también utiliza sistemáticamente su derecho de veto en la ONU para proteger a Israel de las resoluciones y ha bloqueado las investigaciones internacionales sobre los crímenes de guerra israelíes. Esto sin hablar de las guerras dirigidas por los sionistas que Estados Unidos ha librado en nombre de Israel.
¿Cómo es posible? Aunque todo el resto del mundo estuviera en contra del Estado de Israel, parecía que siempre podían contar con el apoyo de la opinión pública estadounidense. Tenían el sistema universitario, los medios de comunicación, organizaciones como la ADL para censurar a sus críticos, y grupos de presión como JINSA, la Organización Sionista de América, y AIPAC, uno de los grupos de presión más poderosos de Estados Unidos. También contaba con fervientes sionistas al frente de otros poderosos grupos de presión extranjeros como el Consejo de Relaciones Exteriores. Y, sin embargo, el apoyo sigue desplomándose.
Las razones de ello son tres, y en cada caso, los sionistas no tienen a nadie a quien culpar sino a sí mismos:
En primer lugar, el cambio demográfico de Occidente significa que hay más árabes y musulmanes en Occidente que ven a Israel como un Estado que ha tenido una relación de confrontación con su pueblo. Los sionistas contribuyen a ello apoyando la inmigración masiva en Occidente y silenciando a quienes critican a Israel con calumnias como "nazi".
En segundo lugar, la izquierda de hoy nunca se pondrá del lado de Israel, porque lo ven como un Estado colonial de colonos, y con el tono binario opresor/oprimido con el que ven el mundo, siempre se pondrán del lado del percibido como oprimido. No hay forma de ganar esta batalla para los sionistas, pueden hablar todo lo que quieran de que Israel es la única democracia de Oriente Medio, el único país que protege los derechos de los homosexuales, pero la gente ve las imágenes en las que bombardean a niños, en las que los colonos roban las tierras de los árabes. Ningún matiz les salvará y, una vez más, sólo pueden culparse a sí mismos.
Los sionistas promovieron esta perspectiva anticolonial, opresor/oprimido, entre los izquierdistas a través de los medios de comunicación y el sistema universitario. Lo vieron como una forma útil de poner a la gente en contra de la historia europea y de convertir las naciones europeas en Estados de migración que serían más fáciles de controlar. En su arrogancia, pensaron que la gente vería a Israel como un valiente y oprimido desvalido, en lugar de la expresión de supremacismo y opresión que es.
En tercer lugar, por primera vez Israel está perdiendo apoyo entre la derecha. Aunque los sionistas perdieran a la izquierda debido a las narrativas antiblancas que promovían, siempre podían contar con el apoyo de la derecha. Ahora ya no. Los miembros de la Generación Z en Occidente que gravitan hacia la derecha ya no están interesados en el neoconservadurismo, el reaganismo o el sionismo cristiano. Les preocupan los rápidos cambios demográficos y los ataques a su identidad que están experimentando y, por tanto, ven cada vez más la política exterior a través de una lente nacionalista o aislacionista.
No sólo esto, sino que con Internet es ahora más fácil que nunca para los jóvenes conservadores aprender sobre los crímenes del Estado de Israel como el USS liberty, y la captura de su propio gobierno por los grupos de presión sionistas.
¿Y qué pasa con todas estas tendencias? Todas están destinadas a continuar. La derecha no va a dejar de abandonar el reaganismo por el nacionalismo, la izquierda no va a dejar de adoptar una óptica anticolonial en los asuntos internacionales. Los sionistas lo intentarán todo para dar la vuelta a esta nave: la propaganda de atrocidades, la censura, hacer tratos con los nacionalistas de Occidente, pero creo firmemente que esta tendencia no puede invertirse.
En un principio, Albert Einstein se mostró escéptico ante el proyecto sionista y escribió: "Mi conciencia de la naturaleza esencial del judaísmo se resiste a la idea de un Estado judío con fronteras, un ejército y una medida de poder temporal, por modesta que sea."
Con el mundo ahora expuesto a la brutalidad de Israel, su flagrante desprecio por el derecho internacional, su voluntad de deshumanizar a sus enemigos y participar en las formas más bárbaras de castigo colectivo, y la hipocresía y sed de sangre de los sionistas en sus propios países, Israel parece estar en un camino de ida hacia el descrédito en la escena mundial.
Los sionistas podrían haberlo evitado. No tendrían que haber promovido con tanto ahínco las narrativas antiblancas en los medios de comunicación y en el sistema educativo. No tenían que apoyar una inmigración masiva. Podrían haber permitido que las naciones europeas mantuvieran sus propias patrias e identidades sin ser tachadas de nazis. Podrían haber permitido la libertad de expresión en nuestros países, en lugar de que organizaciones sionistas como la ADL censuraran agresivamente incluso las voces conservadoras moderadas.
En lugar de eso, los sionistas han demostrado que no les importamos. Como Ben Shapiro, que dice que hay un "odio judío latente" en Occidente mientras exige apoyo ilimitado para Israel, hasta el punto de una guerra nuclear, creen que pueden reñirnos y tratarnos sin respeto mientras esperan que les demos apoyo ilimitado mientras cometen crímenes de guerra contra sus pueblos vecinos.
Quizá llegue el día en que se den cuenta de que deberían haber permitido que voces moderadas como la mía hablara y defendiera a mi pueblo sin desprestigiarme como un odioso, un "repugnante antisemita", como me llamó Jonathan Greenblatt. Quizá se den cuenta de que personas como yo fuimos las primeras en advertirles de que su beligerancia y arrogancia se volverían en su contra. Lo dudo. Pero sé una cosa con certeza: el rumbo que siguen ahora es insostenible.
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