Woman with Shopping Bags
© Jag_cz / Shutterstock
Comprar es un acto habitual y diario en el ser humano, pero en algunas ocasiones, cuando se realiza sin control o de manera excesiva o compulsiva y sin necesidad, se puede convertir en un problema. Según un estudio del Hospital de Bellvitge (Barcelona), un 7% de la población española puede padecer este trastorno, y de ese porcentaje, ocho de cada diez son mujeres.

Según explica en un comunicado el psicólogo de Quirónsalud Campo de Gibraltar Ildefonso Muñoz, "el problema puede tener dos vertientes: por un lado la persona que experimenta un gran placer mientras compra y su cerebro libera una descarga de dopamina y endorfinas -las mismas sustancias que libera el cerebro cuando comemos chocolate o mantenemos relaciones sexuales, por ejemplo-; y por otro lado la persona que experimenta un malestar psicológico (e incluso físico) por no comprar y que únicamente puede evitar con la compra, es decir, el placer de comprar desaparece, algo que se puede diagnosticar como una adicción formal conocida como oniomanía".

"A la conducta compulsiva se llega a través del primer grupo de personas descritas", continúa Muñoz, "es decir, buscando la sensación de placer en las compras para compensar sensaciones desagradables de la vida diaria, como aquel que acude a la nevera y se da un atracón de comida".

En algunas ocasiones, la oniomanía suele ir asociada a otros trastornos psicológicos, como ansiedad, depresión, trastorno bipolar o trastornos de personalidad, aunque esta relación no se da siempre, ya que hay personas que sin ningún trastorno psicológico pueden presentar este problema.

Entre los síntomas para identificar la oniomanía están, entre otros, cuando las personas se sienten tristes, deprimidos o enojados y lo único que las calma es ir de compras; comprar con frecuencia cosas poco útiles, que después uno se arrepiente de haber adquirido; tener la casa llena de artículos que se han usado y que resultan inservibles; precipitarse a la hora de comprar porque se pueden controlar los impulsos; o del entorno familiar y de amigos llegan mensajes críticos por una desmedida afición a comprar.

El especialista asevera que "debido a las nuevas técnicas de marketing que utilizan los centros comerciales, cada vez es más fácil caer en este problema, ya que determinados sonidos (música ambiente con bastante ritmo), luces, distribución de la tienda e incluso olores están estudiados minuciosamente para incitarnos a comprar, por lo que este problema está creciendo".

Recomendaciones para evitar comprar excesivas

Si las personas identifican estas características en su comportamiento a la hora de ir de compras, el psicólogo Ildefonso Muñoz recomienda, entre otros, algunos trucos que pueden resultar muy útiles como no utilizar tarjeta de crédito y llevar dinero en efectivo, para ser conscientes del importe que se gasta; hacer una lista con las compras que son imprescindibles; pasar un tiempo limitado en la tienda; antes de hacer la fila de la caja, hay que detenerse un minuto y analizar todo lo que se lleva en el carrito; o buscar un pasatiempo gratuito o barato para que comprar no sea el principal placer de su vida.