En un minuto, millones de personas en el mundo escuchan música. Muchos, quizás, desprevenidamente o a conciencia de que pueden disfrutar de un buen momento: distraerse, bailar, cantar, reírse tal vez. ¿Sabrán todas esas personas que la música también puede ayudar a enfrentar distintas adversidades físicas o psíquicas? Bueno, así nomás no. Es una ciencia: la musicoterapia.

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Cecilia Di Prinzio, Licenciada en Musicoterapia en la Universidad del Salvador, explica de qué se trata la ciencia a la que se dedica: "Es una disciplina de la salud que utiliza la música para abordar diferentes patologías físico psíquicas de las personas, que puede aplicarse tanto en niños como adultos de manera grupal o individual, según las necesidades de cada situación y apunta siempre a utilizar la música para mejorar la calidad de vida de las personas. También, se utiliza para rehabilitar funciones que se han perdido o que no se han adquirido -en el caso de los niños-, y fundamentalmente, la música es un medio no verbal de expresión".

Agrega que algunos especialistas trabajan de forma interdisciplinaria, es decir, junto a profesionales de otras ciencias, en tanto que otros lo hacen de forma individual. Ante este panorama, el rol del musicoterapeuta es esencial, es quien evalúa el bienestar emocional, la salud física, la interacción social, las habilidades comunicacionales y/o las capacidades cognitivas de las personas. Promueve y registra cambios expresivos, receptivos y relacionales que dan cuenta de la evolución del tratamiento.

La música ocupa un lugar primordial y es el principal conducto para que la persona que está mal emocionalmente o siente un dolor físico, se sienta mejor.
"En una sesión de musicoterapia, el paciente tiene contacto con la música, ya sea que lo produzca él o se la ofrezca el musicoterapeuta. El hilo conductor de toda la sesión es la música y los instrumentos, lo que va pasando con el cuerpo. También se utiliza la palabra", declara la experta en el tema.
Las técnicas varían en función del problema que presente el paciente. Por lo general, se usan distintos instrumentos musicales o grabaciones para que los pacientes interactúen con ellos.

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El campo de la disciplina es muy amplio. En los últimos años, se ganó gran reputación dentro de la ciencia como una especialidad que logra resultados y ofrece una gran variedad de elementos para ayudar a las personas. Trabaja con diferentes grupos etarios: bebés, niños, adolescentes, adultos y ancianos; en diversos aspectos: discapacidades físicas, neuromotoras, mentales y sensoriales, educación, rehabilitación, medicina, adicciones, psicoprofilaxis, geriatría, prácticas preventivas y comunitarias, entre otros. En relación a los pequeños, Cecilia afirma que es muy importante no sólo para reducir dolencias sino también como un medio de "detección precoz" porque puede tener "alguna situación del desarrollo que no evoluciona" y la musicoterapia ayuda a detectarlo y recurrir a otros especialistas en caso de que sea necesario.

Cecilia explica que según la patología que aflige al paciente, se podrán alcanzar distintos resultados. "Si estamos hablando de un adulto que tiene una enfermedad como el párkinson, se sabe que según los síntomas que va teniendo, como por ejemplo una alteración en la marcha para movilizarse, la utilización del ritmo de la música puede restablecer el tempo interno que este paciente va perdiendo por la patología y entonces, puede evocar el ritmo y mejorar la marcha", agrega para ejemplificar algunos de los beneficios que puede traer la terapia.

No sólo es útil para cuestiones físicas, además muestra grandes beneficios en cuanto a aspectos psíquicos. "Está comprobado científicamente y a partir de estudios que se han realizado de resonancias magnéticas que todo el cerebro está involucrado en el hecho de hacer música o escucharla. Es decir que el especialista puede poner énfasis en algo físico y al mismo tiempo, beneficiar cuestiones emocionales. Hay respuestas emocionales que van surgiendo a partir de hacer música y el improvisar que demuestran que las personas pueden cambiar su ánimo, mejorar las relaciones sociales, tener proyectos a partir de estas intervenciones".

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La Licenciada afirma que la musicoterapia creció mucho y ganó difusión entre la gente que, cada vez más, acude a estos especialistas para curar una afección. Actualmente, logró incorporarse en espacios donde antes no solía tener lugar como por ejemplo durante el embarazo, para tratar el estrés, el dolor crónico. A ello se suma que forjó una gran especialidad en discapacidad. "Se sabe muchísimo más sobre la aplicación y los resultados, se le está dando mucha importancia a las habilidades sociales, no es nuevo pero se incluye la musicoterapia como una opción".

Cecilia posee una gran trayectoria como musicoterapeuta. ¿Qué es lo que más la impacta de su profesión? Los resultados y el hecho de que, gracias a su intervención, las personas mejoran su calidad de vida. "Los pacientes que llegan con dificultades graves en muy poco tiempo cambian su estado anímico. Cuando se meten en esto de poder improvisar, hacer música, reconectarse con lo placentero, ven cómo a través de la música se pueden expresar todas esas emociones que a lo mejor no pueden poner en palabras porque tienen cierta dificultad o porque no saben qué les está pasando o tienen un dolor tan grande que no se puede poner en palabras, eso lo pueden transmitir a través de una canciones y es increíble cómo les cambia la cara, el ánimo, tienen cierta esperanza frente a la enfermedad que tienen, cambian de humor y dentro de su entorno social".

Gracias a la musicoterapia, la gente ha presentado cambios significativos en sus vidas. Entre los usos más comunes, se pueden nombrar: durante el embarazo, para los cuidados neonatales, el desarrollo neurológico o enfermedades relacionadas, autismo, para chicos o adultos con síndrome de down, tratamientos de dolores, oncología, cuidados paliativos. Es tanto una vía para sanar como para prevenir.