Según la socióloga italiana, Roberta Paltrinieri, se puede tener una felicidad responsable, la cual debe estar basada en tener vínculos con otras personas en lugar de comprar cosas.

felicidad vínculos
La idea de la Felicidad Responsable surgió de la experiencia personal de Roberta, cuando autoanalizó sus comportamientos y notó que su "felicidad" provenía de las cosas que compraba. De esta forma, dejó de mirar las vidrieras y reestructuró sus hábitos de consumo y los de su familia. "Mi materia de estudio surge de mi autoreflexión, sobre mi comportamiento cotidiano y el de mi familia. Decidimos iniciar, como pequeño núcleo, una búsqueda de comportamientos de consumo sostenible", dijo Paltrinieri.

La doctora, que es madre de dos hijos de 8 y 12 años, implantó en casa nuevas ideas como no derrochar el agua, depositar la basura en el lugar que corresponde e implementar el trueque con otras familias, lo cual les parece divertido, sustentable y los hace sentir bien.
"Mi vida no se ha empobrecido. Como docente empleada pública, es cierto que tengo mi sueldo congelado desde hace tres años, pero también cuento con la seguridad de que mes a mes recibo mi paga. Admito que no he sentido la crisis que veo a mi alrededor, pero esto no implica que en mí no se hayan activado modos de investigación para dar con formas más virtuosas de consumo", explicó la especialista.
Roberta es doctora en Sociología y profesora en la Universidad de Bologna, además dirige el Centro de Estudios Avanzados sobre el consumo y hace de la Research Network Sociology of Consumption.
"El problema no es la posesión de bienes sino la insaciabilidad: una promesa constante de algo que se debe desear y que una vez obtenido no da satisfacción y por eso reenvía a la necesidad constante de continuar en este accionar. De aquí nacen los procesos de consumo compulsivo. La sociedad europea y la norteamericana son sociedades enfermas desde el punto de vista de la compulsivita, porque a través de este acto se intenta calmar un ansia que está dentro", dijo la socióloga.
Finalmente, la especialista recordó que "Las sociedades felices son las que producen relaciones, vínculos. Las infelices son las que en el lugar de las relaciones venden productos. En síntesis: la gente feliz genera vínculos; los infelices compran compulsivamente".