España es un país donde nos tomamos las cosas frívolas muy en serio y donde despachamos con frivolidad asuntos importantes. Un caso particularmente desolador es el trato a los niños durante la pandemia. Se les encerró durante seis semanas sin que hubiera la menor justificación para ello. Luego, cuando había otras cosas abiertas, se mantuvieron cerrados los parques infantiles, o se cerraban a la menor ocasión. Aunque la apertura de los colegios fue una de las cosas que se han hecho bien en nuestro país, no será fácil olvidar la imagen de los niños en las explanadas, y los padres gritando detrás diciéndoles que no se acercasen a otro niño.
Quitad ya las mascarillas a los niños
Leemos y escribimos artículos sobre los efectos de la pandemia en el amor, el trabajo, la salud mental de los adultos. Solo mucho más tarde hemos empezado a escribir cosas de los niños, que, ya se sabe, son muy resilientes y todo lo aguantan. En realidad, lo que pasa es que no pueden articular sus quejas con la eficacia de otros grupos. Eso hace que su sacrificio — por una desidia que se convierte en crueldad — sea todavía más indignante.

Hace unas semanas, la revista Nature informaba de resultados más bajos en aprendizaje temprano, incluyendo adquisición del lenguaje, resolución de puzles y habilidades motoras en la "generación covid" (muchos investigadores esperaban que se pudieran revertir tras el fin de las restricciones). Gemma Ochando Perales, de la Asociación Española de Pediatría, ha dicho que los niños menores de 3 años, que han vivido siempre con la pandemia, "presentan una menor estimulación de la capacidad de aprendizaje y de neurodesarrollo". Las restricciones a la socialización lastran el desarrollo y dificultan el aprendizaje por imitación. La situación de las urgencias y el temor difuso hacen que vayan menos al médico o a revisiones. Ochando también destacaba el problema de las mascarillas en los colegios, que limitan el reconocimiento facial y el descubrimiento de las expresiones de la cara, y que disminuyen la capacidad de leer los labios y la intensidad del sonido. Es hora de quitarles las mascarillas a los niños.

Los riesgos de la covid-19 para los niños son menores que los riesgos de las medidas que les imponemos para contener la enfermedad. Quizá dentro de unos años nuestros hijos nos pregunten por lo que les pasó. Si les decimos que fue el coronavirus, estaremos mintiendo. Fuimos nosotros.