Evo Morales, un líder indígena que se burló del FMI y condenó al imperialismo estadounidense, ha sido presionado por los militares para que renuncie después de ganar las elecciones. ¿Y aun así Washington llama a este golpe flagrante en Bolivia una victoria para la democracia?
Morales fue reelegido como presidente de Bolivia el 20 de octubre. La Organización de Estados Americanos (OEA), que apoyó el golpe de Estado, no se mostró complacida e interfirió en el proceso electoral de una nación soberana -como lo hace tan bien Estados Unidos-, emitiendo un informe que indicaba que el resultado de la votación no había sido satisfactorio. El fuerte financiamiento de EE.UU. seguramente no tiene ninguna influencia sobre las políticas de la OEA...
En cualquier caso, el 10 de noviembre, el Presidente Morales primero anunció una nueva elección. Más tarde ese mismo día, anunció su renuncia, señalando como razón la reciente brutalidad de la oposición de derechas en Bolivia, incluyendo el "secuestro y maltrato" de familias de líderes indígenas y la quema de casas de funcionarios públicos.
"Renuncio a mi cargo de presidente para que (Carlos) Mesa y (Luis Fernando) Camacho no sigan persiguiendo a los líderes socialistas".Morales dejó en claro que su decisión se debía únicamente a la violencia que incitaban los líderes de la oposición. Sin embargo, pronto quedó claro que se trataba de un golpe de Estado, no de una dimisión.
Comentario: También, en Sputnik han publicado lo siguiente: Si el problema inicial era la sospecha de fraude en las elecciones y Evo Morales había accedido a realizar nuevas elecciones, ¿por qué los opositores decidieron cambiar sus demandas y pedir directamente la renuncia del presidente? ¿Acaso volver a votar no sería resolver el problema de manera democrática.
También está claro que cuando los militares exigen la renuncia de un presidente con amenazas incluidas, no se trata precisamente de un proceso democrático, sino de algo más parecido a lo que todos conocemos como un golpe de Estado.
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