(España) -
En Barcelona, y también en Madrid, cada vez hay más riders (jinetes, en inglés). Así se conoce a los jóvenes en bicicleta -son sobre todo hombres- que llevan los pedidos de comida a domicilio cuando al cliente le entra hambre, pereza de cocinar o ambas cosas. Haga sol, llueva o nieve, se pegan la paliza para hacer la entrega a tiempo, no sea que ustedes, yo o el vecino del 2.º nos quejemos a la empresa y esta deje de pasarles trabajo.
© Twitter/un empleado de Glovo
Se trata de uno de
los empleos de la economía colaborativa, un negocio emergente que se basa exclusivamente en conectar oferta y demanda (y cobrar una comisión por eso) a través de nuevas plataformas digitales. El concepto suena muy bien pero, como ocurre con otra odiosa palabra,
emprendimiento, nadie entiende qué significa.
Si le contáramos a un marciano con dos dedos de frente de qué va esto de ser rider, lo primero que haría sería consultar su base de datos. De más antiguo a menos, al alienígena le aparecerían diversas entradas: el sistema agrario, la revolución industrial, los sindicatos... Luego los
contratos, la
regulación del trabajo, el
seguro de enfermedad, la
pensión de jubilación, el
seguro del paro. La búsqueda se vería interrumpida al llegar al epígrafe
"Estado de bienestar". Entonces el marciano, ansioso por saber, emitiría sonidos identificables con la palabra
riders y el sistema se los devolvería en forma de pregunta: ¿Derechos laborales?
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