El efecto curativo de la luz infrarroja cercana se conoce desde hace tiempo, pero no el porqué de su éxito. Investigadores de la Universidad de Ulm en Alemania parecen haber descubierto que la clave está en la reacción que produce sobre el líquido elemento dentro de la célula. La luz roja parece alterar las propiedades físicas del agua, lo que acelera las reacciones químicas que proporcionan energía a la célula. El fenómeno ya se aplica a la curación de heridas en la piel o a quemaduras oculares, y se estudia su uso en la fecundación in vitro.
© Andrei Sommer
Por todos es sabido que la luz solar aporta muchos beneficios para la salud, influyendo no sólo en la piel, sino también en todos los órganos internos, que se activan por su estímulo. Es por ello que los científicos han seguido investigando con la parte no visible del espectro de color, aquella que se presenta después del rojo visible, la luz infrarroja cercana, para conocer también sus efectos.
Y al igual que la parte visible, también tiene sus beneficios. Ha quedado demostrado que el reflejo de una luz infrarroja cercana sobre la piel o sobre una muestra de células produce un impulso de energía instantánea que ayuda a sanar heridas, aliviar el dolor e incluso se estudia su aplicación a la infertilidad masculina y a otros casos clínicos.
Este curioso efecto curativo se conoce desde hace tiempo. De hecho, se ha estado investigando su uso en lesiones oculares desde 2002, pero hasta ahora se desconocía el porqué de su éxito. La revelación llega desde la Universidad de Ulm en Alemania, donde parecen haber encontrado una respuesta simple, pero no por ello menos extraña.
Un equipo de investigadores dirigido por Andrei Sommer ha descubierto que la clave está en el efecto de la luz en la viscosidad de agua. Según un artículo publicado en la revista New Scientist, la luz roja parece alterar las propiedades físicas del agua, lo que acelera las reacciones químicas que proporcionan energía a la célula.
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