Tomado del blog Noticias de abajo.
Parte 1 - los orígenes del mecanicismo materialista
Rupert Sheldrake es un biólogo teórico cuyo libro Una Nueva Ciencia de la Vida: la hipótesis de la causación formativa (Tarcher, 1981) provocó numerosas controversias. Nature lo describió como "el mejor candidato para la quema en la hoguera", mientras que la revista New Scientist lo calificó como "una importante investigación científica sobre la naturaleza de la diversidad biológica y la realidad física". Debido a que su trabajo tiene implicaciones en los conceptos desarrollados por Jung, como son el Arquetipo y el Inconsciente colectivo, hemos invitado a que Sheldrake exponga sus puntos de vista en una serie de artículos que irán apareciendo de manera sucesiva en las revista Perspectivas Psicológicas. Estos artículos suponen una actualización de la conferencia que dio en mayo de 1986, "Resonancia mórfica e inconsciente colectivo", en el Instituto de Relaciones Humanas de Santa Bárbara.
¿Cómo surge la forma?La
hipótesis de la causación formativa, que es la base de mi trabajo, se inicia por el problema de las formas biológicas. En la Biología se ha producido una larga discusión sobre cómo explicar el desarrollo de los embriones y organismos. ¿Cómo crecen las plantas a partir de las semillas? ¿Cómo se desarrollan los embriones a partir de los huevos fertilizados? Esto supone un problema para los biólogos, aunque no supone ningún problema para los embriones y las plantas, que finalmente se desarrollan y acaban adquiriendo su forma. Sin embargo, los biólogos señalan que es difícil dar una explicación causal de la forma. En Física, se considera que una causa iguala al efecto. La cantidad de energía, de materia, y la energía suministrada para que se produzca un cambio es igual a la cantidad obtenida después. La causa subyace en el efecto y el efecto en la causa. Sin embargo, cuando observamos el crecimiento de un roble a partir de una bellota, no parece haber tal equivalencia entre causa y efecto, al menos de una manera obvia.
En el siglo XVII, la principal teoría mecanicista de la embriología decía simplemente que el roble se encontraba dentro de la bellota: dentro de cada bellota había un roble en miniatura que luego crecía para convertirse en un árbol.
Esta teoría estuvo bastante aceptada y era consistente con el enfoque mecanicista tal y como se entendía en aquella época. Sin embargo, como señalaron rápidamente los críticos, si el roble crecía produciría bellotas que contendrían en su interior robles que podrían crecer y producir bellotas que contendrían robles... y así ad infinitum. Si por el contrario una forma procede de una ausencia de forma (el nombre técnico de esto es epigénesis), entonces ¿de dónde viene la forma?
¿Cómo aparecen las estructuras que antes no estaban allí? Ni platónicos ni aristotélicos tuvieron ningún problema en responder a esta pregunta. Los platónicos dijeron que la forma provenía de los arquetipos platónicos: si hay un roble es porque hay una forma arquetípica de roble, y todos los robles serían simplemente reflejos de ese arquetipo. Desde este arquetipo que está más allá del tiempo y del espacio, no hay necesidad de que la forma esté ya incrustada en el interior de la bellota. Los aristotélicos dijeron que todas las especies tienen su propio tipo de alma, y el alma es la forma del cuerpo.
El cuerpo está en el alma, no el alma en el cuerpo. El alma es la forma del cuerpo y está alrededor del cuerpo y contiene el objetivo del desarrollo (lo que formalmente se llama una entelequia). El alma de un roble contiene eventualmente un roble.
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