Puedes utilizar el sufrimiento para sacar la mejor versión de ti o puedes dejarte arrastrar hasta degradarte.

superar sufrimiento
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Tú no quieres un artículo que explique cómo lidiar con tu dolor. Tú quieres un artículo profundo y luminoso que te diga amablemente que la vida no tiene por qué doler. Y es normal. Es el mismo mecanismo defensivo que rige toda vida sobre la Tierra. Pero tatúate esto en la mente: tiene que doler y a veces tiene que doler muchísimo. No podrás evitarlo. Te sentirás perdido, te sentirás irreconocible, te sentirás vacío. Pero incluso cuando el universo te lo quite casi todo, habrá algo que nada ni nadie podrán arrebatarte: tu actitud ante toda esa mierda.

Digno de tu dolor

Sí, lo sé, esa idea suena un poquito a la típica trivialidad mindfulness que queda preciosa en la teoría pero que resulta sumamente complicada practicar a la hora de la verdad. Pero pensarás de forma muy distinta cuando te diga que quien la formuló, el psiquiatra Viktor Frankl, vivió durante años en los peores campos de concentración nazis. Allí perdió todo cuanto tenía: su familia, su esposa, su trabajo, su esperanza. Frankl experimentó un sufrimiento inimaginable y descubrió por el camino la verdadera naturaleza del ser humano.

Según narra en su célebre ensayo El hombre en busca de sentido, de 1959, las circunstancias de los campos de concentración hacían envilecer y sacar lo peor de sí mismos a buena parte de los prisioneros. Otros, sin embargo, lograban conservar toda su humanidad. Algo que, a juicio de Frankl, demostraba que la actitud que adoptamos ante el sufrimiento es siempre decisión nuestra, por muy jodida que sea la situación. En palabras del propio autor, "cada hombre [y mujer], incluso en condiciones trágicas, puede decidir quién quiere ser".

Viktor Frankl: "Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas -la elección de la actitud personal que debe adoptar frente a las circunstancias que se le presentan".
Esto sirve también para nuestras primermundistas -pero dolorosas- tragedias. ¿Qué clase de persona elijo ser cuando sufro una desoladora ruptura? ¿Rencorosa? ¿Vengativa? ¿Victimista? ¿Quiero comportarte de forma egoista o dañina justificándome en el enorme dolor que siento? ¿Quién quiero ser hacia los demás cuando siento haberlo perdido todo? Para Frankl siempre hay dos caminos: utilizar el sufrimiento para convertirte en una mejor versión de ti mismo o dejarte arrastrar por la tormenta hasta degradarte. Pero eso no es todo.

Sufro, luego existo

Frankl, uno de los teóricos del psicoanálisis más importantes de la historia, plantea además otra bonita idea: a veces el sufrimiento es tan masivo que nuestra vida parece perder sentido, pero es precisamente nuestra actitud ante ese sufrimiento lo que da sentido a nuestra vida. Cuando todo se derrumba a tu alrededor, cuando se abre un abismo bajo tus pies, demostrarte a ti mismo que eres capaz de mantenerte fiel a tus valores y fiel a la increíble persona que eres se convierte en el leitmotiv que te permite salir adelante.

Como resume el propio psiquiatra austriaco, "cuando hay que enfrentarse a una situación inevitable, inapelable e irrevocable, la vida ofrece la oportunidad de realizar el valor supremo, de cumplir el sentido más profundo: aceptar el sufrimiento". Y esto no significa dejar de estar triste o dejar de experimentar el dolor. Significa dejar de quejarse o de negar la situación que tanto daño te hace. Es una mierda pero está pasando. Aprovechas la oportunidad para crecer o lo añades a tu lista de fracasos. Tú decides.


Viktor Frankl: Entre estímulo y respuesta hay un espacio. En ese espacio está nuestro poder para elegir nuestra respuesta, en la que reside nuestro crecimiento y nuestra libertad.
Tarde o temprano, "la hora pasa, la pena se olvida, más la obra queda", decía Frankl. Pero esa obra eres tú. El recuerdo de quién fuiste cuando el sufrimiento atravesaba cada célula de tu cuerpo quedará para siempre en tu memoria. Frankl, como ejemplo paradigmático, aceptó tu sufrimiento en Auschwitz y otros campos de exterminio nazi. Además, y para poder sobrevivir, encontró sentido a su dolor ayudando a otros prisioneros a través de su conocimiento de la psique humana. Ser humano ante la deshumanización le mantuvo a flote.

No lo desperdicies

Según Frankl, en lugar de revolvernos con furia contra la suerte, la vida o el multiverso por las cosas malas que nos pasan, deberíamos percibir el sufrimiento como una pregunta de la vida: ¿puedes "transformar la tragedia, la enfermedad y el fracaso en un triunfo personal"? El autor recuerda a todos esos supervivientes del holocausto que, en mitad de una despiadada lucha por la supervivencia, iban a las barricadas a consolar a los demás ofreciéndoles ese ridículo mendrugo de pan que tenían por comida para todo el día.

Viktor Frankl: Cada hombre es cuestionado por la vida y sólo puede responder a ella respondiendo por su propia vida; sólo siendo responsable puede contestar a la vida.
Esos hombres estuvieron a la altura de los retos que la vida les planteó. Yo también puedo. Y tú también puedes. Es más, debemos hacerlo. Porque cuando puedes utilizar toda la mierda que vives para evolucionar, cuando todo ese dolor puede servir de algo, no hacerlo es un absoluto desperdicio. Siempre hay elección. "¿Qué es, en realidad, el hombre? Es el ser que siempre decide lo que es. Es quien ha inventado las cámaras de gas, pero también el que ha entrado en ellas con paso firme", escribe Frankl. Es nuestra última y mejor carta.