Una de cada cuatro personas mayores de 40 años, en Estados Unidos, actualmente toma estatinas bajo la ilusión de que reducirán su riesgo de padecer enfermedades cardíacas.
El Dr. David Diamond, quien es un neurocientífico con un doctorado en biología, profesor de Psicología, Farmacología Molecular y Fisiología en la Universidad del Sur de Florida y científico de Investigación en el Hospital de Tampa VA, terminó investigando la alimentación y las estatinas como resultado sus propias cuestiones de salud, y sus conclusiones son muy diferentes de la situación actual en la medicina.
¿Por qué se recomienda erróneamente una alimentación baja en grasa a aquellas personas con un alto riesgo de padecer enfermedades cardíacas?Hace quince años, al solicitar un seguro de vida, el Dr. Diamond descubrió que tenía un alto riesgo de padecer una enfermedad cardiaca. Esto lo sorprendió, ya que había estado bien de salud, a pesar de haber subido cerca de 20 libras en el transcurso de 15 años y su familia no tenía un historial de enfermedades cardiacas.
"Cuando revisé los resultados del examen de sangre, vi por qué me habían catalogado como en un alto riesgo", dice. "Se recomienda que los triglicéridos estén por debajo de 150, e incluso preferiblemente debajo de 100. Mis triglicéridos de 750 eran estratosféricos.
Mi lipoproteína de alta densidad (HDL), llamado el 'buen colesterol' que debería estar por arriba de 40 o 50, estaba entre 20 y 25.
Esa combinación de triglicéridos extremadamente altos y un muy bajo HDL me puso en un riesgo 15 veces mayor de padecer un ataque cardiaco en comparación con las personas con un índice de lípidos óptimo.
Creí que este era en verdad un examen de sangre anómalo. Pensé en hacer más ejercicio - he hecho ejercicio durante toda mi vida - y he seguido la alimentación recomendada por la American Heart Association (AHA), así que reduje mi consumo de grasa.
En seis meses, pensé, todo estaría de vuelta a la normalidad. Pero después de seis meses, los números eran los mismos".
Él admite su completa ignorancia sobre nutrición.
Lo único que "sabía" era que las grasas saturadas son malas para la salud, ya que ocasionan enfermedades cardiacas y que el colesterol tapa las arterias - ambos datos son incorrectos.
Después de hacer ejercicio y seguir la alimentación recomendada baja en grasas durante cinco años, sus triglicéridos seguían en el rango de 700-800 y su HDL continúo siendo de entre 20-25. Para empeorar, subió otras cinco libras.
"Quizá el peor momento para mí fue cuando el doctor me pidió que tomara asiento y dijo 'Okay, el momento ha llegado. Haz hecho tu mejor esfuerzo, pero la alimentación y el ejercicio simplemente no han funcionado. Es momento de comenzar con los medicamentos'. Me recomendó tomar aceite de pescado, niacina y una estatina".
Comentario: Muchos podemos tener problemas de confianza cuando se trata de saber a quién creer con respecto a las recomendaciones alimenticias. Navegando en Internet durante unos minutos nos puede llevar a diversas fuentes que indican, cada una, lo contrario a la otra. Que esta es la dieta milagrosa, que tal alimento lo curará de todos sus problemas, etc... La desinformación existente es enorme y muchas veces puede ser producto de la ignorancia más que de las malas intenciones. Es por esto que, para poder tomar control de nuestra salud, debemos informarnos nosotros mismos lo más posible, comparar la información con un grupo de personas que está interesado en investigar de manera objetiva e independiente, así como prestar atención a lo que nos indica nuestro cuerpo, con una mente abierta a aceptar que quizás podemos mejorar algunos aspectos de nuestras vidas para estar mejor a pesar de que anteriormente alguien nos haya dicho que tal o cual camino era el mejor.
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