Existen ciertas cuestiones que encierran dilemas morales difíciles de resolver. Más allá de un poco de biología evolutiva, hay dudas que han tratado de ser contestadas a lo largo de la historia de la humanidad múltiples veces porque encierran algunos aspectos referidos al funcionamiento de nuestro cerebro.© Desconocido
Una de las preguntas más antiguas en el folclore y la cultura humana es precisamente ésta: "¿Qué fue antes: el huevo o la gallina?". Un interrogante que a todas luces parece sencillo pero encierra mucho más de lo que parece.
Las primeras referencias a este inmortal dilema aparecen en la obra del filósofo griego Aristóteles, quien afirmaba que lo actual es siempre anterior a lo potencial y, por lo tanto, el hombre precede siempre al esperma, o lo que es lo mismo, la gallina antecede al huevo. Plutarco también trabajó sobre lo mismo en sus ensayos, un dilema que en su opinión nos hacía preguntarnos acerca del origen del mundo.
Aunque muchos le hayan dado vueltas y vueltas al tema, en términos científicos la cuestión no es necesariamente hoy un gran dilema y, según el investigador Mark Rodger de la Universidad de Warwick,
"nunca tendrá una respuesta definitiva, en el sentido de que no se puede verificar de acuerdo a métodos científicos".
Una cosa es un dilema; otra, un problema. Una cosa es un conflicto y otra, una confusión.
El dilema nunca tendrá una respuesta correcta y participan del mismo la confrontación y la incertidumbre. Siempre es una indecisión personal y lleva a dudar permanentemente. El problema puede tener muchas caras de resolución, que inclusive, con una buena negociación, puede dejar contentas a ambas partes. En cambio, el conflicto es una lucha de poderes donde solo se resuelve poniendo el cuerpo. Es una situación tensa que implica el enfrentamiento entre ambas partes. La confusión es un modo de escapar a las otras tres posiciones. Contiene una mala interpretación de los hechos, gobierna el malentendido y el escenario está compuesto de la contraposición de ideas y de distintas interpretaciones de una sola realidad.
Por todo eso, ¿qué ocurre en el cerebro de un individuo cuando tiene que enfrentarse a un dilema moral extremo y tomar una decisión? ¿Qué redes están involucradas? ¿Existen diferencias en la actividad cerebral de delincuentes y jueces en el momento de afrontar situaciones límite que implican el sacrificio de una persona para salvar la vida de otras?
Comentario: Lo que menciona este artículo recuerda un poco al sistema 1 y sistema 2 en la descripción del razonamiento cognitivo según Daniel Kahneman. Él comenta, justamente, que tenemos 2 sistemas, uno que es más rápido y sigue caminos preestablecidos (el que usamos más) y otro que es más lento y perezoso pero que nos permite encontrar nuevos caminos y formas de razonamiento para resolver conflictos o problemas, aunque está completamente al servicio del sistema 1 hasta que no hagamos un trabajo consciente para usarlo cada vez más. Es por eso que, quizás, la respuesta está en hacerse consciente de estos procesos emocionales y cognitivos para poder tomar decisiones conscientes. Vea:
Cabe resaltar también el hecho de que existen personas que, al parecer, tienen un funcionamiento cerebral diferente, quienes no poseen tantos conflictos morales y, por ende, realizan actos que dañan a otros sin sentir remordimiento. Para más información, puede leer:
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