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© DesconocidoCatástrofes naturales de todo tipo y en todo el planeta
El año 2011 llegó con calamidades naturales de gran escala. Fuertes heladas y nevadas en Europa fueron sucedidas por un calentamiento no habitual. Las abundantes nieves se derritieron e inundaron vastas regiones de Alemania, Austria y Hungría.

También en Australia diluvió. Fueron anegados territorios por su extensión comparables a Francia y Alemania, las calles de decenas de ciudades fueron cubiertas por el agua. Ha sido la mayor inundación de los últimos ciento veinte años, afirma Andrei Shmakin, jefe del departamento de climatología del Instituto de Geografía de la Academia de Ciencias de Rusia.

"La inundación en Australia sobrevino inesperadamente. Que yo sepa, en la historia de la meteorología australiana tal fenómeno ha sido registrado por primera vez".

Filipinas también sorprendieron. Doblemente. A inicios y a finales del año las islas fueron afectadas por sendos tifones. El de enero dejó sin hogares a 25 mil habitantes. Ahora, a finales de diciembre, todavía no se han contabilizado los daños, el azote natural está en su clímax, continúa Andrei Shmakin.

"El huracán que azotó Filipinas es un suceso que no se había observado nunca en diciembre. Los tifones, como se les llama allí, suelen desatarse de junio a octubre, a veces en noviembre. Ahora somos testigos de un tifón acontecido fuera de temporada".

El verano de este año tampoco fue tranquilo. En Europa había riadas, en Bolivia nieve, en China la sequía más fuerte en los últimos cien años. Luego se descargó el cielo sobre Tailandia. Los chubascos comenzaron en verano y se prolongaron en otoño. Como consecuencia, fuertes inundaciones se llevaron la vida de 600 personas. En algunas provincias del reino el agua no se ha retirado hasta la fecha.

En tanto, el ser humano no está en condiciones de intuir y tanto menos prevenir las precipitaciones en una parte y la sequía en otra, dice el climatólogo Andrei Shmakin.

Es hora de acostumbrarse a las anomalías naturales, aconseja Alexei Kokorin, director del programa "Clima y energía" del Fondo Mundial de la Naturaleza.

"En en 2011 hubo más fenómenos anómalos que en el 2010. Es decir, la atmósfera general en la que vivimos muestra que el clima se ha vuelto mucho más extremo. Y 2011 lo ha mostrado palmariamente".

Además de calamidades locales con miles de víctimas humanas, anomalías naturales, sequías e inundaciones entrañan el peligro de cambios globales en la economía mundial. Acorde con los últimos estudios de los científicos, algunos alimentos pueden realmente correr el peligro de desaparición debido a los cambios climáticos. Se trata del café, al que afectan las inundaciones, y que en el año pasado encareció en un 25%; de la miel, producto de la actividad vital de las abejas, sumamente sensibles a los cambios climáticos; y por supuesto del trigo: la sequía de 2010 en Rusia puso al descubierto cómo puede cambiar el precio del trigo a escala global si uno de los principales proveedores de ese producto primordial tiene mala cosecha.