La Ciencia del Espíritu
Mediante este experimento, Chalmers sostiene que no es posible comprender la conciencia por medio de las propiedades físicas del cerebro, lo que puede argumentarse si imaginamos un mundo igual al nuestro, pero habitado por zombies.
Y es que este estudio ha comprobado que ser generosos provoca un cambio en nuestros cerebros que nos hace más felices. Los resultados proporcionan una idea de la interacción entre el altruismo y la felicidad.
Sin embargo, un grupo de investigadores de la Universidad de Texas tiene una mala noticia para todas esas personas: el mero hecho de tener cerca su smartphone afecta su inteligencia.
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Con el tiempo, puede que uno mismo acabe dándose cuenta de que una parte de su bagaje existencial le ha causado mella. Algunos hechos no resueltos del pasado pueden haberse cristalizado en forma de nudos emocionales. Esta realidad suele ser común cuando, por ejemplo, hemos dejado atrás una relación afectiva compleja, una pérdida personal o incluso cuando habita en nosotros la herida de una infancia traumática.
La analogía de los nudos no puede ser más acertada. De algún modo, esos estados psicológicos ejercen una presión dolorosa en la mente, hostigan el corazón y nos quitan el aire aferrando a su vez la mirada al retrovisor del pasado. Nos dejan en un estado precario donde perdemos nuestra capacidad de aprovechar el presente, de seguir realizándonos como seres humanos.
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La idea de que el universo es la forma dinámica en la que Dios o el espíritu universal se realiza a sí mismo, toma conciencia absoluta o integra y sintetiza en sí todas las partes es una de las ideas filosóficas más poderosas en la historia de la filosofía occidental, particularmente en la modernidad.
Si bien podemos encontrar ciertas similitudes en el pensamiento oriental, en muchos casos se asume que Dios tiene previamente conciencia absoluta y si bien el universo puede pensarse como un medio empleado por Dios para experimentarse a sí mismo en toda su diversidad y gloria -como su pasatiempo, su lila- se cree que durante todo este proceso Dios ya tiene completa realización, omnisciencia, libertad, independencia, etc. En otras palabras, precisamente porque es un juego no se está jugando nada (nada cambia realmente), y el destino no es distinto al origen.
Comentario: Como complemento a este artículo los invitamos a la lectura de: Orden a partir del caos (artículo de Laura Knight-Jadczyk)
En 1882 Nietzsche escribió La gaya ciencia, el libro en el que anunciaba vigorosamente, como en una explosión de endemoniado júbilo, "la muerte de Dios". Ciertamente se trata de un punto de inflexión en la historia de la filosofía y al cual, en retrospectiva, podemos ver como un momento casi profético o al menos como una poderosa radiografía del alma (histórica) del hombre. El pasaje más enérgico, el cual merece citarse extensamente, es el siguiente:
¿No habéis oído hablar de aquel hombre frenético que justo antes de la claridad del mediodía encendió una lámpara, corrió al mercado y no dejaba de gritar: «¡Busco a Dios, busco a Dios!»? -Allí estaban congregados muchos de los que precisamente no creían en Dios, provocando una gran carcajada. «¿Acaso se ha perdido?», dijo uno. «¿Se ha extraviado como un niño?», dijo otro. «¿O es que se ha escondido? ¿Nos tiene miedo? ¿Se ha hecho a la mar en un barco? ¿Ha emigrado?»-así chillaban y reían sin orden alguno.La intención de este artículo no es preguntarnos sobre la existencia de Dios, sino sobre la idea o imagen de Dios y su importancia en la psique. Históricamente, el hombre vivió cobijado bajo la idea de Dios.
El hombre frenético saltó en medio de ellos, atravesándolos con la mirada. «¿Adónde ha ido Dios?», gritó, «¡yo os lo voy a decir! ¿Nosotros lo hemos matado -vosotros y yo! ¡todos nosotros somos sus asesinos! ¿Pero cómo hemos hecho esto? ¿Cómo fuimos capaces de bebernos el mar hasta la última gota? ¿quién nos dio la esponja para borrar todo el horizonte? ¿qué hicimos cuando desencadenamos esta tierra de su sol? ¿Hacia dónde se mueve ahora? ¿Hacia dónde nos movemos nosotros? ¿Lejos de todos los soles? ¿No caemos continuamente? ¿Y hacia atrás, hacia los lados, hacia adelante, hacia todos los lados? ¿Hay aún arriba y abajo? ¿No vagamos como a través de una nada infinita? ¿No sentimos el alentar del espacio vacío? ¿No se ha vuelto todo más frío? ¿No llega continuamente la oscuridad y más oscuridad? ¿No tendrían que encenderse lámparas a mediodía? ¿No escuchamos aún nada del ruido de los sepultureros que entierran a Dios? ¿No olemos aún nada de la putrefacción divina? -También los dioses se descomponen. ¡Dios ha muerto! ¡Dios sigue muerto! ¡Y nosotros lo hemos matado! ¿Cómo nos consolaremos los asesinos de todos los asesinos? Lo más sagrado y lo más poderoso que hasta ahora poseía el mundo, sangra bajo nuestro cuchillos -¿quién nos enjuagará esta sangre? ¿Con qué agua lustral podremos limpiarnos? ¿Qué fiestas expiatorias, qué juegos sagrados tendremos que inventar? ¿No es la grandeza de este hecho demasiado grande para nosotros? ¿No hemos de convertirnos nosotros mismos en dioses, sólo para estar a su altura? ¡Nunca hubo un hecho más grande -todo aquel que nazca después de nosotros, pertenece a causa de este hecho a una historia superior que todas las historias existentes hasta ahora!» Aquí calló el hombre frenético y miró nuevamente a sus oyentes: también éstos callaban y lo miraban extrañados.
Finalmente, lanzó su lámpara al suelo, rompiéndose en pedazos y se apagó. «Llego demasiado pronto -dijo entonces-, mi tiempo todavía no ha llegado. Este enorme acontecimiento aún está en camino y deambula -aún no ha penetrado en los oídos de los hombres. El rayo y el trueno necesitan tiempo, la luz de las estrellas necesita tiempo, los hechos necesitan tiempo, aun después de que hayan ocurrido, para ser vistos y escuchados.» Esta acción les está todavía más lejana que los astros más lejanos -«¡y sin embargo, ellos mismos la han llevado a cabo!». -Se cuenta además que, ese mismo día, el hombre frenético irrumpió en diferentes iglesias y entonó su Requiem aeternam Deo [Descanso eterno para Dios]. Conducido fuera de ellas y conminado a hablar, sólo respondió una y otra vez: «¿Qué son, pues, estas iglesias sino las tumbas y sepulcros de Dios?»".
(La gaya ciencia, Tr. Germán Cano. Madrid: Gredos, 2011, p. 125)
Comentario: Recomendamos leer los siguientes artículos donde se abordan algunas ideas similares con respecto a la búsqueda de sentido, propósito y la importancia de la mitología y las tradiciones en esa búsqueda:
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Los sucesos del 11/9 traumatizaron al público estadounidense. La administración Bush se aprovechó de ese miedo y en la actualidad el Gobierno de Obama lo sigue haciendo.
El interruptor de la paranoia
Los eventos traumáticos sobrecargan nuestro sistema límbico. La respuesta aumentada de nuestra amígdala, que registra "la importancia emocional" del evento, conduce a una disminución de la respuesta en el hipocampo, que por lo general da prioridad a la información y permite a los centros superiores del cerebro para crear recuerdos coherentes, sobre la base de su importancia emocional. Por lo tanto, los eventos traumáticos no son integrados por los centros cerebrales superiores como verdaderos recuerdos, sino que nos dejan con fragmentos no integrados de la memoria: imágenes y sensaciones aisladas. Estas memorias pueden entonces ser "activadas" por imágenes similares. De este modo, un coche que petardea puede desencadenar a un veterano de la guerra un estado de paranoia. Su "interruptor de paranoia" se ha encendido.
Buenas noticias, lector español: según el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros, en 2017 mejoramos el índice de lectura general, con un respetable 65,8% de la población leyendo libros de manera habitual (el 59,7% en su tiempo libre). Las buenas noticias continúan cuando uno se fija en las nuevas generaciones, aunque es probable que el hecho de que les obliguen a leer libros en el cole explique por qué el 80% de personas entre 10 y 14 años son lectores frecuentes. Sin embargo, la falta de tiempo sigue siendo la principal razón que los encuestados alegan cuando se les pregunta por qué no leen tanto como les gustaría o creen que deberían. Te suena de algo, ¿verdad?
Sin embargo, miremos el vaso medio vacío: un 66% de población lectora, aún superando los índices de años anteriores, sigue suponiendo un 34% de individuos que no tocan un libro ni aunque les vaya la vida en ello. Del mismo modo, un estudio reciente ha descubierto que más de una cuarta parte de la población norteamericana admite no haber leído ni siquiera un pasaje durante 2017. Ya no es que se sientan mal por haber dejado, como tú (oh, sabemos que lo has hecho), a la mitad aquella novela que parecía tan interesante, sino que ni siquiera lo han intentado. Y esto es un problema, tanto a escala social como a nivel individual: los cerebros de los no lectores se acaban resintiendo por tanta inactividad.
No lo decimos nosotros, sino la Universidad de Toronto, cuyos científicos llevaron a cabo un estudio encargado de medir la "conclusión cognitiva" de aquellos sujetos que leen relatos de ficción frente a los que sólo leen ensayos. En cristiano: si lees novela o cuentos (es decir, ficción), resulta que eres más abierto de mente que aquellos que sólo tocan las noticias de medios de comunicación o cualquier otra forma de no-ficción escrita. La clave, según los responsables del estudio, es que la no-ficción te ayuda a aprender sobre una materia determinada, pero no siempre te anima a reflexionar sobre ella. Y hay que tener en cuenta que la Universidad de Toronto sólo midió a lectores (de uno u otro tipo), luego sólo podemos imaginar lo que pasa con el cerebro de personas que, directamente, pasan de leer todo lo que tenga más párrafos que, pongamos por caso, un artículo de GQ.
Y ahora llega el verdadero argumento de peso: está comprobado que leer aumenta tu esperanza de vida.
Las agencias físicas, como las de viajes, se encargan de ofrecer servicios que ayuden a las personas a satisfacer ciertas necesidades, y por eso acuden a ellas. Nosotros también tenemos necesidades internas de diversos tipos que sólo son atendidas por nuestra propia agencia en primera instancia, a pesar de que otras ayudas o servicios también estén implicados. De ahí la importancia de que nuestra agencia funcione de la mejor manera posible.
No es el contenido de tu creencia lo que te hace peligroso, sino la manera en que crees en ella.
Jordan Peterson, el profesor canadiense de psicología que en el último año se ha convertido en el intelectual público más popular de Norteamérica, ha pasado muchas décadas estudiando la tiranía y sus antecedentes. Como resultado, con frecuencia advierte a sus audiencias del incomparable poder destructivo de la "posesión ideológica".
Como alguien que ha estado escribiendo durante mucho tiempo sobre la amenaza que supone esta enfermedad epistémica tan prevalente, estoy encantado de ver la atención que se le está prestando ahora.
La posesión ideológica es para un discurso político sano lo que el cientificismo es para la ciencia.
Lo más importante que hay que saber sobre el diagnóstico de la posesión ideológica es que no se puede conocer analizando el contenido de la ideología poseedora.
Como he dicho en otra parte, no es el contenido de tu creencia lo que te hace peligroso, sino la manera en que crees en ella.
Cualquier ideología tiene el potencial de ser mortal cuando es promovida por aquellos que están tan seguros de su propio conocimiento y perspectiva moral, que la impondrían incluso frente a las protestas de aquellos afectados por ella. Para los poseídos ideológicamente, la imposición siempre puede estar justificada porque "es lo correcto", "empezará a funcionar si nos mantenemos en ello", "las quejas vienen de gente mala", etc. Sí. La lógica es tan circular como parece.
Así que, pidiendo disculpas al Dr. Peterson, le brindo una invitación abierta para que enmiende y amplíe lo siguiente (él es el clínico, después de todo). Aquí, para propósitos de diagnóstico, hay una lista de síntomas de la posesión ideológica, la más fatal de las enfermedades epistémicas.
Comentario: Para conocer más acerca de otras ideas que comparten el hecho de que la ciencia materialista no es adecuada para explicar completamente lo que conocemos como "consciencia", recomendamos leer: