Traducido por el equipo de SOTT.net

Recientemente, como resultado de una solicitud por la FOIA (Ley de libertad de información), el Departamento de Defensa hizo públicos algunos intercambios de Signal que mantuve con el Dr. Sean Kirkpatrick, antiguo Director de la Oficina de Resolución de Anomalías en Todos los Dominios (AARO). La publicación me sorprendió pero no me ofendió, ya que soy un firme partidario de la transparencia gubernamental. Sin embargo, también me recordó otro mensaje de Signal que el público podría encontrar de interés y que también es pertinente para la supuesta recuperación de tecnología extraterrestre.

Por respeto a la confidencialidad del autor, he estado guardando este mensaje durante varios años. También he redactado partes del documento para proteger la identidad del autor. Sin embargo, recientemente he obtenido el permiso por escrito del autor para publicarlo. La Oficina de Prepublicación y Examen de Seguridad de Defensa (DOPSR) también ha aprobado su publicación. Mi propósito al publicar este documento, a raíz de los desmentidos globales del gobierno en relación con la posesión de tecnología extraterrestre, es simplemente ayudar a otros a entender por qué yo y algunos otros consideramos que estas acusaciones merecen ser investigadas.
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Como pueden ver, este alto funcionario del gobierno afirmó que se le había concedido acceso a un supuesto programa estadounidense de recuperación y explotación de tecnología alienígena. No haré comentarios sobre la organización para la que trabajaba, pero puedo confirmar que el individuo tenía un acceso creíble y era de alto rango; considerablemente más que el denunciante Dave Grusch. Como se puede ver, este individuo afirmó estar obteniendo información profunda sobre el programa e incluso proporcionó el nombre del supuesto "guardián" de la Fuerza Aérea para este supuesto campo secreto. Creo que mencioné el nombre del supuesto guardián de la Fuerza Aérea al Dr. Kirkpatrick de la AARO hace mucho tiempo. He compartido una copia no redactada de este mensaje con algunos miembros del personal y de los diversos comités de supervisión del Congreso. Que yo sepa, ninguno se ha puesto en contacto con el supuesto guardián de la USAF para comprobar la veracidad de esta afirmación.

Consciente de que el gobierno niega categóricamente cualquier cosa relacionada con la vida extraterrestre, envié una copia de este breve intercambio a la Oficina de Prepublicación y Examen de Seguridad de Defensa (DOPSR). La DOPSR confirmó que el texto no está clasificado y lo aprobó para su publicación. Sin embargo, reconozco también que quienes determinan que el documento no está clasificado probablemente no estarían autorizados para un programa tan sumamente sensible si existiera. Además, el gobierno difícilmente podría denegar la aprobación para hacer pública esta información sin confirmar hasta cierto punto su sensibilidad y legitimidad. Así que, aunque me alivia tener la confirmación de que el documento no está clasificado, también reconozco que la verdad podría ser más complicada. Creo que la mayoría de la gente, al recibir información de este tipo de un alto funcionario del gobierno, naturalmente tomaría el asunto en serio, sin dejar de mantener reservas sobre una afirmación tan descabellada y sensacionalista.

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Es importante subrayar que, independientemente de la supuesta cuestión de la recuperación de tecnología, el tema de los FANI requiere una atención constante y seria por el Congreso y el Ejecutivo. Sólo en los últimos años, se han registrado más de mil informes militares de FANI. Esto se suma a un patrón más amplio de sobrevuelos misteriosos y perturbadores de drones sobre bases y buques de guerra estadounidenses. Recientemente, aviones de combate de la base aérea de Langley tuvieron que ser reubicados tras semanas de sobrevuelos de drones en Langley que las Fuerza Aérea parecía impotente para resolver. La Fuerza Aérea aún no sabe quién operaba esas naves ni de dónde procedían. Y no se trata sólo de Langley, ha habido muchos casos similares sin resolver en otros lugares en los últimos años. Estos incluyen incidentes en: las instalaciones sensibles de la Base Anderson de la Fuerza Aérea en Guam; una amplia región de Estados Unidos que contiene silos de misiles ICBM estadounidenses; buques de la Armada en las costas este y oeste han sido ampliamente vigilados; campos de entrenamiento de la USAF en Arizona han sido violados, y más. Si no tuviéramos una cultura de intentar avergonzar y humillar al personal militar que ve e informa de cosas inusuales, los militares tendrían sin duda muchos otros informes creíbles que evaluar. Con tan extraordinarias vulnerabilidades demostradas, mucho más graves que un simple globo chino, existe una necesidad urgente de que nuestro gobierno investigue agresivamente las incursiones en el espacio aéreo militar restringido, independientemente de la veracidad de cualquier alegación sobre tecnología extraterrestre recuperada.

Comparto el siguiente mensaje con cierta inquietud. Me preocupa la privacidad del autor y la privacidad de la persona de la USAF cuyo nombre he ocultado. También me preocupa que algunos asuman erróneamente que se trata de un documento irrefutable y que todo lo que tenemos que hacer ahora es conseguir que el autor dé un paso al frente. Sin embargo, es importante señalar que esta persona afirma ahora que, aunque tuvo conocimiento del programa, al final se le denegó el acceso. El autor del mensaje sigue creyendo que existen materiales recuperados, pero admite que no ha visto ni tocado ninguna nave recuperada. Así que, desgraciadamente, esta persona no podría zanjar este asunto, aunque estuviera dispuesta a dar la cara (que no lo está).

Quería compartir esto con el público simplemente para ayudar a otros a entender mejor el tipo de información que ha hecho que algunos de nosotros nos tomemos en serio las acusaciones de materiales recuperados de fuera de este mundo. ¿Qué pensaría alguien que recibiera un mensaje como este? Además, esta es sólo una de varias fuentes, cuatro de las cuales presenté con éxito a la AARO. Pero este individuo y otro testigo muy convincente todavía se niegan a reunirse con la AARO porque no confían en el proceso. Sin embargo, podrían estar dispuestos a hablar con un pequeño grupo de miembros del Congreso a puerta cerrada. Seguiré estudiando esa posibilidad.