Ricardo III
© Desconocido
Reino Unido. Un grupo de arqueólogos del Reino Unido cree haber encontrado los restos de Ricardo III, rey de Inglaterra entre 1483 y 1485, e inmortalizado por la obra homónima de William Shakespeare.

Los huesos tendrán que ser sometidos a exámenes de laboratorio y un análisis de ADN, antes de confirmar la identidad y revelar el misterio de cinco siglos sobre el paradero del cuerpo del último monarca británico que murió en una batalla.


Los restos se encontraron bajo un estacionamiento de la ciudad de Leicester, ubicada a 160 kilómetros al norte de Londres.

En la zona se libró la Batalla de Bosworth, donde la Casa de York perdió el trono de la corona británica para dar lugar al inicio de la dinastía de los Tudor.

Los arqueólogos se mostraron optimistas del hallazgo ya que el esqueleto presenta marcas que se corresponderían con las sufridas en la batalla, incluyendo una herida de espada en la parte de atrás de la cabeza y una punta de flecha cerca de la columna vertebral.

Los investigadores también encontraron señales que indicarían que tenía una escoliosis severa, lo que podría hacer que su hombro derecho esté más elevado que el izquierdo, lo que coincide con el imaginario colectivo que dibuja a Ricardo III como un hombre jorobado.

Gran parte de ese imaginario lo construyó Shakeaspeare con su obra de teatro donde narra el ascenso al poder y el corto reinado de dos años.

Los arqueólogos primero tuvieron que encontrar la zona donde existió una hermandad franciscana, conocida como los Grey Friars, último rastro de la ubicación del cuerpo del monarca.

Para comprobar la autenticidad, consiguieron una muestra de ADN de un descendiente directo de la hermana del rey.