Las fuertes lluvias que se suceden en Bolivia desde el pasado mes de octubre de 2013, provocando inundaciones en varias regiones, han dejado un saldo de 1.600 viviendas destruidas, 63.000 hectáreas de cultivos afectados y 110.000 cabezas de ganado muertas.
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Así lo ha anunciado el viceministro de Defensa Civil, Óscar Cabrera, durante el último balance recogido por la Agencia Boliviana de Información (ABI), en el que se notifica que 82 municipios en siete departamentos del país, con excepción de Oruro y Tarija, realizaron la declaratoria de emergencia.

Esta declaración permitirá a los municipios formar parte del plan de reconstrucción que prepara el Gobierno. Mientras tanto, el Ejecutivo atiende por los efectos de las lluvias al municipio de Guayaramerín, en el departamento de Beni, donde este martes se han distribuido 80 toneladas de alimentos a más de 750 familias.

El viceministro ha explicado que, en total, 1.700 familias fueron afectadas en esa región, de las que 450 pertenecen a la parte urbana y el resto a las comunidades rurales. Por este motivo, se ha instalado un campamento con 450 carpas en un aeropuerto para ir facilitando la atención hasta que cesen las precipitaciones.