Fuego en el Cielo
Sólo en este mes de diciembre, los astrónomos han encontrado 37 cometas, un número inusualmente alto, tanto como para hablar de una tormenta de cometas. En sus primeros 10 años de trabajo, el observatorio permitió encontrar mil cometas y otros tantos se detectaron en los cinco siguientes, gracias en gran medida a la participación de voluntarios en la cacería, así como a la optimización de las imágenes en bruto para facilitar la búsqueda.
Los cometas número 1999 y 2000 fueron descubiertos el pasado 26 de diciembre por un estudiante de astronomía de la Universidad Jagiellonian (Polonia), Michal Kusiak, quién detectó el primer cuerpo de este tipo en imágenes tomadas por las cámaras del Soho en 2007. Desde entonces ha encontrado más de cien, según informa la NASA.
Esos astrónomos aficionados que hacen las búsquedas gratuitamente, "son extremadamente meticulosos y, si no fuera por ellos, la mayor parte de esos objetos no se habrían descubiertos", destaca Karl Battams, experto en el proceso de datos de la cámara Lasco del observatorio solar. Él recibe informes de personas que consideran que han detectado algo interesante en las imágenes, algo que tenga la trayectoria y las características apropiadas de un cometa por el brillo y tamaño. Entonces él comprueba los datos y, si son correctos, asigna un número al objeto y envía la información al Centro de Planetas Menores, en Cambridge, Massachusetts, que formaliza el registro de los pequeños cuerpos astronómicos y sus órbitas.
El sistema Lasco (un coronógrafo de gran angular y espectrómetro) tapa justo la esfera de la estrella para bloquear su luz y poder ver la atmósfera exterior o corona, mucho menos luminosa. Pero, al tapar la más potente emisión solar, también es más fácil identificar cuerpos apagados como los cometas en su entorno.
Lo más interesante de la gran cantidad de cometas descubiertos no es batir ninguna marca, sino que se pueden hacer estudios sistemáticos sobre su origen, abundancia, etcétera. Al parecer, el 85% de la cosecha cometaria del Soho procede de un único grupo conocido como familia Kreutz, que podría estar constituida por los restos de un gran cometa que se rompió hace unos cientos de años, explica Battams. Estos cometas se acercan tanto al Sol en sus órbitas que la mayoría se evaporan a las pocas horas de ser descubiertos (están constituidos, en su mayor parte, por hielo sucio). Pero hay otros que siguen en órbita de la estrella y se vuelven a ver periódicamente, como el 96P Machholz, que cumple una órbita cada seis años y que se ha visto ya tres veces con el Soho.