Los telescopios actuales y los de nueva generación, que comenzarán a funcionar en los próximos diez años, no serán capaces de detectar vida, si la hay, en planetas extrasolares que orbiten alrededor de estrellas del tamaño del Sol, pero sí en aquellos que roten en torno a estrellas de baja masa.

Así se indica en un artículo de investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), en el que se señala que si se trata de un planeta como la Tierra que gira alrededor de una estrella pequeña se podrían detectar los compuestos de su atmósfera en pocas horas, en unas siete u ocho noches de observación desde un telescopio, dijo a Efe Enric Pallé, uno de los investigadores.

El trabajo que Pallé ha realizado junto a María Rosa Zapatero y Antonio García Muñoz, ha sido publicado en la revista Astrophysical Journal, y en él se recuerda que no será posible detectar las huellas de la vida en copias exactas de la Tierra que orbiten en torno a estrellas como el Sol.

Pero sí para estrellas pequeñas en la vecindad solar, que son mucho más abundantes que las de tipo solar, en un proporción de centenares o miles por una.

Este trabajo de los investigadores del IAC es continuación de otro en el que midieron la señal que las moléculas de la atmósfera dejarían si la Tierra fuera uno de los planetas extrasolares descubiertos.

Los más de 500 exoplanetas descubiertos hasta ahora son en su mayoría gigantes pero, añadió Enric Pallé, nos acercamos a planetas similares a la Tierra, es decir, que tienen corteza, superficie sólida, capa atmosférica y si su temperatura es la adecuada podría haber agua líquida en ellos y por lo tanto sería posible el desarrollo de la vida.

Si al estudiar la composición química de esas atmósferas se encuentra que hay oxígeno, metano y vapor de agua, que son residuos del ciclo biológico de la vida y que por sí solos no pueden coexistir en grandes cantidades, juzgaremos que son planetas habitados, señaló Enric Pallé, quien reconoció que sí es posible que haya otro tipo de composiciones que no sepamos identificar y que sean el resultado de la presencia de vida.


Pero si encontramos una composición química igual a la que hay en la Tierra es seguro que en ese planeta haya vida, agregó.

Explicó que en el artículo que ahora se ha publicado se trata de, una vez que se sabe la importancia que tiene la huella que cada uno de esos gases deja en el espectro de la Tierra, ver qué instrumentación se necesitaría para poder detectar vida.

Enric Pallé indicó que tanto los actuales telescopios como los que está previsto que funcionen en los próximos diez años no percibirán las señales de vida que se emitan desde planetas similares a la Tierra y que giran alrededor de estrellas como el Sol.

Las conclusiones las han extraído los investigadores del IAC de los cálculos teóricos que han realizado con los rasgos de la Tierra, que pusieron a orbitar alrededor de diversos tipos de estrellas.

Añadieron errores que se tendrían al hacer la observación desde telescopios, y concluyeron que detectar vida o no en otro planeta depende en gran medida de alrededor de qué estrella orbite.

La copia de la Tierra la han hecho girar alrededor de estrellas tipo Sol, más grandes y más pequeñas, cuya diferencia es el radio que tienen.

Cuanto más pequeña es la estrella más fácil es detectar la composición química del planeta, debido a que el área de la atmósfera planetaria compite menos con la de la estrella.