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Hasta el momento ningún ser humano ha tenido la experiencia de olfatear el Universo y si alguien lo llegase a intentar, moriría a causa del vacío, la radiación y las bajas temperaturas.

Sin embargo los astronautas de la Estación Espacial Internacional (EEI) señalan que cuando salen al espacio exterior para efectuar alguna reparación o montar un nuevo módulo, los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) se adhieren indefectiblemente a sus trajes y herramientas; de modo que muchas de estas moléculas regresan con ellos a la estación, donde sí que se pueden percibir los olores.

Con ello, los científicos indican que el Universo huele a "estrellas muertas", en otras palabras sería, una mezcla de metales fundidos, hidrocarburos ardiendo o humo de un asador.

El olor del espacio se percibe tan claramente en los trajes de los astronautas que, hace tres años, la NASA recurrió a Steven Pearce, fabricante de perfumes Omega Ingredients, para recrear ese mismo olor en las simulaciones que sirven de entrenamiento a los astronautas.

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