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El volcán Kilauea, ubicado en el archipiélago de Hawai (Estados Unidos), ha aumentado su actividad con violentas explosiones de lava y humo tóxico que han alcanzado los 50 metros de altura. Desde que entrara en erupción, el pasado sábado, ha arrasado 95 hectáreas de terreno de los bosques cercanos.

Las últimas explosiones registradas han arrojado unas 10.000 toneladas de gases venenosos diarias, debido a un incremento de hasta 30 veces de los niveles de actividad en comparación con el fin de semana, según informa el Servicio Geológico de Estados Unidos.

"Uno de los mayores peligros es el dióxido de azufre, porque es invisible y tóxico. Cuando nuestros forestales salen a los parques usan máscaras para filtrar estos gases", ha dicho Mardie Lane, del Observatorio de Volcanes de Hawai, al tiempo que ha agradecido la lluvia de estos días.

El pasado fin de semana, uno de los cráteres del Kilauea, conocido como Pu'u O'o, se desplomó, provocando 150 seísmos de pequeña magnitud; otro, llamado Napau, entró en erupción; y una fisura de la cara este comenzó a escupir chorros de lava de 20 metros de altura.