Hace 100 años comenzaba la gran epidemia de gripe española que dejó al menos 50 millones de muertos. Un siglo después, la guerra contra los virus de la gripe continúa y la perspectiva de una nueva pandemia parece inevitable.

Pandemic
© Baz Ratner / Reuters
Una mañana de marzo de 1918, un soldado destinado en Kansas (centro de Estados Unidos) fue admitido en la enfermería con fiebre, dolores musculares y dolor de garganta, síntomas de la gripe.

En pocos meses, una tercera parte de la población mundial resultó afectada por la epidemia de gripe que resultó ser más mortífera que la Primera Guerra Mundial, en la que fallecieron casi 10 millones de militares y nueve millones de civiles.

La magnitud de este flagelo no ha sido afortunadamente igualado por otras epidemias, pero en algún momento una nueva pandemia golpeara al mundo, cada vez más globalizado, afirman los expertos.

El tema es saber cuándo.

As de la metamorfosis

La gripe es una infección viral aguda que se propaga fácilmente de una persona a otra. Los principales síntomas son fiebre alta, tos, dolores y malestar en la garganta. En la mayoría de los casos es leve, pero hay pacientes para los cuales tiene consecuencias graves.

Aunque no haya una pandemia, en un año normal, a las epidemias de gripe se les atribuyen entre tres a cinco millones de casos graves y entre 290.000 y 650.000 muertos en todo el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Entre los costos médicos, el absentismo y otros, la factura es exorbitante. Pero, ¿por qué un virus tan común sigue siendo una amenaza, mientras que por ejemplo la viruela fue erradicada? La respuesta es porque este virus es un as de la metamorfosis.
"Los virus de la gripe tienen una capacidad de mutación enorme, ya que para sobrevivir están obligados a cambiar en mutaciones aleatorias", explicó a la AFP Vincent Enouf, del Instituto Pasteur de París.
Hay cuatro tipos de virus de la gripe: A, B, C y D (este último afecta principalmente al ganado). Las epidemias estacionales son provocadas por los virus A y B. Los primeros se dividen en varios subgrupos, entre los cuales dos: el H1N1 y el H3N2 circulan actualmente entre los humanos. Los virus del tipo B se dividen en dos líneas principales: Yamagata y Victoria. Cada uno de estos a la vez puede ser divido en diferentes cepas y cada una de ella necesita su propia vacuna.

El escenario más catastrófico sería la aparición de nuevos virus muy virulentos que se transmitan entre humanos a partir de mutaciones que combinen agentes que afectan a los humanos con patógenos de los animales.

Desde la gripe española, hubo tres pandemias que se gestaron de esta forma: la gripe asiática de 1957, la de Hong Kong de 1968 y la A(H1N1) de 2009.

Y los virus cuentan con reserva naturales ilimitadas ya que circulan constantemente en poblaciones de aves.

"Nosotros, la población humana, vamos a estar continuamente expuestos a la gripe y a nuevas cepas de virus, cada año, cada decenio y sin duda así será siempre", predijo el experto en virus David Evans, que trabaja en la Universidad Saint Andrews en Escocia.

La consecuencia es que va a haber otra pandemia.

"Su peligrosidad y el número de muertos que dejará dependerá de la naturaleza exacta que tenga el virus", predijo Wendy Barclay, experta en gripe del Imperial College, una universidad con sede en Londres.

No cantar victoria

Aunque, contrariamente a 1918, tenemos de antibióticos para tratar las infecciones bacterianas que aprovechan el ataque del virus de la gripe, como son las bronquitis y las neumonias, que son una causa importante de mortalidad, no hay que cantar victoria. "Los daños podrían ser igualmente muy importantes", advirtió Barclay.

Entonces, ¿habrá algún día una forma de ganar la guerra contra la gripe? Este es un sueño que la comunidad científica anhela desde hace tiempo, contar con un arma definitiva, una vacuna universal que pueda ser eficaz sin importar qué cepa del virus ataque. Pero hoy, esto es ciencia ficción.

Actualmente hay muchas vacunas en estudio, pero "no se sabe si una u otra va a llegar a buen puerto", destacó el virólogo Jonathan Ball de la Universidad de Nottingham.

"El virus de la gripe es, sin lugar a duda, uno de los más estudiados y de los más controlados", dijo Evans. "Pero lo que aprendimos, es que es muy difícil de controlar".