Un psicólogo subraya la influencia que las grandes empresas pueden tener en la vida política mundial.
Google
© AFP 2018 / Philippe Huguen
Las grandes compañías tecnológicas como Google tienen el poder de "cambiar más de 12 millones de votos sin que nadie sepa que lo están haciendo", dijo el psicólogo investigador Robert Epstein a Sputnik. A su juicio, es demasiado poder para "solo un par de ejecutivos".

Epstein escribió en 'Politico' en 2015: "La investigación que he estado dirigiendo en los últimos años sugiere que Google ha acumulado mucho más poder para controlar las elecciones -de hecho, para controlar una amplia variedad de opiniones y creencias- que cualquier compañía en la historia alguna vez haya tenido".

El algoritmo de búsqueda de Google puede cambiar fácilmente las preferencias de los votantes indecisos en un 20% o más, hasta llegar al 80% en algunos grupos demográficos, sin que sepan que están siendo manipulados, reveló entonces.

Ese tipo de margen podría cambiar los resultados electorales. De hecho, la investigación de Epstein muestra que Google manipuló los resultados de búsqueda para mostrar los resultados pro-Hillary Clinton más arriba en la página que otros en las elecciones presidenciales de 2016.

En una entrevista a Sputnik, el psicólogo comentó que la próxima fase de sus estudios será un "juego electrónico del gato y el ratón" -un sistema para recopilar, controlar y analizar datos que pueden identificar y cuantificar cada manipulación para hacer responsables a los gigantes tecnológicos-.

Según Epstein, queda claro que ninguna compañía privada debe tener el poder de decidir qué contenido verán o dejarán de ver miles de millones de personas en todo el mundo. "Sea quien sea quien debe obtener este poder, ciertamente no es una empresa privada en Mountain View, California; simplemente no lo es", dice.

Un motor de búsqueda en sí es un índice de lo que está en internet, básicamente un índice para todo conocimiento, y el conocimiento no pertenece a Google. Internet pertenece al mundo, y el índice de la red debe ser público y estar controlado internacionalmente, asegura.

Epstein dice haber encontrado una solución que no implica cambios en las leyes y regulaciones: se trata de monitorización constante. Sistemas que no se pueden detectar deben vigilar 24 horas del día y 7 días de la semana lo que las grandes compañías tecnológicas están mostrando a los usuarios de internet.
"Al recopilar esos datos, al monitorizarlos, al analizarlos rápidamente, podremos detectar, de manera muy precisa, cuándo envía Mark Zuckerberg un mensaje específico que podría fácilmente cambiar los resultados de las elecciones", dice Epstein.
"Pensemos en Google como lo que realmente es: una máquina de vigilancia", declara Epstein, afirmando que es "la máquina de control mental más poderosa que jamás se haya inventado en la historia de la humanidad".
Además, destaca que ahora compañías como Google usan tecnologías absolutamente nuevas y no pasadas de moda, como publicidad denigrante contra adversarios políticos o anuncios falsos. Ahora todo es clandestino, invisible para los usuarios e involucra contenido efímero, lo que significa que no deja rastro de papel.
"Algo huele a podrido en este sistema", concluye