Sigismund Schlomo Freud nació el 06 de mayo de 1856 en la ciudad de Freiberg, Moravia, durante el Imperio Austríaco -hoy parte de la República Checa-; en 1881 se certificó como doctor en medicina y para 1885 era ya docente en neuropatología; escribió numerosas obras en donde intentaba teorizar el fenómeno del pensamiento. Freud estaba convencido que nuestras experiencias durante la infancia determinan de manera inconsciente nuestro comportamiento como adultos partiendo del concepto del desarrollo psicosexual, es decir, de la existencia inherente y posterior desarrollo de la libido en el individuo desde edades tempranas; elaboró la teoría del psicoanálisis, que en síntesis es el método para estudiar la manifestación del inconsciente en el consciente a través del comportamiento y lenguaje.

Hoy, muchos teóricos concuerdan no solo con la eficacia del método del psicoanálisis de Freud sino con sus enunciados acerca de la sexualidad del sujeto, considerándola como el factor determinante en la arquitectura de su personalidad; gozando esto de una aceptación que no solo alcanza a los círculos académicos sino también al público en general. En el ejercicio de una idea está su validación, por lo que es bastante común haber escuchado de boca de la gente expresiones como, complejo de Edipo y lapsus, o referirse a alguien como demasiado anal, aún cuando no en pocos casos desconocen su verdadero significado. Así, la idea oficial y extraoficial es que todos estamos gobernados por nuestra libido.
freud

Treinta y cinco años antes de Freud nacía en Moscú (1821) el novelista y cuentista Fyodor Dostoyevski, a quien muchos críticos e intelectuales han considerado uno de los más grandes escritores y pensadores de todos los tiempos, pues sus trabajos pese a ser en su mayoría ficción ahondaban en las partes más profundas y remotas de la psique humana. La precisión con la que Dostoyevski apunta su pluma en cuanto a los aspectos abstractos de sus personajes no deja dudas que fue un observador lúcido, inquisitivo y acertado. Por ello, además de las corrientes como el modernismo y existencialismo también la teología y psicología se han visto influenciadas por sus ideas. Ahora bien, pese a que ambas figuras fueron casi contemporáneas -Dostoyevski falleció en 1881 a la edad de 60 años, dos años antes de que Freud, con 27, comenzara a trabajar en el Hospital General de Viena como asistente clínico del Dr. Theodor Maynert y del profesor de medicina interna Hermann Nothnagel- existe una importante diferencia entre sus perspectivas sobre aquella fuerza que mueve la voluntad del individuo.

De acuerdo a la RAE, la vida es la energía de los seres orgánicos. Esta fuerza vital además debe alcanzar dos fines para que se considere eficaz: hacer posible al organismo sobrevivir y luego prevalecer, es decir, ser capaz de durar superando a un entorno incluso hostil para luego delegarse a otro ser orgánico más o menos igual a su predecesor. Esta segunda fase se conoce en la Biología como el proceso de reproducción, y comprende desde la mitosis en organismos unicelulares hasta la copulación en formas pluricelulares complejas. Hasta este punto podemos estar de acuerdo en que todos los seres vivientes son iguales considerando que comparten el objetivo de copiarse a sí mismos para garantizar su propia continuidad, por ello Freud tendría razón al afirmar que nuestras pulsiones sexuales determinan nuestro comportamiento, pues al igual que en todo ser viviente son la forma en la que garantizamos nuestra propia existencia.

Pero cuando la existencia sobrepasa de lo físico hacia lo metafísico y existir se vuelve más una abstracción que una proceso biológico la simple función de reproducirse es insuficiente, y aquí, mientras que para Freud el conjunto de cualidades y caracteres propios de los seres humanos sigue radicando en las pulsiones sexuales para Dostoyevski la naturaleza humana como ente y no como animal reposa en algo mas particular y único de nuestra especie: la consciencia propia.

Dostoyevski si bien propone al Hombre como el resultado de su entorno también asevera que el medio es la consecuencia inconsciente pero también consciente de la injerencia de éste en aquel. Vemos esta yuxtaposición en dos de sus grandes obras, Crimen y Castigo, y Los demonios;
a grandes trazos podríamos decir que mientras en la primera habla acerca de un sujeto convertido en un asesino a sangre fría empujado por las circunstancias, la segunda expone a una célula política subversiva proclive a la conspiración y violencia con la intención de
transformar la realidad cotidiana de una ciudad de provincia. Para Freud el Hombre es un primate glorificado a merced de sus instintos, para Dostoyevski es un dios aprisionado intentando liberarse de su yugo.

¿Por qué hoy Freud y no Dostoyevski? Habría que recordar que durante el primer cuarto del siglo pasado el mundo cambió profundamente su configuración no solo como consecuencia de confrontaciones bélicas sino ideológicas y cuyo resultado fue la escisión global entre dos formas antagónicas de pensamiento, con lo cual a mi parecer quedaría excluida cualquier posibilidad de reconocer mutuamente no solo la cosmovisión del otro sino el mérito de los hacedores de esta visión: Dostoyevski jamás sería equiparado a Freud dentro de un mundo proto capitalista por haber sido concebido dentro de otro proto comunista aun cuando haya sido a destiempo; sería reconocer que los otros tienen también la razón. Además, Freud cumple a mayor cabalidad los estándares como científico mientras que Dostoyevski se ajusta más a los de un pensador y en este campo hablamos de ciencia mas no de arte. En lo que sí estaríamos de acuerdo es que Freud no podría haber predicho los resultados a largo plazo de sus conclusiones, una realidad actual donde identidad y sexualidad -identidad, no preferencia- estarían tan relacionados que los sujetos basados en esta asociación utilizarían etiquetas cada vez más rebuscadas para distinguirse de los demás -actitud que recuerda a los intentos desesperados de un adolescente en ser diferente y distante de los adultos para ser tan parecido como sea posible al resto de los otros adolescentes con tal de pertenecer-, pero que la realidad per se basada en una concepción personal quedaría relegada al olvido -mientras, dirigidos en estampida sin siquiera chistar hacia donde las campañas mercadotécnicas o propagandísticas nos señalan, salvo que no hacerlo sea la tendencia-, sencillamente porque nuestro conjunto de cualidades y caracteres propios radicaría en las pulsiones sexuales y no en un pensamiento crítico desarrollado particularmente.

Sin embargo, lo más notable es el matiz de estas afirmaciones basadas en opiniones de expertos -sustentadas a su vez en estudios que por lo general contradicen o refutan en tiempos récord las conclusiones de otros estudios anteriores publicados por el mismo gremio en los mismos medios y aún así exigiendo ser consideradas con precisión aritmética- y en los seguidores de las ideas de Freud -a quien Nabokov "cariñosamente" llamaba el curandero vienés- al no admitir discusión fuera del monopolio científico, cual texto sagrado, cual evangelio que solo los más altos sacerdotes del conocimiento tienen acceso a interpretar y que además, tienen como fin la conversión del mundo a su doctrina y que en el contexto actual sería mucho más fácil comprender por qué fue Dostoyevski una de las primeras figuras rusas en ser censuradas por los países occidentales.