Traducido por el equipo de Sott.net

Esos nuevos resultados podrían explicar por qué la probabilidad de infección y reinfección parece aumentar en proporción directa al número de inyecciones.
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Islandeses con mascarilla esperando obedientemente su inyección salvavidas en 2021.
Ya en 2020, varios científicos expresaron su preocupación de que una campaña de vacunación en medio de una pandemia pudiera ser más perjudicial que beneficiosa. Rápidamente fueron tachados de teóricos de la conspiración, difamados y luego retirados de las plataformas sociales, y vilipendiados en los principales medios de comunicación.

El desarrollo de la pandemia durante el último año ha dejado claro que probablemente tenían razón. Ahora es evidente que las vacunas hacen poco para proteger contra la infección y, de hecho, siguen apareciendo nuevas investigaciones que indican cómo, con el tiempo, estas pueden tener un efecto contrario.

Un nuevo estudio sobre la reacción inmunitaria suscita preocupaciones aún más graves sobre las consecuencias de la campaña de vacunación. Al igual que otros estudios de este tipo, muestra cómo la vacunación estimula la producción de anticuerpos inmunoglobulínicos (IgG) en grandes cantidades, que es ciertamente lo que se pretende. Este estudio, sin embargo, profundizó más, analizó qué subtipo de anticuerpo IgG producía realmente el cuerpo tras la vacunación, y descubrió un enorme aumento, especialmente tras la tercera inyección, del subtipo de anticuerpo IgG4. En circunstancias normales, los IgG4 representan menos del 5% de los anticuerpos IgG del organismo, pero después de la tercera dosis de la vacuna, aumentaron a una quinta parte de todos los anticuerpos IgG. Cuando los triple vacunados volvieron a infectarse, el porcentaje de este subtipo aumentó aún más, alcanzando la mitad de los anticuerpos del organismo contra la proteína spike.

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© Irrgang et al.Mezcla de subtipos de IgG por número de dosis de vacuna, justo después de la vacunación y 180-210 días después de la vacunación (FU post ...).
Fuente: Irrgang et al.: "Class switch towards non-inflammatory, spike-specific IgG4 antibodies after repeated SARS-CoV-2 mRNA vaccination", Science Immunology, 2022.

Sin embargo, el subtipo IgG4 no desempeña un papel significativo en el ataque a los virus y bacterias. Más bien, un nivel elevado de IgG4 indica que es menos probable que el organismo muestre una reacción fuerte ante alergenos. Los apicultores, por ejemplo, suelen tener un alto porcentaje de IgG4, lo que concuerda con sus moderadas reacciones inmunitarias al veneno de las abejas. Si el alto nivel de IgG4 es una indicación de un efecto similar; que el sistema inmunitario no ve la proteína spike del coronavirus como una amenaza; esto es sin duda motivo de gran preocupación. Parece ser probable, sobre todo si tenemos en cuenta cómo la vacunación parece aumentar la susceptibilidad a la infección, pero aún no lo sabemos con certeza; es necesario seguir investigando.

Lo que sabemos, sin embargo, es que los resultados del estudio muestran cómo el nivel del subtipo IgG3, que desempeña el papel más importante en la protección contra virus y bacterias, se reduce considerablemente y desaparece por completo 180 días después de la tercera inyección. Esto también es motivo de preocupación, pero no es ninguna sorpresa para quienes han seguido de cerca los estudios y los datos de la vida real, que ya muestran la inutilidad de las vacunas.
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© Shresta et al.Evolución de la tasa de infección en función del número de dosis de vacuna.
Fuente: Shresta et al.: "Effectiveness of the Coronavirus Disease 2019 (Covid-19) Bivalent Vaccine", MedRxIv 2022

En otras palabras, estos resultados sugieren que la administración repetida de vacunas de ARNm puede reducir la resistencia del organismo al virus, lo que podría explicar por qué la probabilidad de infección y reinfección parece aumentar en proporción directa al número de inyecciones. Uno sólo puede preguntarse si esto también explica en cierta medida el gran aumento de los síntomas crónicos de Covid, los daños en los órganos y el exceso de muertes. En su reciente post sobre el tema, el periodista de investigación Alex Berenson pide que se restrinjan inmediatamente las campañas de refuerzo y que se investigue la correlación entre las enfermedades autoinmunes y las vacunas.

Como señaló Geert Vanden Bossche en su momento, y esto ya debería ser irrefutable a estas alturas, la vacunación contra variantes de virus que ya no circulan sólo fomenta la propagación de nuevas variantes evasivas de la vacuna, alimentando así la pandemia. Por supuesto, sus preocupaciones fueron descartadas como "desinformación ", al igual que la opinión del Dr. Martin Kulldorff de que no había necesidad de vacunar a aquellos para quienes la enfermedad era prácticamente inofensiva.

El año pasado, Michael Yeadon advirtió que la tercera dosis de la vacuna podría empujarnos a un abismo de enfermedad y muerte. Esa advertencia fue, por supuesto, descartada de inmediato como una teoría de la conspiración. Pero este nuevo estudio puede dar algo de peso a sus inquietudes.

La censura sin precedentes del debate científico ha tenido sin duda un impacto decisivo en la manera en que han evolucionado las cosas durante los últimos tres años. Aún está por verse cuán graves serán sus consecuencias.