Protestas en Wukan
© ReutersProtestas de ciudadanos de Wukan contra el Gobierno chino.

En pleno siglo XXI, con el capitalismo reinando en medio mundo, el poderoso régimen comunista controla China, la segunda potencia económica del planeta. La única resistencia proviene de un pequeño pueblo situado al sur del gigante asiático y habitado por indómitos campesinos, mientras que el mandatario Hu Jintao se pregunta la razón por la que 20.000 'súbditos' se han atrevido a desafiar su autoridad.

Esta, que bien podría ser una de las famosas historias de Astérix y Obélix, es la rebelión que los habitantes de Wukan están protagonizando contra las autoridades chinas por la expropiación ilegal de sus tierras. Un conflicto que se ha ido agravando hasta convertirse en un auténtico asedio: los vecinos consiguieron echar a los líderes comunistas locales después de tres meses de disputas y han bloqueado los accesos a la localidad. Las autoridades militares rodearon el pueblo con alambradas para cortar el suministro de alimentos, que ahora están recibiendo clandestinamente de otros pueblos vecinos.

En este contexto, las protestas se han recrudecido con manifestaciones, sentadas masivas y hasta enfrentamientos violentos con los lugareños, que armados con lanzas de bambú y piedras llegaron a destrozar vehículos policiales y edificios del gobierno local. Pero el incidente que terminó por encender la mecha fue la muerte de Xue Jinbo, un carnicero local que había sido nombrado uno de los líderes vecinales.

¿Muerto torturado o por causas naturales?

Tras dos días detenido por la policía, Xue Jinbo falleció el 11 de diciembre por un "desafortunado" infarto, según la información facilitada por la prensa oficial y las autoridades. Sin embargo, la familia del líder local asegura que presentaba señales de tortura: dedos y rodillas rotas y sangre en la cara.

Tras el peligro de que el conflicto se agravase aún más, los alcaldes de la zona se han acercado hasta el pueblo para mediar, por temor a que las protestas se trasladen a sus territorios. Dos representantes populares les han dicho que eran bienvenidos si venían para prestarles su apoyo, pero que sólo aceptarán la intervención del Gobierno central para solucionar el conflicto. En cualquier caso, parece que ambas partes están condenadas a entenderse y tras una reunión conciliatoria con las autoridades provinciales, un representante de la localidad, Yang Semao, anunció el miércoles que la concentración prevista para ese día no se llevaría a cabo e instó a los vecinos a guardar las pancartas, dando a entender que las protestas podrían concluir en breve.

Por su parte, las autoridades han accedido a liberar a tres hombres detenidos durante las protestas del pasado mes de septiembre y a revisar el caso de la muerte de Xue, según precisaron fuentes de los organizadores de las marchas.

China, un país de protestas

La provincia de Cantón, donde se encuentra Wukan, es conocida por su espíritu revolucionario y en los últimos tiempos ha sido escenario de otras protestas masivas que en algunos casos se han saldado con muertos por la represión policial. La de Wukan es inusual por su duración y según informan los internautas chinos a través de Twitter (accesible en China mediante un servidor interpuesto de pago), se ha propagado a Haimen, a 150 kilómetros de Wukan y con 200.000 habitantes, que protestan por la construcción de una central nuclear en la vecina Shantou. Tras esta nueva protesta, los internautas hablan ya de "Ocupa China", en referencia al movimiento global de manifestaciones.

Según las propias estadísticas oficiales chinas, en el país asiático hay al año unos 180.000 "incidentes sociales", y se calcula que un 65 por ciento se deben a expropiaciones ilegales para enriquecer las arcas municipales. Conflictos laborales y protestas por contaminación medioambiental también son muy frecuentes en el país, y aunque en general estas manifestaciones no tienen tintes políticos, en el caso de Wukan los vecinos han pedido elegir democráticamente a nuevos líderes, tras la expulsión de los jefes comunistas locales.

Censura contra la libertad de información

China pretendía la completa censura de la información sobre las revueltas intentado impedir el acceso al pueblo a los periodistas que se han desplazado para informar sobre el asedio que allí se vive. Reporteros de Hong Kong, Taiwán, Reino Unido y EEUU, en su mayoría, utilizaron en un primer momento la red social Twitter para difundir los acontecimientos de los que lograban hacerse eco y, según pasaron los días, varios periodistas lograron acceder al pueblo y hacer su trabajo desde el interior de la localidad.

La organización de defensa de la libertad de expresión Reporteros Sin Fronteras (RSF) denunció que el aparato de censura chino se ha puesto en marcha para eliminar cualquier información sobre la localidad rebelde de la provincia sureña de Cantón (Guangdong). Según RSF, Wukan ha sido eliminado de las redes sociales, como el servicio de microblog Weibo, de Sina.com, el más popular de China, con 250 millones de usuarios, y en los motores de búsqueda, así como los vídeos caseros que los campesinos habían filtrado en Internet sobre la situación en el pueblo rebelde.

RSF publicó un comunicado anunciando que la "censura delictiva" del régimen sólo es una señal del "nerviosismo que las autoridades sienten" hacia cualquier atisbo de emular una "Primavera Árabe" en su territorio y para ello intenta silenciar a Wukan, cuya rebeldía es emblemática de un problema de gran calado: la expropiación arbitraria de tierras. Un asunto que no parece vaya a acabar aquí.