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Cables filtrados por el exempleado de la NSA Edward Snowden revelan la irreverente desfachatez en la política de inteligencia de Estados Unidos, pues no sólo han espiado a las autoridades mexicanas, sino que instalaron ilegalmente una de sus oficinas en México.

Después de los supuestos ataques terroristas de 2001 en Estados Unidos, esa nación implementó un sistema de oficinas especiales en 72 países, llamados centros de fusión. Estos se encargan de compilar información clave para enviarla al gobierno. En la Ciudad de México fue creado uno de ellos, lo cual fue confirmado luego de una solicitud de información presentada por la Oficina del Archivo de Seguridad Nacional, de la Universidad de George Washington - proyecto que promueve la transparencia en los órganos de inteligencia de Estados Unidos.

Más tarde este mismo archivo confirmó, gracias a uno de los cables revelados por Edward Snowden, que la NSA (Agencia Nacional de Seguridad) mantuvo una oficina secreta en la Embajada de Estados Unidos en México. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos en favor de la transparencia, la NSA se ha abstenido de emitir mayor información al respecto.

En entrevista para Vice News, Michael Evans, director del Archivo de Seguridad Nacional en México declaró:
Es importante recordar que hace pocos años México y Estados Unidos promocionaron una colaboración de centros de fusión de inteligencia, en la cual ambos países trabajaban juntos contra los cárteles de la droga y otras amenazas. Pero ahora sabemos que Estados Unidos está haciendo dos cosas: Uno, una red de una colaboración de inteligencia entre los dos, con empleados de ambos países. La otra, una instalación secreta donde los mexicanos no son invitados.
A pesar de la documentada presencia de esta oficina en territorio mexicano y a pesar de conocerse que desde ahí se espiaba a los presidentes Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, no sólo no se ha registrado ninguna investigación oficial por parte del gobierno mexicano, sino que, paradójicamente, éste firmó un nuevo acuerdo para compartir información con Estados Unidos a inicios de este año. Además, en la reciente cumbre sostenida entre Canadá, Estados Unidos y México, y celebrada en este último país, Peña Nieto evitó una confrontación directa con Obama alrededor de la violatoria presencia de este centro de espionaje.

Todo indica que se trata de un episodio más en la histórica sumisión del gobierno mexicano ante su vecino del norte, actitud que hasta la fecha ha resultado, por cierto, bastante costosa para los intereses del país.