La crisis ucraniana responde a intereses geoestratégicos que están por encima de la propia Ucrania, y es que EE.UU. quiere controlar las fronteras con Rusia para rodearla con una especie de Estado militarizado fronterizo, opinan los expertos.
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"La cuestión aquí es que EE.UU. quiere tener el control sobre las fronteras con Rusia; además quiere tener sus bases de la OTAN alrededor de toda Europa para así poder rodear a Rusia", opina el analista internacional Alex Corrons.

Este domingo el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, advirtió que Moscú corría el riesgo de caer en el "aislamiento económico" y de sufrir "sanciones" internacionales si no cambia su posición acerca de Crimea, y calificó la decisión de desplegar tropas rusas en Ucrania de "acto de agresión". Además, amenazó a Rusia con excluirlo del G8, el club de las grandes potencias.

"Es posible que en el pueblo ucraniano haya cierto fervor en la necesidad de avanzar en cuestiones democráticas, pero evidentemente esto ha sido un golpe de Estado llevado a cabo por militantes de extrema derecha armados hasta los dientes entrenados por Washington. Además esta medida responde a intereses geoestratégicos que están por encima de la propia Ucrania, donde este país es simplemente una pieza más en un 'ajedrez' que está jugando Washington apoyado por la OTAN y la Unión Europea", señaló Corrons.

Según el analista internacional, lo que EE.UU. pretende es "desestabilizar al gobierno de Rusia, mientras ellos siguen liderando su proyecto globalizador y desestabilizar a los BRICS [Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica], que están formando un contrapoder a la hegemonía estadounidense a la que nos tienen acostumbrados".

Además, el experto señaló que a Europa no le conviene seguir los "dictados de EE.UU.", porque tiene "evidentes tratos comerciales con Rusia" y "debido a esta confrontación tendría graves dificultades para cubrir sus necesidades energéticas".