El concepto de ponerología se atribuye al psiquiatra polaco Andrzej Lobaczewski, que realizó un interesante trabajo de síntesis de aportaciones diversas que, sobre este tema, hizo un grupo de psiquiatras de la Europa del Este durante la época de la dominación soviética.
Más concretamente, ponerología es el nombre dado por Lobacewski y sus colegas al: "estudio interdisciplinario de las causas de períodos de injusticia social"
Lobaczewski y su generación fueron los últimos en recibir formación académica no influenciada por la ideología soviética.
Con posterioridad a la dominación soviética, la psiquiatría enseñada en las universidades se basó en conceptos pavlovianos, superficiales y en ocasiones poco científicos, y se prohibió el estudio de la genética y la psicopatía.
Según Lobaczewski, el gran error que impide a las sociedades humanas entender y contrarrestar a tiempo la génesis de la maldad y la injusticia está en el enfoque moralista sobre la maldad, un enfoque que considera superficial, ya que no va a las auténticas causas y que, además, suele ser "forense", es decir, actúa a tiempo pasado, cuando el daño ya se ha hecho y la situación ha escapado de control.
En lugar de ello, propone un enfoque científico y sistemático para identificar los episodios precoces y así poder actuar a tiempo.
Este enfoque, desprovisto de connotaciones históricas, culturales o geográficas es, sin duda, su gran aportación. Precisamente algunas de las aportaciones más originales de Lobacewski radican en la identificación y el estudio de ciertos seres "anormales" (psicópatas, pero también esquizoides y caracterópatas) y el papel fundamental que parecen desempeñar en la génesis y la expansión del mal durante los periodos más oscuros de la historia de la humanidad.
Para Lobaczewski, el verdadero tesoro de las sociedades humanas es la gente normal, que constituye la inmensa mayoría de la población, y es la artífice de la paz, la confianza, la creatividad y la felicidad de los demás.
Normalidad y anormalidad
No somos conscientes que vivimos, probablemente, en una de las épocas de la humanidad donde un mayor porcentaje de la población goza de mejor salud física y mental.
Este "milagro" se debe, en parte, a la popularización de la ciencia y la tecnología, que permiten nacer, crecer, mantener mejor alimentada y más sana y envejecer en mejores condiciones a la gente, y parece ser responsable también de que, en los tiempos actuales, seamos más amables, considerados y sociables de lo que fuimos en un pasado no tan lejano.
Esto nos hace tener un concepto de "normalidad" muy exigente.
Pero no siempre fue así. La humanidad, desde sus comienzos, ha sufrido a gran escala los desequilibrios mentales, la enfermedad psiquiátrica y el sufrimiento que acarrean (al enfermo y a su entorno).
Se habla de caracteropatías para referirse a la aparición de perturbaciones, de rasgos patológicos o "anormales" en el carácter (o, más bien, que son considerados patológicos/anormales por consenso general entre los especialistas) que causan sufrimiento a la persona y/o dificultan su socialización y su desarrollo personal.
Una caracteropatía se caracteriza por:
"La preponderancia de un determinado rasgo de carácter que 'invade' la conducta de la persona, incluso más allá de su voluntad, y dificulta o afecta su adaptación, el desarrollo de sus capacidades, sus relaciones interpersonales, etc."Según la OMS:
"Una caracteropatía es una organización patológica de los rasgos de carácter, que se expresa bajo la forma de estructuras de rigidez mental, y que se encuentran desconectadas de las normas y pautas de conducta. Estas estructuras psicológicas son de poca o nula movilidad y cambio."Existe evidencia creciente y sólida que relaciona muchas caracteropatías con enfermedades debidas a daños en las estructuras cerebrales, alteraciones del metabolismo y herencia genética.
Sin ánimo de ser exhaustivos (el limitado formato de un blog no lo permite) y en palabras de Lobaczewski, citamos algunos ejemplos:
- Desórdenes paranoides, que consisten esencialmente en ideas sobrevaluadas, delirio (ideas irracionales) y estereotipos de razonamiento arraigados e inamovibles:
"Una persona con comportamiento paranoide suele ser capaz de tener un razonamiento relativamente correcto, siempre y cuando la conversación que mantenga con otras personas sólo refleje diferencias menores de opinión. Esto cambia abruptamente cuando los argumentos presentados por los demás comienzan a destruir las ideas que ella sobrevalúa , no encajan en los estereotipos de razonamiento que viene sosteniendo desde hace mucho tiempo, o la obligan a aceptar una conclusión que anteriormente rechazó de manera subconsciente. Ese estímulo desencadena un sinnúmero de frases pseudológicas, en gran parte paramoralistas y, a menudo, afirmaciones ofensivas que siempre contienen un grado de sugestión.
Las frases de este estilo inspiran rechazo en las personas cultas y de razonamiento lógico, que más tarde intentan evitar el trato con individuos paranoides. Sin embargo, el poder de estos últimos reside en el hecho de que son capaces de esclavizar fácilmente mentes poco críticas. Por ejemplo, a personas con otros tipos de deficiencias psicológicas, y, en particular, un gran segmento de la juventud, que han sido víctimas de la influencia egotista de individuos con trastornos de la personalidad. [...]
Hoy en día se sabe que el mecanismo psicológico que rige los fenómenos paranoides tiene dos caras: por un lado, una de las causas es el daño al tejido cerebral; por el otro, encontramos un problema funcional o conductual. [...]
En quienes no presentan lesiones en el tejido cerebral, dichos fenómenos ocurren con frecuencia como resultado de haber sido criados por personas con una caracteropatía paranoide, lo cual incluye el terror psicológico que sufrieron durante la niñez. Pasan luego a asimilar aquel material psicológico para crear estereotipos rígidos característicos de una experiencia anormal. Esto dificulta el desarrollo normal tanto del pensamiento como de la visión del mundo, y más tarde los contenidos relegados al subconsciente tras el terror que sintieron, se transforman en centros permanentes, funcionales y congestivos."
- Caracteropatía frontal, que consiste en daño o deterioro de la corteza frontal, un área del cerebro que está involucrada en las habilidades sociales y de pensamiento abstracto. Stalin (con su incapacidad de relacionarse socialmente, sus ideas maníacas, sus cambios de humor y opinión repentinos y su aislamiento progresivo) parece haber sido un ejemplo típico de este tipo de daño cerebral. Los cuidados neonatales y, especialmente, durante el parto y la vacunación temprana contra enfermedades como el sarampión y las paperas (que pueden causar encefalitis) parece tener un papel fundamental en la prevención de este tipo de patología. En palabras de Lobaczewski:
" Las áreas frontales de la corteza cerebral (10A y B según la división propuesta por Brodmann) existen únicamente en el ser humano, y están compuestas por el tejido nervioso filogenéticamente más joven. Su arquitectura celular es similar a la de las áreas de proyección visual ubicadas en el polo opuesto del cerebro, y mucho más antiguas. Esto sugiere cierta similitud funcional [...] Tal y como lo describieron algunos investigadores (Luria et al.), las funciones realizadas por estas áreas, y la aceleración y la coordinación de los procesos de pensamiento, parecen ser el resultado de esta función básica.
El daño provocado en estas zonas solía ocurrir con frecuencia durante el nacimiento o poco después de éste, en especial en bebés prematuros, así como en otras épocas de la vida a raíz de diferentes causas. Gracias al avance en el cuidado médico proporcionado a mujeres embarazadas y a bebés recién nacidos, se ha reducido de manera significativa el número de lesiones perinatales en los tejidos cerebrales. Podemos entonces considerar que el inmenso papel ponerogénico que deriva de los trastornos de la personalidad causados por este daño, es más bien característico de las generaciones pasadas y las culturas primitivas.
El daño en estas áreas de la corteza cerebral afecta de manera selectiva las funciones ya mencionadas, pero no llega a afectar negativamente la memoria, la capacidad asociativa, o, en particular, las sensaciones y funciones instintivas (por ejemplo, la habilidad para intuir una situación psicológica). Por tanto, la inteligencia general de una persona no se reduce de manera significativa."
- Caracteropatías provocadas por el uso de drogas, que son debidas a daños y alteraciones sobrevenidas por el uso de estas sustancias:
"En las últimas décadas, la medicina ha comenzado a emplear drogas con graves efectos secundarios, que atacan el sistema nervioso generando un daño irreparable. Estas deficiencias, generalmente discretas, desatan un cambio en la personalidad que, a su vez, produce daños a nivel social. La estreptomicina ha demostrado ser una droga muy peligrosa. Muchos países han restringido su uso, mientras otros la han eliminado de su lista de drogas permitidas.
Las drogas citostáticas utilizadas para tratar enfermedades neoplásticas atacan, a menudo, el tejido filogenéticamente más antiguo del cerebro, que comprende la mayor parte de nuestro sustrato instintivo y nuestras emociones básicas. Los pacientes que reciben un tratamiento con estas drogas tienden a perder progresivamente su diversidad emocional y su capacidad para intuir situaciones psicológicas. Conservan sus funciones intelectuales, pero se vuelven egocéntricos en una constante búsqueda de halagos, y son fácilmente manipulables por aquellas personas que saben cómo sacar ventaja de esta condición. Se vuelven indiferentes a los sentimientos de otras personas y al daño que les provocan; responden con venganza a cualquier crítica a su persona o a su comportamiento. Este cambio en el carácter de una persona que hasta hace un tiempo atrás gozaba del respeto de su comunidad y de su entorno (sentimiento que persiste en la mente humana) se convierte en un fenómeno patológico que causa, con frecuencia, resultados trágicos. [...]
Las toxinas bacterianas, o los virus, podrían causar resultados similares a lo que se mencionó anteriormente en materia psicológica. En determinadas oportunidades, las paperas provocan una reacción al cerebro cuyas secuelas son una sutil palidez emocional y una leve disminución en la eficacidad mental. Se observan fenómenos similares tras una crisis aguda de difteria. Por último, la poliomielitis ataca el cerebro, a menudo las células del asta anterior de la médula espinal, zona afectada durante el curso de esta enfermedad. Quienes han padecido esta enfermedad y presentan una paresia en las piernas, rara vez manifiestan estos efectos, pero son pocos los afortunados que tampoco desarrollan esta secuela si sufren de una paresia en el cuello y/o en los hombros. Además de la palidez afectiva, las personas con estos síntomas muestran una cierta ingenuidad y una incapacidad para comprender el meollo del asunto en cualquier situación dada "
- Y desviaciones heredadas, un amplio espectro de anormalidades, dentro de las cuales Lobaczewski señala en especial dos: la esquizoidia y la psicopatía (que analizaremos en mayor detalle mas adelante).
"La ciencia ya protege a las sociedades de los efectos de algunas anomalías psicológicas que acompañan ciertas debilidades psicológicas. Se conoce muy bien el rol trágico que desempeñó la hemofilia hereditaria entre los miembros de la realeza europea. Ciudadanos responsables de los países en los que aún sobrevive el sistema monárquico, intentan impedir que las mujeres portadoras del gen correspondiente se conviertan en la futura reina. Cualquier sociedad que se preocupe tanto acerca de aquellos individuos con una insuficiencia en la coagulación de la sangre, o que manifiestan cualquier patología grave y potencialmente mortal, se opondría manifiestamente si un hombre con estos síntomas fuese elegido para ocupar un cargo importante que implicase una gran responsabilidad hacia muchas otras personas. Este modelo de comportamiento debería aplicarse a muchas otras patologías, inclusive a las anomalías psicológicas heredadas.En entradas sucesivas veremos cómo Lobaczewski atribuye un papel ponerogénico (generador de mal social) a muchas de estas características.
Hoy en día se prohíbe a las personas daltónicas (que no pueden diferenciar el color rojo y el verde del gris) que ejerzan profesiones en las que esta anomalía podría provocar una tragedia. Sabemos que,[TS1] a menudo, estos casos también traen aparejada una disminución en la experiencia estética, en las emociones y en el sentimiento de unión con quienes son capaces de percibir los colores con normalidad. Por tanto, los psicólogos que trabajan en la industria son cautelosos a la hora de asignar a daltónicos tareas que presupongan un sentido autónomo de responsabilidad, ya que de éste depende la seguridad de los demás trabajadores.
Hace un tiempo atrás se descubrió que estas anomalías (la hemofilia y el daltonismo) se heredan a través de un gen localizado en el cromosoma X, y no resulta difícil rastrear su transmisión a través de las generaciones. Los genetistas han estudiado la herencia de muchas otras características del organismo humano, pero no se ha prestado demasiada atención a las anomalías que nos interesan en este trabajo. Muchas características de la personalidad humana tienen una base hereditaria en los genes ubicados en el mismo cromosoma X, si bien esto no constituye la regla. Algo similar podría aplicarse a la mayoría de las anomalías psicológicas que describiremos a continuación. [...]
La mayoría de los problemas son provocados por el cariotipo XYY, que produce hombres altos, fuertes y emocionalmente violentos, con una inclinación a chocarse con la ley. Estos han dado lugar a exámenes y discusiones, pero el papel que desempeñan dentro del nivel que aquí estudiamos [los procesos ponerogénicos] es también muy pequeño.
Mucho más numerosos son aquellos trastornos psicológicos que desempeñan un papel más importante como factores patológicos en los procesos ponerogénicos, y que se transmiten, es su mayoría, por herencia normal. Sin embargo, esta área particular de la genética se enfrenta con una gran cantidad de dificultades relacionadas con la biología y la psicología a la hora de reconocer estos fenómenos. Los científicos que estudian la psicopatología de estas personas carecen de criterios biológicos de aislamiento, mientras que los biólogos no poseen una diferenciación psicológica adecuada de dichos fenómenos que les permita estudiar el mecanismo hereditario y algunas otras propiedades."
Comentario:
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Reflexiones sobre Ponerología Política
Ponerología Política: Una ciencia de la naturaleza del mal ajustada a propósitos políticos (Parte 1)
Ponerología Política: Una ciencia de la naturaleza del mal ajustada a propósitos políticos (Parte 2)
Las asociaciones ponerogénicas y sus efectos en la sociedad
La ponerología política" de Andrzej Lobaczewski, está finalmente disponible en español. Como saben nuestros lectores, SOTT recomienda fervientemente su lectura. El estudio presentado en esta obra bien podría ser el MÁS importante que jamás haya leído.