RTjue, 17 sep 2015 22:19 UTC
El Gobierno de Obama está llevando a cabo "una guerra sin cuartel contra los presidentes de los países de América Latina cuya política no le gusta", sostiene el periodista y escritor Nil Nikandrov en un artículo publicado por el portal FondSK.
© REUTERS/Ueslei MarcelinoSe viven momentos críticos en Latinoamérica...
De acuerdo con el periodista, las embajadas de EE.UU. en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Brasil y Argentina están desplegando campañas para organizar la destitución de los dirigentes "indeseables".
Actualmente, prosigue Nikandrov, "la intensidad de los ataques contra Nicolás Maduro, Rafael Correa, Evo Morales, Daniel Ortega, Dilma Rousseff, Cristina Fernández va en constante aumento".
"
Washington cree que la caída de uno de ellos provocará un efecto dominó, y América Latina se librará completamente de los 'populistas'", explica el autor del
artículo.
Un golpe en Guatemala"En este contexto, la operación especial de la embajada de Estados Unidos para el derrocamiento del presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, puede parecer inesperada", ya que este siempre ha sido considerado "una criatura del Pentágono y el Departamento de Estado", afirma Nikandrov, quien opina que la forzada
dimisión de Pérez Molina había sido orquestrada por Washington.
El periodista explica que en un determinado momento Pérez Molina empezó a comportarse de una manera independiente, "haciendo caso omiso a las instrucciones directas de la embajada".
Para conseguir la destitución del presidente, Washington utilizó la excusa de la lucha contra la corrupción, asegura el autor añadiendo que, aunque formalmente la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (
CICIG) está patrocinada por la
ONU, en realidad la lidera el Departamento de Estado de EE.UU. y la
CIA.
"¿Pero para qué han eliminado los estadounidenses a Pérez?", se pregunta el analista, apuntando que la corrupción a gran escala en México es mucho más peligrosa para Washington.
La explicación más probable y la que iría en línea con la política exterior estadounidense del último cuarto de siglo,
es que lo hayan hecho para mostrar a América Central "quien manda", concluye el autor.
Comentario: Las conexiones del periodista y escritor ruso nos resultan particularmente lúcidas. No creemos que haya dudas respecto al cada vez más encarnizado intento de EE.UU. y sus socios occidentales de derrocar por los medios que sean a los movimientos populares que se han desarrollado durante la última década en el subcontinente.
Posiblemente estos gobiernos con rasgos populares han cometido errores; han tenido que lidiar con la corrupción ligada al poder político en el seno mismo de sus partidos, y han incluso manipulado en ocasiones la información en un torpe intento de defenderse de los continuos embates de EE.UU.; sería tonto negarlo... Pero aún en estas condiciones creemos que es necesario trascender una mera descripción de cada uno de estos hechos en forma aislada, al mismo tiempo que debemos intentar abandonar una lógica de blancos y negros e incorporar una infinita gama de grises que nos permitirá entender cada evento en su adecuado contexto.
No se debe perder de vista que si estos gobiernos son hoy en día el blanco de quienes han sido históricamente (y aún lo son en el presente) los tiranos planetarios y se han comportado como un imperio cruel y despiadado, por algo debe ser. Evidentemente algo de lo que hacen estos gobiernos les molesta o altera su agenda de dominación y control.
Comentario: Las conexiones del periodista y escritor ruso nos resultan particularmente lúcidas. No creemos que haya dudas respecto al cada vez más encarnizado intento de EE.UU. y sus socios occidentales de derrocar por los medios que sean a los movimientos populares que se han desarrollado durante la última década en el subcontinente.
Posiblemente estos gobiernos con rasgos populares han cometido errores; han tenido que lidiar con la corrupción ligada al poder político en el seno mismo de sus partidos, y han incluso manipulado en ocasiones la información en un torpe intento de defenderse de los continuos embates de EE.UU.; sería tonto negarlo... Pero aún en estas condiciones creemos que es necesario trascender una mera descripción de cada uno de estos hechos en forma aislada, al mismo tiempo que debemos intentar abandonar una lógica de blancos y negros e incorporar una infinita gama de grises que nos permitirá entender cada evento en su adecuado contexto.
No se debe perder de vista que si estos gobiernos son hoy en día el blanco de quienes han sido históricamente (y aún lo son en el presente) los tiranos planetarios y se han comportado como un imperio cruel y despiadado, por algo debe ser. Evidentemente algo de lo que hacen estos gobiernos les molesta o altera su agenda de dominación y control.