La catástrofe económica que vive Europa aumentará de forma exponencial. El motivo: el CETA, el tratado de libre comercio firmado entre la UE y Canadá. Consecuencias: el inminente cierre de cientos de pequeñas empresas, la pérdida de empleo de cientos de miles de personas, y altos cargos en las grandes corporaciones para los mentores del pacto.
CETA
© DesconocidoPolíticos y corporaciones cierran un acuerdo macabro
No han faltado a la cita quienes hablan de las muchas bondades del CETA, y hasta han tirado números sobre la mesa: tendrá un impacto de 12 mil millones de euros en la economía de Europa, y de 8 mil millones en la de Canadá. Aunque no especificaron quiénes serán los beneficiarios.


Comentario: Aquí hay que darles la razón a quienes promueven el CETA y hablan de sus bondades pues estríctamente hablando no mienten. El CETA traerá grandes ganacias, no hay duda... pero para las grandes corporaciones.


Envalentonado, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, se vistió de augur y dijo: "las pequeñas empresas, los consumidores, empezarán a sentir sus beneficios de inmediato, incluso antes de la ratificación de los 28 parlamentos europeos".


Comentario: Bueno, aquí es otro cantar, ahora si están mintiendo descaradamente. No hay forma de que desprotegiendo la economía y abriendo las fronteras para llevar adelante intercambios económicos si regulaciones ni gravámenes, beneficie a las pequeñas empresas. Los únicos beneficiarios son las grandes empresas que tienen costos operativos muchos más reducidos que los pequeños y por ende pueden comercializar sus productos a precios más bajos manteniendo excelentes rentabilidades.


Pero, ¿hasta qué punto es realista este augurio? ¿Quién será capaz de producir bienes y servicios a los menores precios para ser competitivos? ¿A costa de qué? Los pequeños empresarios ya comienzan a ver la plena oscuridad del túnel. ¿Son fundados sus temores? El economista catalán Josep Manel Busqueta afirma que esos temores son absolutamente fundados, y lo argumenta con evidencias prácticas. Cita el ejemplo del NAFTA, tratado de libre comercio entre EEUU, Canadá y México, en el que los resultados han sido devastadores. Lo que ocurre, es que quienes impulsan este tipo de tratados son las grandes corporaciones transnacionales, explica el economista.

"Lo que existe allí es una selección por arriba de los grandes inversores, y de los grandes agentes de comercio, de finanzas y de producción. Porque de hecho lo que estos acuerdos plantean es una legislación ad hoc donde los grandes inversores y corporaciones encuentren el terreno más propicio para generar sus inversiones".


Comentario: Para que quede más claro: los acuerdos buscan generar un marco legal a medida de las grandes corporaciones. Eso obviamente excluye al enorme universo de las pequeños y medianas empresas con sus millones de empleados que quedarán sin sus trabajos, y en consecuencia las familias de esos empleados que experimentarán privaciones y miseria.


Busqueta señala que "los grandes personajes que operan en las esferas elevadas de la política institucional y los intereses corporativos, forman parte de una simbiosis perfecta".

"Hoy a nadie se le escapa que entre los grandes cargos políticos, y los cargos referenciales de las grandes corporaciones, existe el mecanismo de las 'puertas giratorias'. Así, quien hoy en día puede ser presidente de la Comisión Europea, a la mañana siguiente cuando deja su cargo, puede ser un alto responsable de Goldman Sachs. Y en este sentido tenemos el caso de Manuel Durão Barroso como ejemplo último de esto. Pero se pueden encontrar a muchísimos más", indica el analista.

"Lo que existe es una connivencia clara de los intereses de las grandes corporaciones y de su penetración en las grandes esferas políticas, que sin ningún tipo de rubor y sin ningún tipo de vergüenza, hoy en día vemos cómo, a sueldos estratosféricos, una vez estas personas dejan sus cargos políticos, pasan a engrosar las filas de los Concejos de administración, o cualquier otro cargo importante dentro de esas industrias".

Josep Manel Busqueta concluye que "esta es una realidad que se perpetúa y se reproduce de una forma absolutamente indiscriminada en los distintos ámbitos de las administraciones, tanto estatales, como europeas".