Un grupo internacional de astrónomos afirma que el océano de Encélado posee todas las condiciones necesarias para el surgimiento de vida. Los científicos revelaron los procesos hidrotermales en las profundidades del mayor satélite de Saturno.
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© NASA
El océano bajo la superficie de la luna saturniana tiene el potencial de albergar la vida, gracias al núcleo poroso del cuerpo celeste, según comunica el artículo publicado en la revista Nature Astronomy.

El océano de Encélado fue descubierto en 2015, sin embargo, los científicos no sabían cómo el agua podía calentarse manteniéndose en un estado líquido: la profundidad relativamente baja del océano y la existencia de una gruesa capa de hielo indicaban que el agua debía congelarse. El problema causaba perplejidad en el mundo científico hasta hace poco.

Los datos obtenidos por la sonda espacial Cassini a mediados de septiembre permitieron resolver el misterio de la luna. Tras analizar la imagen del satélite durante el movimiento por la órbita, los científicos descubrieron que su núcleo se parecía a un 'queso suizo' debido a su forma caracterizada por la abundancia de agujeros.

Es decir, el núcleo de Encélado tiene muchas lagunas tras las cuales puede filtrarse el agua. Bajo la influencia de la gravedad de Saturno, el agua llega a calentarse y, reaccionando con las rocas dentro del núcleo, transmite su calor al océano subsuperficial.

El único problema que queda no resuelto se refiere a los géiseres situados en la luna que se encuentran solo en el polo sur de Encélado. Los astrónomos suponen que la ausencia de géiseres en el polo norte puede deberse al hecho de que la envoltura de hielo inicialmente podría tener una forma asimétrica: los del sur simplemente surgieron más rápidamente.

Según calculan los astrónomos, bastan 25 millones de años -un plazo relativamente corto- para que toda al agua existente en la luna "se bombee" a través del núcleo de Encélado. Esto permite suponer que el océano existe desde los tiempos de la formación del mismo satélite.

Los científicos opinan que un largo período de existencia del agua bajo la superficie de la luna, junto con su capacidad de calentarse, aumenta la probabilidad de la aparición de vida en el océano, a condición de que allí existan los 'ingredientes' necesarios.