A las 23:05 (hora local peninsular) del 1 de abril, esta brillante bola de fuego cruzó el cielo nocturno. Pudo ser vista desde prácticamente toda la Península Ibérica debido a su gran luminosidad (similar a la de la Luna llena).
fireball
Este bólido se produjo al entrar en la atmósfera terrestre a gran velocidad una roca procedente de un asteroide. Fue grabado por los detectores que la Red de Bólidos y Meteoros del Suroeste de Europa (Red SWEMN) opera en los observatorios de La Hita (Toledo), Calar Alto (Almería), La Sagra (Granada), Madrid y Sevilla.


Estos detectores trabajan en el marco del Proyecto SMART, que se coordina desde el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) con el objetivo de monitorizar continuamente el cielo para registrar y estudiar el impacto contra la atmósfera terrestre de rocas procedentes de distintos objetos del Sistema Solar.

Este fenómeno ha sido analizado por el investigador responsable del Proyecto SMART, el astrofísico José María Madiedo del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC).

Este análisis ha permitido determinar que la roca que originó esta bola de fuego entró en la atmósfera a unos 72 mil kilómetros por hora sobre la zona oeste de la provincia de Toledo. Debido a esta elevada velocidad, el brusco rozamiento con el aire hizo que la roca se volviese incandescente cuando se encontraba a una altura de unos 92 km. Esta incandescencia fue la que generó la brillante bola de fuego, que por su gran luminosidad pudo verse desde más de 500 kilómetros de distancia. El bólido avanzó en dirección noroeste y se extinguió cuando se encontraba a una altitud de unos 43 kilómetros sobre la localidad toledana de Oropesa. La bola de fuego recorrió una distancia total de unos 64 kilómetros en la atmósfera.